El técnico portugués vive sus peores horas al frente del Valencia, sin el apoyo del vestuario, con la gran parte de la afición en contra y con unos resultados que dejan mucho que desear, su continuidad al frente del club se antoja muy complicada
VALENCIA. Inaguantable. Insostenible. Así es la situación de Nuno en el Valencia CF. Ahora mismo es complicado aventurar cuanto tiempo resistirá en el banquillo del club de Mestalla. Eso sí, este próximo sábado en Balaídos puede ser su último encuentro como máximo responsable si vuelve a darse un resultado negativo.
Más allá del resultado en Vigo, el técnico sabe que sus días en Valencia como técnico del equipo blanquinegro se agotan. A día de hoy sólo se mantiene en el club por la confianza que le ha otorgado el máximo accionista Peter Lim. Sin embargo, ese es hoy su único apoyo en el club. Un apoyo que evidentemente ha mermado por los malísimos resultados de este inicio de temporada y todavía más por la pobre imagen mostrada en muchos de los encuentros.
El técnico portugués se ha quedado prácticamente solo. El vestuario lo ha perdido. Una gran mayoría de los futbolistas han dejado de creer en el entrenador y no se sienten identificados con él. Los muchos cambios realizados durante los meses que van de temporada, tanto de jugadores como de sistemas han provocado que el rendimiento de todos los jugadores sea mucho más bajo del que mostraron la pasada campaña. Ahora mismo el equipo se puede decir que está desquiciado y que no entiende casi ninguna de las decisiones del entrenador, además de no compartir algunas de las declaraciones ni como el técnico ha apartado del grupo al delantero Álvaro Negredo.
Ese enfrentamiento con Negredo, al que ha dejado fuera de las últimas cinco convocatorias, le ha supuesto al técnico una fractura importante dentro del vestuario. Son muchos los que no entienden lo que ha hecho con el delantero, y mucho menos la manera de señalar públicamente al vallecano justo después de que su equipo hiciera el ridículo en Gante.
Tener al vestuario lejos de él, por no decir totalmente de espaldas, es lo más grave que le puede pasar a un técnico. Sin embargo, Nuno tiene otra piedra muy pesada en su mochila. La grada de Mestalla no le quiere. Y esa si que parece una relación totalmente rota. La gran pitada del sábado pasado después de ganarle al Levante dejó muy tocado al entrenador, el cual no entendía tantos pitos después de ganar.
El entorno valencianista le ha girado la cara Nuno. La apuesta de Lim por el luso salió bien la primera temporada pero ahora está al borde del abismo. El vestuario está fracturadísimo y no cree en el entrenador, la grada no quiere al técnico y en el club empiezan a asumir que la etapa de Nuno llega a su fin. Las próximos días serán movidos en las oficinas valencianistas, en Valencia y también en Singapur.