VALÈNCIA. Noche mágica en Mestalla, desde las seis de la tarde esperaba la afición a sus jugadores en la avenida de Suecia, recibimiento apoteósico de una afición que llevó en volandas a su equipo y no dejó de alentarle en los 90 minutos que duró el partido, una vez más hay que quitarse el sombrero ante una de las mejores aficiones del panorama futbolístico.
Empezó nervioso el equipo sabedores de lo que había en juego, muchas imprecisiones y errores en los despejes de la defensa valencianista que tardó en entrar en el partido lo que aprovechó el Athletic para generar las primeras llegadas al área valencianista con un Williams que hacía daño al espacio pero afortunadamente no decidía bien en zona de finalización. Despertó el Valencia CF sobre el cuarto de hora de partido con una buena acción de Bryan Gil que encaró por banda derecha y tras dos fintas, buscó la rosca de su pierna izquierda y el balón tras tocar en un defensa salió lamiendo el palo izquierdo.
Del minuto 20 al 40 el Athletic tuvo el control del juego ganando la mayoría de segundas jugadas en la medular, Raúl García haciendo desmarques de apoyo provocando la salida de uno de los centrales y Williams aprovechando los espacios buscando su endiablada velocidad para plantarse solo ante el meta georgiano que fue valiente en la salida y desbarató la mejor ocasión de los vascos en el primer acto. Gayà que había forzado para estar en el equipo aguantó 32 minutos y tuvo que pedir el cambio. Salió Lato y demostró una gran entereza entrando muy activo en el partido y logrando que en esa banda izquierda valencianista Berenguer no tuviera presencia en ataque.
El partido estaba más para el Athletic que para el Valencia, pero llegó la jugada que cambiaría el devenir del partido. Falta lateral que bota Soler, despeja Yeray y recoge el rechace Guedes y tras recortar hacia la derecha sacó un derechazo descomunal que se coló irremediablemente en la portería defendida por Aguirrezabala que nada pudo hacer ante la potencia de disparo del luso. El Valencia se adelantaba en el marcador y el partido cambiaba totalmente a favor de los valencianistas. Pudo hacer el segundo en un balón en velocidad de Bryan Gil que tras irse por banda izquierda, centró buscando a Hugo Duro que no llegó por muy poco cuando se encontraba en posición franca para rematar. El balón le llegó a Carlos Soler en el segundo palo y disparó con fuerza rechazando el portero vasco lo que hubiera significado el segundo de los ches, que se iban al descanso con los deberes hechos.
En la segunda parte el Athletic tuvo mucha posesión pero no encontraba resquicios en la sólida defensa valencianista con una línea de cinco atrás y una línea de cuatro en el centro del campo. Ayudas permanentes, coberturas, permutas y una actitud encomiable de los valencianos hacían imposible que el rival tuviera opciones de gol. Intentó el equipo de Marcelino dar frescura a su ataque con la incursión Sancet y Nico Williams pero una y otra vez se topaban con un Valencia muy organizado, con mucho equilibrio y una solidez en la línea de 3 centrales que despejaban todos los centros laterales.
El Valencia intentaba salir a la contra con velocidad en el juego y transiciones rápidas pero no lograba enlazar tres pases seguidos y perdía con facilidad el balón. Muniain tuvo el empate en sus botas pero su disparo buscando la rosca de su pierna derecha salió desviado por el palo izquierdo de la portería defendida por Mamardashvili, que se mostró muy seguro toda la noche tanto en balones aéreos como en una falta botada por Iñigo que blocaba su potente disparo con una seguridad pasmosa.
Pudo hacer el segundo gol Soler en las postrimerías del partido pero no acertó por 2 veces ante la meta vasca. Yuri tuvo la última en un disparo desde fuera del área tras un rechace pero su disparo salió desviado, y llegó el delirio a las gradas valencianistas con el pitido final. Comunión perfecta entre afición y jugadores que celebraron sobre el césped un triunfo merecido que lleva al Valencia a su décimo octava final de Copa.
Posteriormente, la gente esperó a su equipo en la Avenida de Suecia y los jugadores y técnicos agradecieron desde el balcón de tribuna la generosidad y el esfuerzo de una afición que alentó como pocas veces recuerdo y que tenía unas ganas enormes de volver a Sevilla y concretamente a La Cartuja 23 años después de la mítica final del "probe Miguel".
El Valencia tendrá la posibilidad de luchar por un título el próximo 23 de abril que de ganarlo le daría derecho de jugar la próxima temporada la Europa Ligue y disputará las semifinales de la Supercopa de España. Premios motivadores para el equipo de Bordalas que disputará su primera final como entrenador de élite.