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opinión 'politizada' / OPINIÓN

Lo mejor que le puede pasar a un cruasán

15/11/2023 - 

VALÈNCIA. Después de meses mareando la perdiz y tratando a algunos medios de comunicación con la displicencia de siempre y unas gotitas de disimulo, volantazo: aquellos que marcan la política comunicativa del Valencia CF se han aburrido de esta mascarada. Han decidido que les compensa más establecer una separación clara entre prensa que les interesa y prensa a la que orillar, en lugar de ofrecernos a todos un presunto trato democrático que se ha demostrado –como siempre con Meriton desde que aterrizaron aquí- otra bacalá más.

Ejemplo uno: las entrevistas a futbolistas. En semana de visita al Bernabéu, el Valencia decidió sacar la alfombra roja más grande que encontró en su trastero, desempolvarla y ‘ofrenar’ nuevas glorias al centralismo mediático y deportivo. Para empezar, ronda de entrevistas para medios nacionales. Luego, cartita a los 700 aficionados desplazados a Madrid en tono de regañina preventiva para que no se portaran mal –y encima filtrándolo, para mofa y escarnio de aficiones rivales-. 

Y, por encima de todo, la falta de agallas institucionales para decir ‘no’ y dejar a Florentino sólo en su palco de oro tras haber manipulado, mediatizado y amplificado una polémica artificial, dotándola de una dimensión mundial que ha hecho mucho daño al valencianismo. 

Pero claro, para dar un paso así y romper relaciones con aquel que se ha reído de ti como club hace falta un valor inexistente hoy en día en la zona noble. Así que allí fuiste, cual borreguito, a poner la alfombra roja –por no decir otra cosa-, a que te metiesen un carro de goles y a que, además, tu afición estuviera en el punto de mira todo el partido. De nota.

Ejemplo dos: el desayuno informativo del pasado lunes. Consideran el director corporativo Javier Solís y sus colaboradores que el intento de acercar posturas con los medios de comunicación en el año 2022 fue un error. Una pifia. Algo a corregir. Y eso que dicho intento apenas duró un par de meses.

Por una vez, estoy de acuerdo con él: es un error intentar pretender que ciertos periodistas y medios piensen, opinen y escriban lo que al club le dé la gana en cada momento, en lugar de hacerlo guiados por sus principios informativos y editoriales.

Por eso, porque el Valencia considera que mantener una relación de cierta normalidad con la totalidad de los medios supone mucho más esfuerzo que sólo centrarse en los que ellos quieren, este pasado lunes sus dirigentes hicieron una selección de aquellos que consideraban dignos de recibir las explicaciones de Inma Ibáñez sobre las cuentas del club. Al resto, proverbialmente, nos pueden dar por ahí. Ojo: y no es la primera vez que sucede.

Que no se me enfaden los compañeros de otros medios, en caso de que alguno se sienta aludido: quienes llevan a cabo la diferenciación entre “buenos” y “malos” son los que marcan la línea editorial del club. Si te llaman a un desayuno informativo ‘estándar’ para hablar de economía, ¿por qué no deberías ir? La culpa no recae en quien acude; recae en quien impide y veta que otros acudan por motivos que sólo ellos saben.

Lo asumo: si cambiara mi enfoque sobre los temas que al club le interesa, sí me invitarían al café y al cruasán. Si omitiese de mis opiniones la falta de gallardía mostrada en las últimas semanas con apenas un par de tuits para contestar al rapapolvo institucional y de imagen perpetrado desde Madrid, seguro que me llamarían para esos desayunos. Pero incurrir en incoherencias a cambio de explicaciones económicas que maquillen las –un año más- terroríficas cuentas de un club que ha vendido todo lo vendible, recortado todo lo recortable Y AÚN ASÍ pierde dinero no va con muchos de nosotros.

Equivaldría, no sé yo… a romper relaciones con Meriton en febrero y, ocho meses después, demostrar una predisposición llamativa a volver a estar bien visto por Layhoon y compañía. Hablo, claro está, de Fede Sagreras y su directiva al frente de una Agrupació de Penyes que está perdiendo credibilidad a la carrera, desangrándose reputacionalmente mientras se preocupan más en señalar a los informadores que consideramos relevante lo que ocurre en su colectivo que en representar adecuadamente el sentir de las peñas. 

Tras ‘blindarse’ al frente de la APV el pasado viernes y tumbar que sus estatutos contengan unas líneas maestras más duras contra aquellos “dirigentes o accionistas mayoritarios que pongan en riesgo la deseable marcha o existencia del club”, semejante golpe de timón quizá ayude a Sagreras a ganarse de nuevo el favor del club y que algún embajador o exjugador acuda a sus actos… a cambio de alienar a una porción significativa de peñistas. Al tiempo.

Lo dicho: si omitiéramos todo lo anterior, si dejáramos estos asuntos más o menos espinosos en el cajón de las cosas que nunca se contaron o sobre las que nunca opiné, sí nos invitarían a la degustación de café y bollería en Paterna o en oficinas. Pero a veces, por puros principios, lo mejor que le puede pasar a un cruasán es quedarse en el plato sin ser consumido por incomparecencia del comensal.

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