VALÈNCIA. La espera ha sido larga, pero Aitor Fernández y el Levante han llegado al acuerdo definitivo para renovar el contrato del meta guipuzcoano, que hasta ahora extendía su vínculo hasta 2023, una temporada más. El pacto, que si nada se tuerce deberá hacerse oficial en próximas semanas, llega tras casi dos años de vaivenes, frenazos y acelerones en una operación que estaba pendiente de cerrarse, pero que la tesitura económica de la entidad granota había dejado en stand by.
Ya desde octubre las conversaciones con el portero y su entorno estaban encarriladas y el acuerdo, visto para sentencia. Sin embargo, de nuevo las estrecheces en las arcas levantinistas retrasaron dos meses más un culebrón que mantendrá a Aitor en el Ciutat de València con mejora salarial. Es el primer movimiento del Levante en el mercado de invierno, aunque los esfuerzos a corto plazo del club siguen centrados en sacar piezas del equipo de Alessio.
El del vasco se había convertido en los últimos meses en un caso prioritario por mucho que su situación no fuese la más urgente a resolver. Hay otros jugadores de la primera plantilla con fin de contrato este próximo mes de junio que el Levante quiere renovar, pero Aitor lleva demasiado tiempo con la promesa de ampliación encima de la mesa.
La renovación, eso sí, no exime de posible venta del de Mondragón en verano. Sobre todo si se termina consumando un descenso a Segunda División. De hecho, ya en la pasada ventana de transferencias hubo intereses potentes por Aitor. A finales del curso pasado el Barça preguntó por él, pero entonces se topó con la resistencia del presidente, Quico Catalán, que demandó unas condiciones económicas a las que el conjunto culé no podía llegar en ese momento. La idea de Mateu Alemany era la de meter jugadores en la operación para abaratarla, siempre en caso de salida de Neto. Quería fichar al guardameta pero sin pagar traspaso y Catalán no aceptó aquellas condiciones.
Con la ampliación de Aitor, el Levante refuerza un arco que desde finales de la pasada temporada tiene dos inquilinos de altura. El guipuzcoano ha compartido protagonismo bajo palos con Dani Cárdenas bajo el manto de tres entrenadores: primero con Paco López y el reparto extremo de minutos que ambos arqueros acabaron aceptando con mayor o menor agrado; después, con un Pereira que juró por activa y por pasiva que no iba a rotar y terminó pegando un giro de 180 grados; y finalmente con Alessio, que ante el Villarreal le dio las llaves a Aitor después de tres partidos de Liga con Cárdenas como titular.
El de Terrassa es, además, otro de los jugadores pendientes de anuncios en su contrato. Tiene firma hasta 2022 -es decir, hasta el final de esta temporada-, pero en su última renovación en marzo de 2020 también pactó dos cursos adicionales aplicables de manera unilateral por parte del club. El Levante podría apretar el botón y ampliar a Cárdenas hasta 2024, pero el portero catalán también tiene en su mesa una promesa de mejora salarial que no estaba estipulada en ese contrato firmado hace dos años.
Además, Cárdenas no solo ha demostrado su compromiso con sus actuaciones en el campo, donde se ha ganado la atención de clubes de Primera, sino también en los despachos: aceptó el fuego lento con el que se cocina su aumento, mantuvo ficha de filial en dos ocasiones en las que pudo aspirar a cambiarla -tras la cesión de Koke Vegas hace un año o este pasado verano- y, en ese sentido, entendió sin inconvenientes las explicaciones del club cuando tuvo que encajar en La Liga el fichaje de Mustafi fuera de mercado asignándole el dorsal '13', en España reservado para porteros. Entonces Dani Cárdenas siguió vistiendo el '34' en la última temporada en la que, por normativa, puede jugar con ficha de filial -cumple 25 años este marzo-.