Valencia Plaza

Quienes lo padecen tardan una media de 1,7 años en consultar a su médico

Disfunción eréctil, el tabú masculino bajo las sábanas

No ‘dar la talla’ martiriza a muchos hombres que se resisten a reconocer el problema y a pedir ayuda. Sin embargo, vivir en silencio la disfunción eréctil puede acarrear nuevos problemas de salud y sociales. No hay una panacea, pero sí tratamientos. Todo empieza desterrando falsas creencias

VALÈNCIA.- ¿Cuánto debe medir? ¿Cuánto tiempo ha de durar? ¿Qué pasa si se viene abajo en plena faena? ¿Cuando llegue a viejo ya no se me levantará? Más que la idea de la sexualidad, la auténtica obsesión del hombre reside ahí abajo, entre sus piernas. A pesar de que la moda del macho man entró en declive hace tiempo —aunque los musculitos ‘tronistas’ de Mujeres y hombres y viceversa no acaben de enterarse—, en la mente de muchos varones persiste el arquetipo de la masculinidad de estar siempre potente y dispuesto a dar placer, y si es en muchos encuentros y con parejas distintas, mejor. El miedo al rechazo en caso de no dar la talla ante una mujer cada vez más exigente bajo la sábanas lleva a vivir en silencio una de las patologías más frecuentes en la salud sexual masculina: la disfunción eréctil (DE), la incapacidad de erección en plena efervescente excitación sexual.

En el refranero popular, las referencias y las mofas al miembro masculino y la actividad sexual son innumerables. Sin embargo, reconocer el problema de esta incapacidad, que puede ser recurrente o persistente a la hora de conseguir y mantener una erección suficiente para una relación sexual satisfactoria, se convierte en un suplicio para los hombres que la padecen. 

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«Es un trastorno que suele afectar profundamente tanto al hombre como a su pareja, pero es un tema tabú para muchos hombres, e incluso para algunos miembros de la profesión médica. Los hay que sienten vergüenza y tienen dificultades para abordar temas sobre su salud sexual. La mayoría prefiere que sean los profesionales sanitarios quienes les pregunten sobre las dificultades en la erección. Se estima que un hombre tarda una media de 1,7 años en consultar con su médico», explica la andróloga Ana María Segura, médico especialista en Medicina Sexual y Reproductiva de la Unidad de Andrología en el Hospital General Universitario de Alicante.

Por sus efectos físicos y psicológicos, como la disminución de la autoestima y el aumento de la ansiedad que puede derivar en depresión y generar estrés hasta crear un círculo vicioso que empeore el trastorno, muchos hombres niegan la existencia del problema por vergüenza o miedo a ser estigmatizados. Es un problema multifactorial cuyo origen no es exclusivamente psicológico. Una de las causas más importantes son las enfermedades y hábitos que afectan al aparato cardiovascular: hipertensión, la dislipemia (altos niveles de lípidos), el tabaquismo, la diabetes mellitus o la obesidad.

«La erección es un fenómeno complejo que implica un equilibrio entre un componente neurológico, vascular y varias estructuras anatómicas. A nivel mundial, la disfunción eréctil es muy frecuente, con una incidencia de hasta un 52% en hombres entre los 40 y 70 años. En España se detectó algún grado en el 12% de varones de entre 25 y 70 años, y una prevalencia en el 17,7% de los varones entre los 40 y 70 años. En Estados Unidos se consumieron pastillas de Viagra por valor de 2.000 millones de dólares en el año 2011. En muchos casos se desconoce el porcentaje exacto, ya que muchos pacientes no acuden al médico y su existencia no queda reflejada en las estadísticas», señala el urólogo Enrique Rijo, del Hospital Quirón de Barcelona.

El retraso en el diagnóstico y el tratamiento se debe en gran parte a los mitos que envuelven al tabú. Una de las creencias a descartar es pensar que la disfunción eréctil es algo inevitable con la edad. «Aunque su prevalencia pueda aumentar con la edad, los jóvenes también pueden tenerla por un problema transitorio como las infecciones de orina, el estrés, puede ser secundaria a diversas enfermedades, y debido a efectos secundarios de fármacos o consumo de drogas, por ejemplo», apunta el urólogo Rijo.

Tampoco es lo mismo que la falta de deseo o la eyaculación precoz. «Es imprescindible definir el motivo de consulta. Las alteraciones de la erección, eyaculación, libido y orgasmo son problemas diferentes que afectan a distintas fases de la respuesta sexual. En ocasiones, los pacientes no tienen muy claro qué les pasa y cuál fue el inicio de la disfunción, ya que una disfunción sexual puede llevar a otra», indica la andróloga Segura.

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