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OPINIÓN

Sin dramas, por favor

22/09/2019 - 

Van cayendo como fichas de dominó. Marcelino dobló y, a partir de ese momento, la cascada de fichas se ha disparado. Desde el doctor Maestro hasta Pablo Longoria, que recientemente ha puesto punto final a su etapa en el club. A mi, el responsable del área deportiva me parece un buen profesional. El trabajo de Longoria se centró en la captación de jóvenes promesas para que se revaloricen y exploten en Mestalla. Esa labor de scouting es fundamental en un club como el Valencia CF, que en materia de fichajes no puede competir con la aristocracia futbolística europea. Longoria ha traído con una mínima inversión a jugadores como Manu Vallejo, Jorge Sáenz, Racic, Koba, Musah o Blázquez, que están llamados a ser importantes en un futuro no muy lejano. Me importa bien poco que Longoria comenzara su andadura en esto del fútbol con Eugenio Botas, representante de cabecera de Marcelino, y que sobre él pudiera recaer la sombra de cualquier sospecha. ¿Era un técnico válido para el club?. Esa es la cuestión. En mi opinión, ha habido otros directores deportivos más capacitados que él. Así que, no hagamos un drama de su salida, por favor. Que tampoco ha descubierto la penicilina.

Pablo Longoria había puesto la lupa en el mercado europeo. En las ligas menos trilladas del continente. Y manejaba un listado de nombres que no tenía nada que envidiar a la guía telefónica de Nueva York. Sin embargo, y por poner algún pero, a mi me da la sensación de que miraba más lejos que cerca. Los árboles no le dejaban ver el bosque. Y es que a la Academia de Paterna ya no llegan jugadores del Castellón, Hércules o Elche. Hace años, el Valencia CF era la punta del iceberg de los equipos de la Comunitat Valenciana. Cualquier futbolista que destacara en Segunda, Segunda B o Tercera, acababa jugando en el Mestalla. Esa era la ilusión de muchos chavales, se llamara Mendieta o Curro Montoya. Ahora, el crecimiento exponencial del Villarreal y del Levante UD, han generado una brutal competencia a nivel de cantera. No hay más que ver los resultados de las ligas juveniles para ello.

La salida de Alemany y Longoria obliga a un cambio de planes en cuanto a la dirección deportiva de la entidad. El rumbo era el correcto. El club había reverdecido viejos laureles con la consecución del cetro copero. Pero la brújula de Lim se mueve más que la silla del barbero. Nadie tiene muy claro hacia que lugar apuntará la flecha. Nombres, candidatos, apuestas y quinielas ya se escuchan por los mentideros de Mestalla. De los que ya han sonado, como el de Luis Fernández, confieso que ninguno me tranquiliza. Creo que, tal y como están las cosas, es necesario fichar a un director deportivo que ya haya ejercido esa labor en Mestalla. Que conozca de primera mano el club y su entorno. Que haya estado en las duras. Que firmara futbolistas que marcaron época. Que lograra títulos en su etapa de jugador y luego fuera el arquitecto del mejor Valencia CF de la historia. Pongan ustedes el nombre.

CELADES, EL HOMBRE TRANQUILO. - Esa callada quietud de Albert Celades era lo que el Valencia CF necesitaba en un momento de crisis interna. De convulsión. Celades sabía a lo que se exponía a su llegada al Valencia CF y ha manejado con criterio el entorno. Se fue injusto con él, diría que hasta desagradable hacia su persona en una rueda de prensa, pero el nuevo inquilino del banquillo de Mestalla no apagó el fuego con gasolina. Siguió sin alzar la voz. Celades habla en el vestuario. Ahí, sus primeras decisiones con respecto a la plantilla han sido acertadas. El entrenador ha ido gestionando con brillantez a un grupo desconcertado. Además, el técnico ha sido justo con los futbolistas. Es titular quien lo merece. Se llame Guedes, Correia o Ferran Torres. Así, se los ha ganado. 

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