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la Medicina que viene

Supermédicos superespecializados

La medicina se está aliando con la tecnología para hacer frente a las nuevas enfermedades y aumentar su eficacia. No solo eso,  hace frente también a una demanda social: Los pacientes requieren de médicos altamente cualificados y especializados

| 06/09/2019 | 17 min, 53 seg

VALÈNCIA.- El futuro de la medicina es la superespecialización. Un nuevo término imprescindible si se quiere conocer la vanguardia del mundo sanitario. El sector privado es, una vez más, el que marca el camino a universidades, sector público y pacientes. Es el camino del progreso, la tecnología y los avances científicos y docentes. Una senda que ha convertido a la Comunitat Valenciana en referente mundial en el ámbito de la sanidad privada. Ya no vale con ser un buen ginecólogo, la clínica odontológica con más generaciones dedicadas a cuidar dentaduras o el dermatólogo más prestigioso. Tampoco es suficiente ser un buen hospital o el más cercano. No. Ahora el éxito se alcanza por ser el mejor en un aspecto concreto. Ya no deben pedir cita para ir al médico, ni siquiera preguntar por el especialista. Hay que buscar al superespecialista.

Plaza ha reunido a cuatro abanderados del éxito de la medicina privada, que lo han tenido muy claro desde el principio. Sabían que para lograr abrirse camino y llegar a la cima debían ser únicos en su especie. El profesor José Remohí, cofundador en 1990 del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), relata cómo fueron sus inicios: «Tras terminar Medicina en la Facultad de València y hacer la especialidad de Obstetricia y Ginecología, no encontraba trabajo. Como no tenía futuro aquí viajé a EEUU. Fue una huida hacia delante». Allí realizó la subespecialidad de Endocrinología Obstétrica Reproductiva en la Universidad de Irvine (California) y aprendió el modelo americano que combina investigación, docencia y excelencia médica. «Al volver a València aposté por una medicina privada de calidad y no solo una prolongación de la medicina pública donde sacarme un sobresueldo. Hemos demostrado que la buena medicina se puede hacer desde el sector privado, que suele tener menos trabas que el público. Ese es el verdadero cambio, la creación de un nuevo modelo que rompe fronteras», explica. 

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Con esas premisas, el profesor Remohí se convirtió en profeta en su tierra y pionero de muchos avances en su campo. Ahora es padre de familia numerosa. Gracias a él han nacido más de 160.000 niños. Y suma y sigue: cada día nacen treinta niños en el mundo gracias al IVI, primera institución española especializada íntegramente en la Reproducción Humana Asistida y el mayor grupo del mundo con sesenta y cinco clínicas en trece países tras su fusión con RMANJ. El también catedrático de Obstetricia y Ginecología asegura que en el área de la reproducción asistida, la sanidad valenciana es el centro mundial de la medicina. «Aquí se han desarrollado los tratamientos más innovadores, se ha tirado del resto del mundo y en las universidades más prestigiosas se comentan nuestros casos. En cualquier congreso importante del mundo cuentan siempre con un ponente del IVI». 

José Remohí apostó hace más de diez años por la vitrificación de óvulos, considerada como la segunda revolución social después de la píldora anticonceptiva. En ese momento nadie creía que funcionara pero en el IVI se hicieron superespecialistas y hoy en día miles de mujeres recurren a ella, ya sea por motivos sociales o médicos. La vitrificación permite detener el reloj biológico al criopreservar los óvulos antes de que decline la calidad genética de los mismos. Mujeres que quieren o deben posponer su maternidad porque se van a someter a un tratamiento oncológico o no tienen estabilidad económica o sentimental pueden mantener su fertilidad. «Es una técnica muy sencilla y en unos años le recomendaré a mi hija que se la realice». El profesor explica que para llegar a ser los mejores no se pueden abarcar todas las áreas de una especialidad: «Para innovar hay que investigar y hace falta mucho dinero. No puedo ser un buen obstetra y un buen oncólogo. Por eso, aposté por un nicho muy específico, la reproducción, en el que somos líderes».

Un trono del que es muy difícil que les desbanquen porque no se conforman con ser los mejores. Si se paran, otros les arrebatarán la corona. Aún hay muchas líneas de investigación por desarrollar en su campo, para superespecializarse. El catedrático de Ginecología señala que los humanos somos reproductivamente muy débiles comparados con otros mamíferos. «Una pareja con una edad de veinte años que mantiene relaciones el día de la ovulación tiene solo un 30% de probabilidades de quedarse embarazada. Es la única área de la medicina que trata a dos personas sanas a la vez y el motivo por el que no se produzca un embarazo puede ser por factores femeninos, masculinos o mixtos. Hay tantas líneas de investigación como trabas que supongan una infertilidad o esterilidad. El futuro es la prevención gracias a los avances genéticos que permitan cortar cualquier cadena hereditaria de enfermedades que impidan un embarazo o un bebé sano. El diagnóstico genético previo es el presente y el futuro en el que están trabajando en el IVI, cuya facturación en 2018 ascendió a 281 millones de euros. Remohí, quien afirma que jamás colgará la bata pese a los resultados empresariales, sentencia que la sanidad privada en la Comunitat Valenciana tiene el éxito asegurado.

