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el coste de plantilla y sus pobres números en liga complican su posible traspaso

Un problema llamado Maxi Gómez

3/05/2022 - 

VALÈNCIA. Dentro de la planificación del Valencia CF para la próxima temporada, siguiendo las líneas marcadas por Meriton desde 2020, es una evidencia que el club está obligado a vender futbolistas para cuadrar cuentas. 

Y más allá del mercado que puedan tener determinados futbolistas, hay otro núcleo de jugadores que el club lleva sacando del vestuario por motivos económicos: los de las fichas más altas. Estos jugadores ocupan un importante lugar de masa salarial en el tope que marca el control económico de LaLiga y por tanto se considera prioritario deshacerte de ellos para liberar huecos en ese apartado a la hora de fichar e inscribir nuevos fichajes.

Desde hace dos temporadas hay dos jugadores en el punto de mira por sus fichas: Cillessen y Maxi Gómez. Pero entre su rendimiento y los nuevos parámetros económicos post Covid del mercado, la dificultad por colocar a estos dos jugadores se multiplica.

Al menos en el caso del portero, Cillessen ocupó con regularidad la portería del equipo en el tramo central del campeonato (de octubre a marzo aproximadamente) y le valió incluso para recuperar su sitio en la selección con lo cual recuperó algo de cartel, fundamentalmente en su país en el que parece que los dos grandes (PSV y Ajax) podrían buscar portero para la temporada siguiente.

Pero con Maxi Gómez la cosa se complica y mucho. El uruguayo es uno de esos fichajes que no ha cuajado en Mestalla. Sus cifras emporan con los años y precisamente su aportación se diluye cuando debería ser un futbolista determinante en el ataque de un equipo cada año más debilitado en cuanto a recursos futbolísticos. 

De entrada le pesa su precio. Cabe recordar que esta (precisamente con la de Cillessen) fueron las dos últimas operaciones que Lim autorizó a Mateu Alemany y Marcelino antes de defenestrarlos, primero de facto y luego oficialmente con sus despidos. Y en el caso del uruguayo, la tasación del charrúa ascendió a 32 millones de euros (el precio que el Celta trasladó al Defensor de Uruguay, que fue de donde lo ficharon los vigueses y por cuyo traspaso se reservaron un porcentaje). En realidad, el Valencia CF pagó 14,5 millones más 1,5 millones en variables e incluyó a Santi Mina en la operación a quién tasó en 14,5 millones (además se añadió la cesión del defensa Jorge Sáenz durante dos temporadas, valorada en 0,5 millones). El próximo verano, al Valencia le restarán por amortizar alrededor de 12 millones de euros en dos temporadas. 

Y además, está el rendimiento. En ese sentido los números son muy elocuentes. En tres temporadas Maxi Gómez ha jugado 102 partidos con el Valencia (7.325 minutos) CF y ha marcado 20 goles. Ello supone un gol cada 366, 2 minutos de juego o un gol cada 4 partidos jugados.

En la temporada 19/20 (la primera) jugó 33 partidos de liga (2.149 minutos) en los que anotó 9 goles, 3 partidos de Copa (223 minutos) en los que anotó una diana, 6 partidos de Champions (420 minutos) en los que no vio puerta al igual que en los 33 minutos de Supercopa que actuó. Fue su mejor temporada. A partir de ahí, sus números fueron peores.

En la 20/21 jugó 31 partidos (2.700 minutos) en los que hizo 7 dianas (números mejorados al final de la temporada con Voro en el banquillo en los que hizo 3 goles en 4 partidos) y no tomó parte en ningún partido de la Copa del Rey.

Esta temporada comenzó como nueve indiscutible para Bordalás pero ha acabado por perder su sitio. Ha jugado 20 partidos (1674 minutos) en los que ha anotado 3 dianas y en los 3 partidos jugados de Copa (127 minutos) no ha visto puerta. 

Sería injusto en este repaso no computarle las 11 asistencias dadas en estas tres campañas, la capacidad de haber provocado diversos penaltis por su constante brega en el área contraria rival, al igual que obviar su capacidad para retener el balón y esperar la llegada de los compañeros cuando el equipo busca el juego directo (muy habitual con Bordalás). 

Pero en su contra también hay factores que restan. Sin ir más lejos, este año fue expulsado en el túnel de vestuarios de San Mamés en el descanso de las semifinales de la ida de la Copa del Rey ante el Athletic con lo cual se le sancionó con dos partidos que le impidieron jugar la vuelta de las semifinales y la final. En el impasse hasta la final debía ser el delantero que jugase para dar descanso a los titulares pero se lesionó ante el Cádiz y se perdió los partidos ante Rayo, Osasuna y Villarreal.

Además, su carácter le juega malas pasadas demasiado a menudo. Además de la expulsión en San Mamés, hace dos campañas tuvo un encontronazo con Celades tras un Valencia-Osasuna en Mestalla. La pasada campaña también quedó fuera de la convocatoria para un partido en Granada tras una valoración de rendimiento hecha por Javi Gracia por su actitud en el trabajo diario en Paterna y sumó una expulsión por insultar al colegiado en un partido ante la Real Sociedad que le valió dos encuentros de sanción,  y este año además de la expulsión ante el Athletic en Copa sufrió una en liga en Mestalla dejando a su equipo con 10 jugadores cuando perdía 0-1 en el marcador.

Con todos esos números, es evidente que el Valencia CF tiene este verano una patata caliente encima de la mesa. Lleva dos veranos intentando deshacerse del uruguayo sin de momento haberlo conseguido. Será complicado que a la tercera vaya la vencida aunque no cabe ninguna duda de que 

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