En estos días se ha recordado la operación militar que neutralizó, eliminó, ajustició o ejecutó (elijan ustedes el verbo que menos les cueste conjugar) al líder terrorista Osama Ben Laden, con tal lujo de detalles que hasta la CIA, agencia Obamita todavía, se ha deleitado recreando la acción, principalmente en sus aspectos tácticos, twiteandola, para enviar un mensaje claro, nadie que ataque a los Estados Unidos de América se escapa a la acción de su justicia, aunque sea al estilo del Farwest y de sus pioneros.
Porque no me pueden negar que la operación es más que compleja y da y dará para mucho, libros, películas, etc., pues una acción militar de una superpotencia -USA- desarrollada sobre una potencia nuclear aliada -Pakistán- sin su consentimiento -en teoría- con apoyo en un país casi en guerra -Afganistán- con fuerzas especiales de la Marina en tierra adentro -Seal US Navy- en la que el objetivo a capturar es un ciudadano de un tercer país aliado de ambos -Arabia Saudí- y que finalmente no es detenido sino eliminado haciendo desaparecer su cadáver es algo difícil de entender, y eso sin hablar de la operación previa para su búsqueda e identificación en un entorno hostil.
Pero a pesar de las dificultades para capturar o neutralizar al organizador del mayor atentado de la historia era una tarea pendiente que los norteamericanos no iban a dejar sin resolver, además esto supondría la decadencia de la marca internacional de Al Qaeda dentro del terrorismo yihadista, subsistiendo las marcas locales sin su componente aglutinador (aunque Ayman al Zawahiri sea un esforzado sucesor). A partir de ese momento el liderazgo en el Yihadismo se lo ha disputado y asumido su delegación regional en Mesopotamia que se ha transformado en el Daesh o ISIS, que en lugar de llevar la lucha al planeta entero (que también) ha pretendido instaurar su paraíso Islámico en un territorio concreto con una población determinada y un Califa por gobernante -Abu Bakr al-Baghdadi- y además ha contado con éxitos iniciales, rememorando este enfrentamiento entre el ISIS y Al Qaeda la lucha dentro del comunismo en sus principios entre los internacionalistas -Troskistas- y los nacionalistas -Stalinistas-.
Por eso si antes con Al Qaeda el peligro estaba disperso por todo el mundo (ojo, que aún persiste) ahora se ha concentrado con el DAESH, en unos pocos focos que atraen hacia sí a todos los locos candidatos a terroristas. El principal de ellos en el Califato en Siría e Irak, unos secundarios como Nigeria y entorno Sur Oeste del Lago Chad (Boko Haram), y otro en Libia. Aunque los dos primeros están francamente contenidos e incluso en disminución, en Libia, viejos dominios del antiguo amigo de presidentes de Francia e Italia, en su momento León del Desierto para unos y perro rabioso de Oriente para otros (Muamar el Gadafi, por si no lo habían ubicado) la inestabilidad no disminuye, sino todo lo contrario. El ISIS domina importantes zonas costeras, a pesar de las buenas palabras de la Comunidad Internacional.