José Remohí: «Hemos demostrado que la buena medicina se puede hacer desde el sector privado, que suele tener menos trabas que el público»

 Una opinión totalmente compartida por su compañero y amigo José María Ricart, dermatólogo y director del Instituto Médico Ricart, fundado en 2003 y que en la actualidad cuenta con cuatro clínicas y diez unidades médicas. Ocho mil pacientes al mes le confían su piel. Precisamente, la superespecialización en la forma de tratar el órgano más grande del cuerpo es lo que ha puesto a Ricart en el mapa mundial de la dermatología. Parafraseando a Cicerón, su máxima es: «La piel es el espejo donde se refleja la salud de todo el organismo. El cuerpo humano es una maquinaria perfecta y cuando algo pasa en nuestro interior la piel lo exterioriza. Es un indicador de salud, no solo de belleza».

Un ejemplo: muchos atribuyen determinadas manchas a un cáncer de piel. Pero pueden ser debidas a otro tipo de cáncer como el de páncreas o hígado. Ricart, mientras trabajaba en sus inicios en la sanidad pública, se dio cuenta de que no se puede abordar la dermatología como un elemento aislado, como se estaba haciendo hasta el momento. Quería desterrar la medicina del pasado y decidió dar el salto al sector privado y crear una unidad de dermatología multidisciplinar, algo totalmente innovador hace veinte años. Incorporó a su equipo endocrinos, tricólogos, oncólogos, cirujanos plásticos y otros especialistas con el objetivo de abordar al paciente desde un prisma de 360 grados.


Hacia la medicina predictiva 

El Instituto Médico Ricart ha realizado una gran inversión para superespecializarse en medicina predictiva basada en estudios genéticos con los que se puede averiguar qué enfermedades puede desarrollar una persona: «Tratar al sano para evitar que enferme. Gracias a los avances tecnológicos, en un futuro muy cercano seremos capaces de parar el proceso de envejecimiento y, por tanto, la enfermedad. La prueba de que esto es posible es que ya existe en la propia naturaleza. Algunas células son inmortales. Las células madres poseen cualidades de reproducirse indefinidamente, al igual que las células cancerígenas. Y lo mismo ocurre con organismos como las hyras o algunas especies de medusas que, si no se les mata, nunca morirían». Ricart aplica las líneas de investigación genética a tratamientos antiaging o contra la caída del cabello. 

La institución ha desarrollado una fórmula compuesta por un cóctel de vitaminas y fármacos que estimulan la regeneración tisular y el crecimiento del folículo piloso y que se inyecta en la dermis capilar mediante pequeñas infiltraciones que no requieren anestesia. Esta mesoterapia se combina también con las infiltraciones de plasma rico en plaquetas extraído de la propia sangre del paciente. La mayoría de personas que acuden a sus clínicas con problemas de alopecia regeneran su cabello sin tener que recurrir a un trasplante capilar.

José María Ricart: «Gracias a los avances tecnológicos, en un futuro muy cercano seremos capaces de parar el proceso de envejecimiento y, por tanto, la enfermedad»

Pero uno de los casos más curiosos y sorprendentes es la importancia que tiene la microbiota, la flora intestinal, en nuestra salud. En el departamento de Investigación y Desarrollo del Instituto Médico Ricart se estudia el papel que representan las bacterias en el envejecimiento y en las enfermedades inflamatorias del organismo de tipo autoinmune, como artritis reumatoide, o problemas dermatológicos como el acné, la psoriasis o la rosácea. Un cambio en la dieta acompañado de tratamientos prebióticos y probióticos personalizados consigue que se modifiquen las bacterias que viven en el intestino y de esta forma se mejore la piel y las articulaciones».

El también profesor de Dermatología en la Facultad de Medicina de València augura un futuro prometedor a la sanidad privada valenciana. Eso sí, «debemos estar al día, aprender de los demás. El flujo de la información es enorme. Los americanos piensan mucho pero los chinos son muchísimos y lo que no se nos ocurra a nosotros se les ocurrirá a ellos. La subsistencia radica en la diferenciación en procedimientos, técnicas y también en los profesionales». Ricart reconoce que el mismo médico no trabaja igual en la sanidad pública que en la privada y que no todas las especialidades permiten una superespecialización.

