Mis nietos llevan sus tambores a cuestas, siguiendo los pasos de la dolçaina y el tabal. Han comenzado las fiestas de verano de Morella. Un estruendo maravilloso de alegría. Ayer, las diferentes quintas morellanas de hace décadas, empezaron el mejor día festivo. La muntà dels cadafals. Mis hijos, desde que tuvieron dieciocho años no faltan a esta cita que, para mí, es el mejor día de las fiestas.
En Morella, como el resto de pueblos en el mes de agosto, ves pasar la vida sin remedio. Hijos y nietos vibrando entre la algarabía, con sus pañuelos rojos al cuello y sintiendo que cumplen con las tradiciones de sus abuelos y bisabuelos. Ayer fue una jornada brillante. Llena de vida. Además porque este año se celebra L’Anunci que anuncia las fiestas del Sexenni que serán, también en agosto, de 2024.
Aquí la vida se cuenta de seis en seis. Hace seis años viví uno de los mejores Anuncis. No tenía nietos, pero gocé con mis hijos rebosantes de vida y entusiasmo. Este año tengo nietos y quiero disfrutar de su primer Anunci. Porque la vida en Morella se mueve entre seis años. Un ciclo en que se han marchado personas muy queridas y en el que, al mismo tiempo, han llegado a la vida los más pequeños.