CASTELLÓ. El Castellón ha mostrado ante el Córdoba dos versiones antagónicas: la del primer tiempo, que ha sido un recital apoteósico de fútbol, y la del segundo, que ha estado entre las más flojas que se han visto esta temporada. Como consecuencia de ello, los de Dick Schreuder han empatado a dos después de llegar al descanso con una renta de dos goles.
Las dos caras mostradas por los orelluts en tierras andaluzas resumen, en 90 minutos, las prestaciones de un equipo que no tiene término medio y que acentúa de manera extraordinaria lo mejor y lo peor que ofrece en el terreno de juego.
Los primeros 45 minutos han visto a un Castellón brillante en la posesión y capaz de hacer rápidas combinaciones en zona de tres cuartos para llegar con facilidad a la portería contraria. A esto hay que sumar el buen trabajo en la presión y los rápidos repliegues defensivos que evitaron situaciones de contra del conjunto rival.
Los albinegros marcaron dos goles en esos minutos de fútbol total, pero pudieron obtener algunos más frente a un rival desbordado y sin soluciones.
En el segundo tiempo el Castellón no fue ni sombra de aquel equipo brillante y apoteósico de la primera parte. Perdió el orden, el balón y la jerarquía. No fue capaz de encontrar la pausa adecuada para frenar a un Córdoba que no cesó su dominio hasta igualar el marcador y defendió mal las jugadas que acabaron en gol. Los cambios de Schreuder, solo tres, tampoco ayudaron a mejorar el panorama.
El técnico albinegro criticó la actitud de sus jugadores al decir que "hay que darlo todo durante 90 minutos y no solo en los 45 primeros".
Estas dos caras tan opuestas ya se han manifestado más veces esta temporada y, en ocasiones, en un mismo partido. Ante el Eldense, por ejemplo, los albinegros tuvieron fases espectaculares en la primera parte y aflojaron considerablemente en la segunda, en un partido que ganaron por 2-3 gracias al festival anotador de los primeros 45 minutos.
El objetivo de Schreuder es reducir las desconexiones y prolongar las fases de buen fútbol de un equipo que, a su mejor nivel, ya ha dejado claro que puede ser intratable ante cualquier rival.