Principal objetivo, la calidad

La odontología es, quizá, el sector que más experiencia tiene en el ámbito privado en España por la débil cobertura pública en la salud bucodental. Si se quiere una dentadura en buen estado no hay más remedio que echar mano de la cartera. Incluso un buen seguro privado solo aporta un pequeño porcentaje del coste de los tratamientos dentales. Hace unos años había tantos pacientes y tan pocos odontólogos que no había tiempo ni de formarse. Enseguida se encontraba trabajo. Pero hoy en día la situación ha cambiado. La competencia en este sector es leonina y no se duda en captar clientes, que no es lo mismo que pacientes, usando un marketing agresivo donde se prima el precio en lugar de la calidad. El sector dental se ha convertido en una especie de refugio para todos aquellos con ganas de obtener beneficios en poco tiempo. Muchas de estas clínicas desaparecen de un día para otro dejando a los pacientes con tratamientos sin terminar o con reclamaciones por mala praxis.

Frente a esta forma de hacer negocio, se encuentran profesionales cuyo principal objetivo es la calidad. No quieren captar clientes sino curar a personas: «Al paciente no solo hay que atenderlo, sino entenderlo», señala el doctor Alberto Vericat, odontólogo y cirujano oral con más de veinte años de experiencia. Frente a una publicidad engañosa y una guerra de precios su apuesta es la innovación y la superespecialización. Quizá sea uno de los ejemplos más claros de ello. Vericat solo hace implantes y, además, en un mismo día. Es pionero desde 2002 en el uso habitual de carga inmediata que consiste en extraer los dientes dañados, irrecuperables y sustituirlos en un tiempo récord y con garantía para toda la vida. El doctor Alberto Vericat expone un caso que explica a la perfección en qué consiste este método: «Recientemente llegó a la clínica de València una señora que venía expresamente de Almería a realizarse el tratamiento. Por la mañana le extrajimos sus dientes en mal estado, durante todo el día trabajamos con ella para colocarle los implantes y, sobre ellos, los dientes fijos. Todo en unas horas. Por la noche le reservamos mesa en una marisquería». Otra de sus ventajas es que te puedes incorporar a la vida social y laboral de inmediato, puesto que se recupera la estética y la función masticatoria a las pocas horas.

Es el único cirujano de la Comunitat Valenciana y de los pocos en España y en el mundo que alcanza esta superespecialización. Solo hace eso, pero es de los mejores haciéndolo. Los pacientes acuden a su consulta buscando ese plus que los demás no tienen. El boca a boca, nunca mejor dicho, es fundamental para destacar en este sector. En los últimos años más de doscientos odontólogos le derivan los casos más complicados porque no disponen de las técnicas para tratar a pacientes con, por ejemplo, atrofia maxilar severa que carecen de suficiente hueso para realizar un implante de la forma convencional.

Alberto Vericat: «Al paciente no solo hay que atenderlo, sino entenderlo»

 Esta superescialización está presente en las seis clínicas que llevan su firma y que están conducidas por un equipo de cirujanos orales formados por él personalmente y en comunicación constante que aplican las pautas que le han definido durante estos veinte años. «Creo que hoy en día España es un punto de referencia en cirugía implantológica. De hecho, acuden compañeros de América y del resto de Europa para formarse en nuestras clínicas. Hay un altísimo nivel debido a que cada vez somos más profesionales en permanente formación, que es el auténtico motor para avanzar», subraya el fundador de Vericat Implantología Inmediata, quien insiste en la importancia de tratar al paciente como persona y no como cliente: «Le debemos escuchar muchísimo, saber cuál es su problema, sus preocupaciones y necesidades». Cambiar la boca a una persona le puede cambiar la vida y hacerle sonreír de nuevo.

El doctor Vericat augura un excelente futuro a la sanidad privada valenciana: «El clima y la apuesta por la superespecialización propician que la Comunitat se convierta en destino predilecto para realizarse tratamientos y experiencias que no se ofrecen en otros lugares».


Precisamente, esta idiosincrasia valenciana es lo que atrae a grandes grupos de inversión, el último de ellos, IMED hospitales. Tras crear centros en Benidorm, Elche, Torrevieja y Teulada, en 2017 desembarca en València, su buque insignia, y en 2019 inaugura otro hospital en Gandia y un centro de diagnóstico por imagen de alta tecnología en Alicante. No les debe ir nada mal cuando en unos meses abrirán un centro de radioterapia en Murcia y tienen intención de continuar su expansión. IMED Hospitales se ha superespecializado en una organización que ofrece a los residentes nacionales y extranjeros así como al turista sanitario todos los servicios de la pública pero desde una óptica privada y con el plus de ofrecer innovación, tecnología y una atención personalizada en todos los idiomas. El paciente es el centro alrededor del cual giran todas las subespecialidades de los hospitales que llevan su firma, más similares a hoteles de cinco estrellas que a edificios sanitarios.

