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crónicas por los otros / OPINIÓN

Una casa swahili

Las casas de construcción swahili son un auténtico lujo aquí en Lamu. Son casas que podríamos definir como " la elegancia de la simplicidad". Son casas majestuosas, amplias, grandes y abiertas aunque desde fuera no se aprecie la inmensidad y los tesoros que descubres dentro. La mayoría de ellas se construyen con coral

19/01/2019 - 

Dicen en Lamu que las puertas de entrada de las casas son las que dan indicaciones y pistas de lo que dentro. Desde fuera son casas que se perciben sencillas, cerradas y pequeñas y cuando pasas el umbral de la puerta descubres que son todo lo contrario.

Lamu es famoso por las puertas de sus casas, puertas de madera, talladas a mano que dan pista de lo que vas a encontrar dentro. Auténticas obras de arte que se abren ante majestuosas casas swahilis.

En Lamu todo se vive de puertas para dentro, nada se debe mostrar fuera de casa como bien indica su cultura.

Por ello las mujeres tapan sus rostros y las casas no se muestran desde fuera salvo que tengas la oportunidad de entrar en ellas y de vivir en una de esas casas. Yo he visto auténticos palacios que por fuera nunca imaginaria pues los exteriores pasan desapercibidos. Una vez entras son casas preciosas construidas con el coral que llega del poblado de Manda Maweni, uno de los poblados más pobres del archipiélago de Lamu.

El coral de Manda Maweni

En este poblado africano por todos los lados, las cantinas y minas de coral son la base económica del mismo. El coral que se exporta al resto del archipiélago de Lamu y al resto de Kenia y otros países. Un coral con el que construyen las casas más lujosas de Lamu y que, por otro lado, no se usan para construir sus propias casas, levantadas con barro y palos, una especie de adobe. Manda significa en swahili "pueblo".

Siguen picando con pico y pala de sol a sol. Solo paran durante las horas centrales del día, cuando el sol ya es insoportable. Verles trabajar es volver a ver una de esas películas que recrean las condiciones de trabajo casi inhumano desde nuestra perspectiva occidental.

Lo que más me gusta, según me cuenta Jonshon, el guía que me ha hecho el recorrido por todo este poblado, es que hace unos años una extranjera de visita en el poblado les ofreció comprarles una grúa y una máquina para facilitarles el trabajo diario pero los propios trabajadores lo rechazaron.

Jonshon me dice que lo tuvieron claro, y que si llegaba esa máquina quitaría puestos de trabajo. Así que decidieron seguir en esas condiciones laborales y que el trabajo con el coral diera de comer a muchas familias. 

Las condiciones de trabajo son tremendamente duras porque el desarrollo tampoco ha llegado. De hecho no han querido que llegue para no amortizar puestos de trabajo. Así el trabajo con el coral alimenta a muchas familias. Familias que viven en el poblado de Manda Maweni en condiciones muy básicas y precarias no sólo por las casas sino también por el poblado en sí que tiene problemas de agua constantemente.

Sus casas (que no son más que una habitación) son de abobe muy básicas que alquilan por menos de 5 euros al mes, sin cocina ni baño dentro. Y el poblado tiene poco más que ofrecer que algún lugar donde comer, sentarse en la calle, hablar con los vecinos y algún bar que otro improvisado que incrementa el índice de alcohólicos entre sus habitantes. El alcoholismo es uno de los principales problemas del poblado debido a las duras condiciones de vida.

Pero lo más duro de todo es ver a los niños y niñas que viven allí. Son niños y niñas que no deberían vivir allí. Pero sus padres no pueden elegir porque allí encuentran trabajo.

Hay una sola escuela que les ofrece algo de educación pero está en unas condiciones muy básicas a pesar de la ayuda que recibe de particulares o de organizaciones como Anidan que lleva años colaborando con ellos.

La vida de sus padres es dura. Pican el coral de las cantinas y con burros transportan el material de construcción hasta los barcos que los llevaran a la isla de Lamu. Una vez el material llega a Lamu, el valor económico de cada bloque se duplica. Un bloque de coral en Mandamaweni ronda los 30 céntimos y en la isla de Lamu duplica su precio.

Se trata de un material maravilloso que embellece las casas con una elegancia total. Un material que con buenos acabados se utiliza para las casas más lujosas de la isla. Así pasamos de la pobreza total de las casas y de las personas que trabajan el coral de Manda Maweni al lujo y la abundancia de quienes disfrutan de las casas swahilis construidas con coral. Casas de nueva creación que copian la auténtica casa swahili como la que yo vivo en Lamu.

Mi casa en Lamu

La casa swahili donde vivo en Lamu pertenece a una de las familias originarias de Lamu: el clan de los Bafagir. Es una casa con más de 500 años de historia. Una de esas casas llena de Historia donde se han vivido muchas vidas e historias. Me gusta sentir cuando estoy dentro de la casa, sentada en el patio abierto que es el eje central en la distribución de la casa, que vivo en una casa llena de historia por donde han pasado muchas vidas que hoy son estos muros majestuosos y llenos de vida, los que forman parte de mi vida y de la de mi hija también.

Las paredes son robustas y fuertes, los techos altos con vigas de madera y están tallados con un arte y una belleza importante. La casa donde vivo tiene unas tallas borradas por el paso del tiempo que embellecen sus paredes. Tiene unos cimientos sobre los que se han levantado familias enteras y tiene una solera como pocas casas he visto en Lamu.

No es una casa con lujos, es una casa sencilla, es la belleza de la simplicidad. Es una casa bien acondicionada para las necesidades occidentales pero con la calidez y el toque swahili. Las camas con sus mosquiteras al estilo Memorias de África y los espacios abiertos combinados con las habitaciones cerradas hacen que esta casa sea un lujo en la isla.

Pero estas casas swahilis de verdad solo tienen acceso las familias originarias del pueblo de Lamu, ni quienes vienen de otras islas del archipiélago acceden a estas casas porque suelen pasar de padres a hijos y pocas veces se venden o cambian de familia. 

En Lamu las casas las heredan solo los hombres aunque las mujeres tienen derecho a vivir en la casa familiar mientras no se casen. En el momento que se casan se han de marchar a casa del marido y es el marido el encargado de mantenerlas. Solo cuando se divorcien podrán volver a la casa familiar.

Las casas swahilis están llenas de familias que pertenecen a la misma familia, pocas veces vive solo una familia de nueva creación ( padre, madre e hijos) tal y como estamos acostumbrados en España. Aquí viven todos juntos, padres, hijos, abuelos, tíos, primos.. mientras las familias van creciendo se van acoplando en las casas y cada familia vive en una habitación. Las estancias abiertas son para todos. Cocinan en el patio y comen juntos en espacios abiertos. La vida se suele hacer fuera de las casas, sobre todo los hombres que se pasan los días fuera de la casa. Las mujeres son quienes se pasan el día dentro de la casa.

Desde Occidente tenemos una visión muy clara de cómo son las casas en África. Asociamos las casas en África a casas de adobe, que vemos en la tele o en las películas. Esas casas existen, pero también hay mucha variedad, otras alternativas y opciones. Como hemos visto, por ejemplo, las casas swahilis en la isla de Lamu.

La semana que viene... ¡más!

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