VALÈNCIA. Nuestros administradores nos han dejado hacer. En una demostración de confianza en los poderes locales, han decidido -se anuncia- que personas reales no deslocalizadas pueden gestionar el día a día del Valencia. Incluso fichar a un 'seis' de la Marina Alta sin necesidad de desencriptar un SMS de madrugada.
Como en cada despertar tras la debacle, una maniobra: si en el pasado el torniquete consistía en traer a un entrenador contrastado después del fracaso del técnico junior, ahora en lugar del bagaje lo que importa es el ADN. Nuestros administradores han detectado, siempre a la escucha, que había un problema de piel. Fallaba el servicio de cercanía.
Coronas, solises y carmelos para embadurnar de proximidad. Tu club de confianza. Es una campaña la mar de habilidosa, porque... ¿quién puede estar en contra de que personas que aparentemente ven partidos de fútbol gestionen el día a día deportivo de un equipo de fútbol? Un gran triunfo de la lógica.
El problema, nuestras duditas habituales, vienen al pensar: ¿será esto real o una artimaña?, ¿la institución ha decidido, volantazo mediante, que la decisiones las tomen personas que alguna vez han trabajado en una empresa deportiva o se trata más bien de una maniobra de apariencia para demostrar que este es un club valencianofriendly?
"Esta gente argumenta que 'como somos valencianos, conocemos el club'. Pero con valencianos al frente el club se fue a la ruina, ¿verdad?", pronunció Peter Lim en su gran obra, la entrevista al Financial Times, en 2021, cargado de razón. En cambio, su década al frente, ha provocado que ya podamos girar el argumento: "Esta gente argumenta que 'como somos de Singapur no vamos a cagarla como hicieron los valencianos'. Pero con singapurenses al frente el club se fue a la ruina, ¿verdad?".
Singapurenses pretendiendo que el Valencia parezca valenciano. Un apasionante giro de los acontecimientos. Apenas se paga la apuesta de que la próxima pantalla estará protagonizada por la narrativa '¿veis lo que pasa cuando dejamos que gente local tome decisiones libremente?'.
Pero entonces, como ahora, el problema será el mismo: es el modelo, amigo singapurés, es el modelo.
