VALÈNCIA. El 20 de abril de 1986 jugó Ángel Castellanos su último partido con el Valencia CF, uno de esos jugadores de Club que con su trabajo, honradez y profesionalidad fue una pieza importante y que marcó una época en la que el equipo de Mestalla conquistó la Copa del Rey, Recopa y Supercopa de Europa. Su labor oscura quizá no llegó a conectar como merecía su fútbol con la grada de Mestalla, pero en sus diez temporadas como blanquinegro fue titular con todos los entrenadores que apostaron por este centrocampista táctico, un todoterreno, un ‘todocampista’ que recuperaba un sinfín de balones y que era muy solidario con sus compañeros a la hora de realizar las coberturas. Todo un ejemplo de competitividad y compromiso.
Aterrizó en el Valencia CF en el verano de 1976 de la mano de Pasieguito y se consagró definitivamente en el eje del centro del campo blanquinegro tras cambiar de posición varias veces a lo largo de su carrera. Llegó como central y, después, triunfó como pivote defensivo. Cuando el equipo atacaba todos estaban tranquilos, porque el muro de Castellanos era su perfecto guardaespaldas. Y si no que se lo pregunten a Saura, Subirats, Solsona y al gran Mario Alberto Kempes, quienes se marchaban hacia al área rival sin mirar atrás conscientes de que un escudero con barba cerraba con candado la parcela del centro del campo valencianista.
Su progresión fue constante y, tras despuntar en el Granada, llegó a Mestalla a mediados de los años 70 para quedarse durante diez temporadas en el Valencia CF y en las que jugó casi 500 partidos entre oficiales y amistosos. Era un jugador imprescindible en el once inicial, ya que podía ocupar cualquier posición sobre el césped. En más de una ocasión Castellanos llegó a comentar que menos de portero había jugado en todas las demarcaciones. Este histórico 20 de abril de 1986, en el que los blanquinegros disputaron en Mestalla un partido correspondiente a la jornada 34ª de Liga ante el Cádiz (1-0), fue la última vez que nuestro protagonista se puso la elástica del murciélago en una temporada de triste recuerdo, ya que el Valencia CF de su corazón descendió a Segunda.