Real Madrid, Atlético de Madrid, Racing de Santander, Hércules, Villarreal, Levante UD, SD Huesca, La Nucía y Sporting de Gijón quieren tener equipo de A-Ball
VALÈNCIA. El fútbol ya está inventado y sus normas son de sobra conocidas por todas las personas que simpatizan con este deporte. Un juego que se lleva a cabo con los pies, a excepción del portero, que también puede usar las mano. Unas normas que son de sobra conocidas, pero, quizás, poca gente se para a pasar como fueron los días en los que se decidieron aplicar por primera vez.
Una situación como esa se vivió un jueves cualquiera en el Pabellón de Nazaret. Dos exfutbolistas como Fernando Giner y Miguel Ángel Bossio trataban de encontrar una solución para que Manolo, Rubén y Quique, realizaran de la mejor forma posible los saques de esquina y de banda. Los cinco aportaron su visión, su opinión y su experiencia, para poder arrojar algo de luz a la situación. Tras probar todas las opciones, escogieron una por encima del resto: coger impulso, aunque para ello se pudiera invadir un poco la pista.
El A-Ball, según Fernando Giner, es «una nueva disciplina deportiva que ha nacido aquí en València», que están desarrollando y mejorando para ser reconocida oficialmente como un nuevo deporte. Las características más importantes que hay que tener en cuenta es que se juega en una silla de ruedas, sin pies, pero con dos palas que hacen su efecto, y con ellas pueden cumplir todas las funciones que un futbolista de pie.
Es una disciplina del fútbol que va dirigida a gente con movilidad reducida, sobre todo del tren inferior. Cuenta ya con unas reglas generales aprobadas, pero sobre las que todavía se siguen definiendo esos pequeños detalles como la forma de efectuar los saques de córner o de banda o algo tan básico como un balón y que llevan mucho tiempo buscando uno que pueda servirles, con el proceso posterior de amoldar las pinzas y algunos cambios más cada vez que se prueba un nuevo balón, reconocía Rubén.
"El A-Ball es un deporte nuevo en el mundo y necesita sus especificaciones a nivel de reglamento y las mejoras en la propia silla", aseguraba Fernando Giner
«No todos tienen el mismo tipo de dificultad», como comentaba Miguel Ángel Bossio, pero el objetivo es hacerlo más atractivo sin dejar de lado la esencia del fútbol. Los goles, los regates, los controles, los cambios de orientación, los disparos con la izquierda y la derecha, la habilidad con el balón, pases largos, cortos, la estrategia, la capacidad defensiva… todo lo que uno se pueda imaginar del balompié, existe ya sobre ruedas.
Cuando esto llega a oídos de otras personas con los mismos problemas, causan mucha «expectación» reconoce Giner. Llevan más de tres años promoviéndolo por diferentes lugares de la geografía española como Toledo, Madrid o Alicante, e incluso en la localidad china de Tianjin, donde el equipo que ha ido formándose en Valencia, bajo el amparo de la Asociación de Futbolistas del Valencia CF, ha realizado exhibiciones para darlo a conocer. Ha sido tal el revuelo que hasta nueve equipos han querido imitar este deporte novedoso. Real Madrid, Atlético de Madrid, Racing de Santander, Hércules, Villarreal, Levante UD, SD Huesca, La Nucía y Sporting de Gijón ya han puesto en marcha todo para, a través de sus fundaciones, tener un equipo, pero ha sido el Covid-19 quien ha ralentizado este proceso.
El proyecto que empezó como una idea de Fernando Giner, ha ido materializándose después de recibir la ayuda de mucha gente. Desde César Iribarren y Jose Noblejas hasta los encargados en adaptar las sillas, personalidades como Bossio, pero, sobre todo, de los jugadores. Lo que un día empezó con un grupo más reducido, hoy son «entre 15-20 jugadores».
Para ellos jugar al A-Ball significa «volver a tocar el balón», como reconocía Quique después del entrenamiento, y que admiten que, aunque no sea igual, les «llena», decía Manolo. Una vuelta al ruedo que a veces sorprende a más de uno, ya no solo a ellos mismos, sino también a la gente más cercana a ellos.
El primer día reconocen todos que eran «torpes» e incapaces de conseguir interceptar un pase, ni siquiera de darlos, pero que con «trabajo, trabajo y más trabajo» han sido capaces de superarse y jugar otra vez a fútbol. Ahora, lo que quieren es competir contra otros equipos. Medirse contra otras personas con sus mismas características y los pasos están claros.
Aunque esperan que pronto puedan ser reconocidos por la Real Federación Española de Fútbol y el Consejo Superior de Deportes, lo primero de todo es conseguir la oficialidad del deporte y que ya no solo sea la acción privada la que ayude a crecer ese deporte. En segundo lugar, la organización de un campeonato que permita medirse y promocionar de una forma más fuerte el A-Ball. Por último, el reconocimiento de otras federaciones como UEFA, FIFA o incluso la incorporación de alguna exhibición en los Juegos Olímpicos o Paralímpicos. Sin duda, unos pasos que todavía están lejos, pero que cada día que pasa podría estar más cerca de cumplirse.
Miguel Ángel Bossio tuvo unas palabras que hizo que a todos los presentes se les iluminara los ojos de orgullo: «Este fútbol se inventó aquí y ellos fueron los primeros en jugarlo. Ellos van a marcar historia. Acordate lo que te digo, ¡ellos van a marcar historia! Cómo hacen en el curso de entrenadores… ¿dónde se empezó a jugar el fútbol? El día que pregunten dónde se inventó el fútbol A-Ball dirán en València y ellos son los protagonistas». Creo que son unas palabras muy acertadas. Manolo, Rubén y Quique, junto a todos sus compañeros de equipo, son parte de la historia del A-Ball. Una historia que pude vivir aquel día, que radica en el sueño de sentirse futbolista y que está muy cerca de cumplirse.