VALÈNCIA. El Ayuntamiento de València quiere convertir el polígono de Vara de Quart en un distrito innovador. Un trabajo que se antoja duradero y que se hará de manera minuciosa para consumar la transición de un área industrial a otra donde se combinen usos terciarios para empresas centradas en el desarrollo tecnológico y la innovación, junto a otros suelos residenciales, zonas verdes y dotaciones. Es el plan que presentó este martes la vicealcaldesa y edil de Urbanismo, Sandra Gómez, quien insistió en que es ahora cuando se inicia el proceso y que todavía no hay nada cerrado.
Para poner en marcha esta reconversión, la intención es involucrar a distintas administraciones, como la Generalitat Valenciana, así como instituciones como las universidades, y otros agentes como las empresas privadas interesadas en invertir en esta zona. El mecanismo que contempla el área de Urbanismo es ofrecer una mayor edificabilidad a aquellos propietarios que decidan cambiar el uso de sus parcelas de industrial a terciario relacionado con la innovación.
A cambio de este extra de edificabilidad, las nuevas edificaciones podrán aumentar su altura liberando suelo para zonas verdes y cediendo parte de los terrenos para dotaciones públicas al consistorio, que entre otras cosas se pretenden dedicar a viviendas públicas. Son transformaciones que bien pueden realizarse en áreas determinadas, manzanas completas o parcelas en concreto. Todo el polígono cuenta con casi 70 hectáreas, de las cuales unas 50 son suelo industrial construido, otras 8 de suelo industrial baldío por ahora, y otras 10 de suelo que ya es terciario y buena parte dedicado a oficinas.
"En todo caso, no se trata de erradicar todos los usos industriales, sino de segregar aquellos menos compatibles con los usos terciarios, manteniendo, por tanto, la posibilidad de implantación de la industria blanda y de la industria tecnológica, relacionada con el manejo de información, software, sistemas informáticos o similares", explican en el área que dirige Gómez.
Al final, la dificultad para reordenar esta zona radica en que no se trata de un suelo virgen, sino de un polígono consolidado por la edificación, que ya cuenta con una dinámica propia y que, por tanto, no hay que empezar de cero ni se puede paralizar la actividad que ya está en marcha. De ahí que el cambio se quiera hacer poco a poco, de manera paulatina, a medio y largo plazo. Por ello se hará mediante actuaciones aisladas.
De hecho, hasta que no haya un nuevo planeamiento, el actual Plan permite implantar nuevos usos en determinadas condiciones. Según explicó Gómez este martes al hilo de esto, se intentará fijar un régimen transitorio de normas urbanísticas para posibilitar el mantenimiento de los usos industriales que resulten incompatibles con los nuevos usos, hasta que se produzca el cese de la actividad correspondiente.
A preguntas de los medios de comunicación, la edil de Urbanismo señaló que ya hay empresas del ramo de la innovación interesadas en ubicarse en suelo del Cap i Casal, pero que la falta de grandes bolsas de suelo en la capital es un obstáculo para la implantación del ecosistema tecnológico. "Las tendencias actuales ya no pasan por localizar industria pesada próxima a los núcleos urbanos, sino industria blanda, innovadora y de base tecnológica", señaló la concejala.
"Nuestra principal debilidad es la falta de bolsas de suelo para poder localizar esas grandes, o pequeñas, empresas terciarias", dijo Gómez, por lo que este proyecto busca aprovechar "las oportunidades que ofrece un espacio prácticamente en desuso, como es Vara de Quart, y relanzarlo como un gran distrito innovador mediante un cambio de planeamiento".
Sin embargo, la responsable de Urbanismo distinguió lo que se conoce como parque empresarial o tecnológico de lo que es un distrito innovador. Lo primero, dijo, es un espacio, generalmente a las afueras de la ciudad, donde existe una suma de empresas cada una en su actividad, e instaladas allí para disponer de oficinas al mejor precio y bien comunicadas. Por contra, el distrito innovador es "un espacio urbano, integrado en la ciudad, y formado por un conjunto de agentes que interactúan (empresas, instituciones start-ups, incubadoras y aceleradoras) compacto, técnicamente conectado, y basado en la ciudad 15 minutos, con viviendas, oficinas, comercio, etcétera".
En este sentido, València pretende mirar ejemplos como el de Barcelona y su 22@ o iniciativas similares impulsadas desde Bilbao o Palma de Mallorca. Al final, este tipo de proyectos relacionados con la innovación "generan empleo de alto nivel, desde las tecnologías de la información al sector de las 'ciencias de la vida', la industria 4.0 (robótica, inteligencia artificial, impresión 3D), las Fin-Tech, las industrias culturales y creativas o las relacionadas con la transición energética", según la edil.
El polígono de Vara de Quart fue creado a mediados del pasado siglo para cubrir las necesidades de suelo industrial de la ciudad y resolver la localización de actividades incompatibles con la vida urbana, buscando nuevos emplazamientos de acuerdo con las directrices del Plan Sur. Actualmente tiene parcelas edificadas de 2.000 a 22.000 metros cuadrados de superficie.
A principios de este siglo, el polígono inició una reconversión con la recalificación de los terrenos de la antigua factoría Ros Casares para uso terciario (más de 70.000 metros cuadrados y actualmente oficinas), y de Hierros Turia (25.000 metros cuadrados, que actualmente son un solar). A lo largo de las últimas décadas se ha ido produciendo un abandono paulatino de industria pesada e implantación de industria vinculada al sector servicios y uso terciario de oficina.
Tal como explicó Gómez, "esta transformación se enmarca en el proceso de reconversión general de las zonas industriales a usos residenciales y terciarios, como los casos del Plan de Reforma Interior de Camino Hondo del Grao, el PRI de Parque Central o la manzana de Tabacalera".
