VALÈNCIA. Mucha actividad en el Meriton CF. Llega Layhoon Chan a València y pone patas arriba el club. Reuniones con las instituciones para desbloquear el asunto del estadio, Kim Koh metido hasta las trancas en la sede analizando las cuentas de la entidad, junta de un Consejo de Administración singapurés que preside un tal Kojama Kalimuddin (un tipo que a mí me recuerda a Peter Sellers, vaya)… Pero lo deportivo ¿para cuándo? Lo futbolístico ha quedado aparcado. A día de hoy, está completamente parado. Según entiende Layhoon, las prioridades son otras. “Trabajamos para tener un equipo competitivo”, se limitó a decir en rueda de prensa. Mucho gesto amable y palabras educadas, su especialidad, pero nada más. Ahí radica uno de los grandes dramas de Mestalla: que a Meriton, a diferencia de la mayoría de los aficionados valencianistas, los asuntos del balón le importan un bledo.
Cuentan que el mítico Alfredo Di Stéfano, en un momento en el que lo deportivo no carburaba y exigía implicación económica a la directiva, fue autor de la siguiente máxima: “El Valencia no es un banco, es un club de fútbol. Hay que ganar partidos…”. La misiva de La Saeta no pierde vigencia. La frase no puede ser más apropiada para explicar el momento actual. Sobre todo si el propietario del club es un magnate de la lista Forbes que llegaba a Mestalla para hacer un “equipo campeón”. Si se le vendió el club a Lim fue para que arrimara el hombro y empujara cuando llegaran cuestas. Y ahora el Valencia se encuentra al borde del abismo, delante de un Everest imponente que se ha cobrado muchas víctimas: Zaragoza, Deportivo, Logroñés, Salamanca y un largo etcétera… Pero nada.
En una semana en la que la adorable Layhoon (“Yo soy Peter Lim”, dixit) se ha puesto al frente de la nave con una hoja de ruta trazada desde Singapur, parece que ya tenemos solución a todos nuestros males. Y que el estadio estará acabado en 2025. Pero lo dudo. A mí, qué quieren que les diga, me sigue preocupando mucho lo deportivo. Ya lo advertí en mi artículo de la semana pasada y en la tertulia del programa 90 Minuts de Plaza Radio con Manolo Montalt. ¡Cuidado que lo futbolístico está bloqueado! El mercado de fichajes no se está moviendo como el Valencia necesita y no puede dar salida a futbolistas. Pero no podemos olvidar que la plantilla es corta y necesita reforzarse si de verdad no quiere deambular por la más absoluta mediocridad, o incluso pasar apuros clasificatorios.
Creo que la cosa no va a cambiar a corto-medio plazo. Y que bajo este incierto panorama llegaremos al 14 de agosto, fecha en la que el Girona visitará Mestalla. Tal y como pintan las cosas, el partido es de obligado cumplimiento. Porque, y cuesta decirlo porque sé que no es una afirmación popular, el Girona es uno de esos equipos de los denominados de nuestra Liga. Porque, seamos realistas, el Madrid, Barça, Atlético, Sevilla o Villarreal, por citar los ejemplos más relevantes, ya están a otro nivel. Aquí ya saben todos lo que nos espera. Incluso el recién llegado Gattuso. Por eso no es de extrañar que el entrenador busque la máxima implicación en actores secundarios llamados a asumir protagonismo este curso como Racic, Comert o Koba. A los tres, orillados por Bordalás, les puso el brazalete de capitán durante un entrenamiento. Fue algo simbólico. Otro gesto. Porque los italianos llevan años viviendo del gesto…