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Esta periodista valenciana, que se define a sí misma como «antropóloga del espectáculo», está detrás del éxito de la serie Veneno. Ahora acaba de estrenar el documental Ellas, en el que varias mujeres trans hablan sin complejos de sus vidas y dejan al descubierto las cuentas pendientes que tiene la sociedad con su colectivo trans, cuya discriminación aún es una realidad
VALÈNCIA.-Cuando en 2008, el rey Midas de la televisión Ryan Murphy pergeñó, junto a Bad Falchuk y Steven Canals, la serie Pose, le resultó meridiano contar con una creadora trans para dar veracidad a una trama que retrata a la comunidad LGTB afroamericana y latina del Nueva York de los ochenta. El trío creativo ponía en manos de Janet Mock el retrato de la cultura ball, fagocitada por Madonna en su rompepistas Vogue, así como los pormenores de la marginación social, los estragos del sida y el refugio de la sororidad.
La guionista asumió los mandos de la dirección en el sexto episodio de la primera temporada y hoy en día figura como coproductora ejecutiva. Después vendrían la sátira política The Politician y la miniserie Hollywood. Y en el horizonte, su primera película, Scandalous!, sobre la historia de amor entre Kim Novak y Sammy Davis Jr. En palabras de la propia Mock, «las personas trans están tomando un mayor control de su propia narrativa».
En España acabamos de vivir un hito revulsivo en la producción de Atresplayer Premium Veneno, y en este antes y después de la ficción española tiene mucho que ver la periodista, documentalista y ensayista Valeria Vegas (València, 1985). La dupla formada por Javier Calvo y Javier Ambrossi —a.k.a. 'los Javis'— partió de la biografía ¡Digo! Ni Puta Ni Santa. Las memorias de La Veneno, para relatar el auge y caída del icono catódico de @MistaStudio, pero al asesorarse con la autora del libro, Vegas, decidieron incorporar su personaje como hilo conductor. «La serie iba a ser un biopic al uso, pero al cabo de varias reuniones pensaron que la figura de una muchacha de veintialgo les podía servir para mostrar cómo evoluciona el colectivo a través de dos generaciones distintas», explica la escritora, erigida en referente del colectivo trans.
— ¿Por qué no te gusta que se refieran a ti como activista?
— Por puro respeto. Ser activista conlleva haberte llevado pedradas. Hay mucha gente que se autoadjudica esa palabra sin ser consciente de las personas que han luchado en las cuatro últimas décadas. Jordi Petit, Pedro Zerolo y Carla Antonelli estaban tras la pancarta cuando solo les acompañaban cien manifestantes. Me han dicho que lo que hago está dando visibilidad al colectivo, pero yo lo llamo 'artivismo'. El título de activista se lo dejo a la gente que se lo ha peleado cuando yo ni siquiera había nacido.
* Lea el artículo completo en el número de noviembre de la revista Plaza
El celo de un coleccionista ha permitido recuperar cerca de 125 documentos (la mayor parte desconocidos o inéditos) de Blasco Ibáñez. Lo más importante: dos relatos de los que podrían ser dos novelas que nunca acabó. Además, analizamos cómo viven la pandemia la juventud, entrevistamos a la diseñadora valenciana Marta Arroyo, repasamos la trayectoria del coreógrafo ... ¡y muchos temas más!