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VALÈNCIA. Stephen Curry convirtió la noche del martes en una fiesta. La fiesta del triple. El jugador de los Golden State Warriors batió el récord de Ray Allen de 2.973 triples y ya es el máximo anotador de tres puntos de la historia de la NBA. A la fiesta, que encima se produjo en el Madison Square Garden, probablemente el pabellón más mítico del mundo, no faltaron ni Allen ni el fino Reggie Miller -el hombre al que Allen había destronado en 2011- ni sus padres: Dell, a quien Steph entregó el balón del récord, y Sonya.
Dicen que Curry ha transformado el baloncesto, que con sus triples ha variado la forma de jugar a este deporte. Así lo creen millones de fans y así lo piensa su entrenador, Steve Kerr: “Curry es el tipo que cambió la forma en que se juega al baloncesto, la forma en que los jóvenes jugadores piensan sobre el juego, la forma en que siente toda la liga sobre el tiro”. Y sí, eso lo hizo con sus lanzamientos prodigiosos, mostrando un abanico inabarcable: tirando de más cerca, de más lejos, sorprendentemente lejos, tras bote, tras pase, tras dribling, con step-back… Él sabe tirar de todas las maneras posibles y de todas hace un arte.
Una prueba de cómo ha cambiado el baloncesto es que Ray Allen necesitó 1.300 partidos para acercarse a los tres mil triples, mientras que Curry llegó a la cumbre en 789 encuentros, 511 menos que su predecesor. El nuevo rey de triple, además, tiene una efectividad tremenda, del 43%, mientras que Allen se quedó en un 40% y Reggie Miller, en un 39,5%.
Con 33 años, se hace difícil adivinar hasta dónde elevará Curry el récord. Quizá hasta cuatro mil triples. Él tiene claro un destino: “Espero poder elevarlo hasta un punto que sea intocable”. Lo que no sabe el tirador es que ya hay miles de niños en todos los rincones de Estados Unidos y del mundo lanzando a canasta como posesos y que algún día uno de ellos o de la siguiente generación será capaz de tocar ese récord…
Cuando Curry llegó a la NBA en 2009, los equipos promediaban 18 lanzamientos por partido. Ahora, doce años después, la media se ha elevado hasta los 35,4 por partido, prácticamente el doble. Al principio de su carrera solo había cuatro jugadores que se tiraban seis o más triples por partido y ahora, esta temporada, el número de atrevidos lanzadores exteriores ha crecido hasta los 54.
La NBA, el baloncesto moderno, está llena de bombarderos. Y hay pocos que describan lo que es ver a Curry en ataque como Bruce Fraser, uno de los ayudantes de Golden State Warriors. “Es como una lluvia de meteoritos. Es una tormenta en el cielo. Y eso es algo que no me lo ha hecho sentir nadie más”, le explicó Fraser al ‘New York Times’.
Y así es como un liliputiense como Curry ha logrado ganar tres anillos ante una bestia como LeBron James o brillar ante portentos físicos como Antetokounmpo, haciendo del tiro de tres un arma imparable. Y por eso, cada día, cuando acaba el entrenamiento, Curry lanza cien veces de tres puntos. No suele irse con menos de 90 aciertos.
La fiesta del triple, casualmente, llegó en una semana en la que me he enganchado a una serie de baloncesto llamada ‘Swagger’. Más allá del hilo argumental, me tiene atrapado lo bien que juegan al baloncesto los actores. Y ya imagino que no serán unas estrellas, pero el estilo botando o tirando lo tienen y eso hace que resulte mucho más creíble.
El baloncesto tiene una filmografía nada desdeñable, como se ha encargado de demostrar Ricardo Gorgues, un entrenador valenciano que ha publicado un libro titulado ‘Baloncesto y cine con niños’ (NPQ Editores), donde recopila y desgrana casi treinta películas dedicadas a la bola naranja.
Gorgues, que llegó a estar de ayudante en un equipo de LEB Plata y que trabajó también en la cantera del Valencia Basket, lleva 26 años dedicado al baloncesto y ya hace tiempo que quería escribir algo sobre su deporte. Y fue salir del confinamiento y ponerse con este ensayo donde coge cada película y la aborda desde diferentes frentes: hilo argumental, gazapos, errores de traducción, jugadores que hacen cameos… Y al final califica cada película en base a dos parámetros, uno estrictamente cinematográfico, y otro que se centra en la calidad de las escenas de baloncesto.
El entrenador y escritor recomienda empezar por ‘Hoosiers’, que es su película favorita de basket, y seguir en función de nuestros gustos, que nos pueden llevar por ‘The Way Back’, ‘Space Jam’, ‘The Pistol’, ‘Hurricane Season’ o ‘Campeones’. Aunque casi todas las cintas son de la época en la que el baloncesto necesitaba de un buen ‘center’ para ser dominante. Nadie podía imaginar que un día llegaría un chico llamado Steph Curry que convertiría el baloncesto en un deporte diferente.