Miguel Peris: «Es muy importante que el paciente se sienta apoyado, informado y seguro de que está en buenas manos»

IMED es un engranaje de subespecialidades coordinadas por el doctor Miguel Peris, jefe del departamento de Medicina Interna del Hospital IMED Valencia. Como él mismo se define, es el ‘House’ valenciano, el director internista de una gran orquesta con excelentes músicos pero que hay que ensamblar para que el paciente obtenga los mejores resultados sin listas de espera y sin salir del hospital. En un mismo día, el especialista recibe al paciente, le realiza las pruebas necesarias y, si es posible, se va con el diagnóstico y el tratamiento personalizado a su casa. «Es muy importante que el paciente se sienta apoyado, informado y seguro de que está en buenas manos desde el mismo momento que entra por la puerta del hospital. En muchas ocasiones, ahí radica la diferencia entre el éxito y el fracaso». 

Consultor en proyectos internacionales sobre organización sanitaria, el doctor Peris resalta otro elemento diferenciador de la sanidad valenciana. «Ha desarrollado toda una serie de iniciativas en estos últimos años que, más allá de otros debates, ha propiciado que esté en el punto de mira internacional. Una de ellas es la enorme adaptabilidad para adecuarse a una población flotante muy numerosa. La organización sanitaria se adecúa camaleónicamente a ese crisol de culturas, idiomas y costumbres».

El también profesor universitario opina que España es una sociedad compleja que aún debe establecer su modelo de salud, que es muy bueno en algunos aspectos, pero debe redefinirse en otros: «En la sanidad pública se hacía todo y la privada solo era un complemento para patologías muy concretas. La gente aún piensa que para los problemas importantes se debe acudir a los hospitales públicos. Pero esto ha cambiado. En el sector privado somos punteros en muchas áreas gracias a la inversión y a la superespecialización». El doctor Peris solo tiene miedo a que en el futuro caigamos en la autocomplacencia, no nos fijemos en los avances de nuestro entorno y se pierda el impulso a la formación y a la innovación constante. Es decir, morir de éxito. Algo que, de momento, parece que no está en el horizonte de los cuatro profesionales de nuestro reportaje, abanderados del auge de la sanidad privada y pioneros en las técnicas más novedosas.

Las cifras avalan las opiniones de los cuatros superespecialistas. El gasto de la sanidad privada en la Comunitat Valenciana representa el 29% del total, dispone del 41% de los hospitales y realiza el 22,9% de las intervenciones quirúrgicas, según datos del estudio elaborado por el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS), que engloba a la gran mayoría de compañías aseguradoras del sector. También cuenta con el 54% de los PET (tomografía por emisión de positrones) y el 48% de los equipamientos de resonancia magnética. Más de 739.000 personas tienen un seguro privado en la Comunitat, con un incremento anual del 2,2% en el número de asegurados. Unos datos que no se redujeron ni en tiempos de crisis.

El doctor Manuel Vilches, director general de IDIS y responsable del estudio, comenta a Plaza que estas cifras obedecen a que se ofrece lo mejor al mejor precio. «Se ha dado un fenómeno de crecimiento importante gracias a la innovación, la docencia y la tecnología. Y algo fundamental: tiene un precio muy bajo en comparación con el resto de países europeos debido a la gran competencia y el elevado número de asegurados. La gente aspira a tener un seguro de salud y es uno de los reclamos más golosos de las ofertas de trabajo».

La suma del gasto de conciertos y de pólizas médicas en España asciende al 3,3% del PIB, lo que supone más de 36.308 millones de euros. Además, el ahorro generado por el seguro privado se sitúa entre 546 y 1.224 euros al año por persona, dependiendo de si se realiza un uso exclusivo o mixto de la sanidad pública y privada. El turismo de salud también arroja números sorprendentes. Se estima que en 2020 la facturación de los pacientes extranjeros alcanzará los 1.000 millones de euros. Y estos datos no incluyen a las personas que acuden a la sanidad privada sin una póliza de por medio. «El aumento de la esperanza de vida también genera un incremento de pacientes crónicos pluripatológicos que contribuye al aumento de la superespecialización, con mejores resultados y garantías», añade Vilches, quien apuesta por la colaboración entre la pública y la privada y cree indispensable que la ideología y la política se mantengan al margen. 

Lo que está claro es que el paciente cada vez es más selectivo y, en última instancia, quien elige en qué manos deposita su salud. Y elige al mejor, consiguiendo así que la sanidad avance. El paciente siempre tiene la razón. Es el verdadero superespecialista. 

* Este artículo se publicó originalmente en el número 58 la revista Plaza

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