VALÈNCIA. Me alegro mucho por Cristiano Piccini. Y lo hago porque no daba un duro en que su regreso pudiese aportar algo positivo al Valencia sobre el césped. No pasa nada por decirlo. Es decir, no hay que escurrir el bulto cuando uno se equivoca y no debe estar reñido con esbozar una sonrisa cuando el fútbol te calla la boca por su bonita naturaleza.
No me gustó la forma en la que se repescó a Cristiano Piccini. Un futbolista que apenas había competido y al que no se le esperaba a corto plazo como reconoció por aquel entonces Javi Gracia. Lamentablemente, una puesta a punto muy larga y múltiples contratiempos musculares nos hicieron perder la fe a la mayoría. Sinceramente, el pasado mes de enero mi visión transitaba más por ahorrarte la mitad de una ficha que recuperar para la causa a un futbolista cuya lesión de rodilla era muy complicada. Creía que era un patrimonio por el que el Valencia no iba a sacar ningún rédito deportivo o económico. Y Piccini ha trabajado en silencio para tapar bocas.
Entendí la ambición de Cristiano Piccini de seguir. El fútbol es un regalo que dura un periodo de tiempo determinado. Si te lo quitan antes y por una acción desgraciada... solo queda la rendición u optar por el camino difícil que exige fortaleza mental, constancia y superación. Y son estas características las que Piccini ha demostrado tener de sobra para no tirar la toalla. Era difícil no hacerlo. De hecho, conforme se rompió en el primer duelo de pretemporada contra el Levante lo di por perdido. No confiaba en él y hasta Bordalás priorizó el fichaje de Foulquier.
Una vez más, el sábado el fútbol dio una lección a los que no creíamos. Es tan bello como imprevisible. No entiende de historia, resultados, dinámicas o partes médicos, es el puro presente. A Piccini le llegó la oportunidad por los mismos infortunios que le tiraron a la cuneta. Y lo ha aprovechado contra Celta y Elche. Un gol que recordó al del Huesca por la jugada y por lo que representó en un grupo que está sufriendo.
¿Y ahora? Es la pregunta que me hago con Piccini. Un futbolista que ha esperado su oportunidad sin alzar la voz y ha respondido. La competencia es feroz con hasta seis laterales en plantilla para dos costados. Por mi cabeza asoma el doble lateral si Piccini logra la continuidad por la que lleva suspirando dos años y medio. Una fórmula que Bordalás apenas ha podido aplicar a lo largo de la temporada y que le seduce. Con un Piccini en forma, se puede tener en cuenta en el futuro.