Hoy es 13 de octubre
VALÈNCIA. La riqueza del refranero español abarca, casi, hasta el infinito y no hay capítulo de nuestro costumbrismo que no haya quedado perfectamente retratado en su seno. El reo que va camino de la horca para cumplir una condena, por supuesto, no va por gusto, sino por imposición, porque alguien así lo ha decidido y está obligado a cumplirlo y resignarse a su suerte.
Esta actitud de conformidad final es la que inspira el dicho: “A la fuerza ahorcan” y que podría describir la situación a la que se abocado Meriton después de haber hecho caso omiso -durante siete largos años- a la finalización del estadio varado en ‘Las Cortes’ y, de repente, encontrarse con una operación orquestada desde los despachos de la Liga que le ofrece una financiación que nunca obtendría en base a sus capacidades para gestionar un Club de fútbol pero que esconde una soga bajo su bonito envoltorio ya que el dineral que llega al club lo hace bajo la premisa de la obligatoriedad de invertirlo en infraestructuras sin posibilidad de malgastarlo en la tienda de futbolistas de su ‘amiguete’.
No hay escapatoria. Toca agachar la cabeza y cumplir con un compromiso que no tenían intención de cumplir y que, lamentablemente, tampoco dejaron bien atado quienes les vendieron el Club y ahora callan. De la noche a la mañana surgen debajo de las piedras los ‘padres’ de la criatura: los políticos achacan el paso adelante a la presión ejercida desde sus consellerías o concejalías y el presidente del Valencia, el mismo que lleva años riéndose del valencianismo y riéndose del compromiso referente al estadio, destapa la ‘caja de Pandora’ empalagando a su parroquia con los parabienes que conllevará la finalización del estadio. Parabienes que parecían no existir cuando eran ellos los responsables de encontrar los recursos con los que poder culminar la obra.
Ya no engañan a nadie. Ni habría estadio de no haber aparecido el dinero de CVC pese a que la llegada de Meriton iba a ser la operación más importante del Mundo mundial ni hubiera servido de nada la presión de las instituciones de no ser por el trabajo de la Liga que es quien, una vez más, ha lanzado un salvavidas al Valencia y a sus dirigentes. Desconozco si el cariño que Tebas le tiene a Lim y Meriton tiene que ver con la ayuda que haya podido recibir para establecer posiciones de La Liga en Singapur o si tiene que ver con otro tipo de intereses pero… lo bien cierto es que ya echó una muy buena mano ‘colocando’ a Mateu Alemany en el Valencia viendo el ‘despiste’ que se había instalado en el club con la llegada de Meriton, lo ha vuelto a hacer desbloqueando el atasco del estadio y va a ampliar su ‘apadrinamiento’ facilitando al Valencia la posibilidad de financiar el excedente de coste por encima de lo aportado por CVC a través de unos ‘operadores’ que podrían hacerse cargo de la explotación de las zonas comerciales siguiendo el camino marcado por el Atlético de Madrid en el estadio Metropolitano.
Repito que desconozco lo que oculta el proteccionismo de Tebas pero… los hechos están ahí y sería un despropósito absoluto no aprovechar la oportunidad. Soy el primero que piensa en la desgracia y el riesgo que supone poner tan valiosas herramientas en manos de quienes ni saben ni quieren pero, como el propio Murthy acostumbra a decir, … ‘es lo que hay’. Soy el primero que piensa que lo van a hacer porque les obligan las circunstancias y que están muy lejos de la ilusión que debería mover a un buen dirigente a la hora de emprender una iniciativa tan importante como es la construcción de la que será casa del valencianismo para las próximas generaciones y me encantaría que el reto recayese en manos más competentes y más decentes.
Ojalá prosperen las diversas iniciativas judiciales con las que poder poner freno al disparate que están protagonizando al frente del Club y ojalá 2022 nos traiga la salida de Peter Lim del accionariado valencianista pero, mientras todo eso no ocurra -y no soy especialmente optimista al respecto- sólo nos queda esperar que las instituciones sean capaces de consignar las cautelas necesarias para que no se vuelvan a ‘escapar por la gatera’ y que ‘ellos’ no estropeen una oportunidad como la que se presenta y dejen el estadio en manos profesionales y no hagan lo mismo que han venido haciendo con el fútbol.
En cuanto al aforo… reducirlo hasta donde pretenden reducirlo no es sino una declaración expresa de sus intenciones. Están jibarizando el Valencia y les sobramos todos. Incluso un aforo de 43.000 espectadores me parece exagerado para un club de fútbol gestionado por gentes de ese ‘pelaje’.
Feliz Año Nuevo.