Silvia Lloris, de destacar jugando contra chicos en El Palmar a ser campeona de Europa y del mundo

MURCIA. El deporte murciano y en este caso el fútbol representado por la joven jugadora Silvia Lloris Nicolás, sigue triunfando internacionalmente y esta chica de apenas 18 años cumplidos el 15 de mayo y natural de El Palmar, donde comenzó jugando y destacando contra chicos, ha triunfado en el Mundial sub-20, en el que se ha proclamado campeona con la selección española de la categoría siendo titular con el combinado dirigido por Pedro López en un torneo rematado con la victoria por 3-1 ante Japón en la final.

El campeonato celebrado en Costa Rica ha dejado el primer título sub-20 femenino para España, que se ha resarcido de la derrota encajada hace cuatro años en la cita de Francia 2018 y precisamente perdiendo por 3-1 contra las japonesas.

Esta vez los goles de Inma Gabarro, máxima anotadora del torneo -la sevillista ha conseguido ocho tantos en seis encuentros-, en el minuto 12; y Salma Paralluelo, en el 22 y el 27, éste de penalti, proporcionaron un triunfo histórico contra un rival que acortó distancias en el minuto 47 por mediación de Suzu Amano.

La final al completo la disputó Silvia Lloris, fija para López en el eje de la defensa durante el torneo. La jugadora del Levante Unión Deportiva, con el que debutó en la Primera División Iberdrola a la edad de 16 años, completa un verano soñado, pues ya participó del título europeo sub-19 logrado el pasado mes de julio en la República Checa, entonces venciendo por 2-1 a Noruega en la final.

Lloris llegó a Valencia hace dos veranos procedente de El Palmar Club de Fútbol, el equipo de su pueblo -por cierto el mismo que el del tenista Carlos Alcaraz Garfia- y allí, en esa pedanía murciana, empezó a forjar su por ahora muy exitosa carrera. Lo hizo rodeada de chavales y en ese contexto destacó en la categoría cadete masculina y su progresión no para. Internacional con España desde la sub-16 y hasta la sub-20 es una de las más firmes promesas del fútbol femenino nacional y su ambición no parece tener límite.