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André Gomes y el orgullo del pobre

Y ahora me han de decir ustedes que es un jugador irregular, que es más guapo que bueno y todas esas milongas. Bien. Se las compro todas. Pero esto se trata de necesidades. Y, si oficialmente no nos dicen lo contrario, la venta no es necesaria...

22/07/2016 - 

VALENCIA. Probablemente, este artículo sea el más efímero en actualidad de la historia. Quizá en el momento que usted lea esta columna de opinión (siempre imagino que si Plaza Deportiva fuese en papel, saldría de esa guisa, en el lateral derecho de una página par, al lado de los Vicentes, Molins y Bau -felicidades Tito-) haya fumata blanca y el estiloso portugués esté de camino a Chamartín, donde manda Floper. Pero por si sirviese de algo, aunque sea para acompañarles en los sorbos de su primer café del viernes, les lanzo estas, mis reflexiones, acerca de la posible marcha de André Gomes.

De entrada, no. Así, de golpe. Como Felipe González con la OTAN en aquella época. No debe ser prioritario vender al portugués en estas fechas. De hecho, servidor piensa que no debe ser vendido. Por lo menos este año. Y ahora me han de decir ustedes que es un jugador irregular, que es más guapo que bueno y todas esas milongas. Bien. Se las compro todas. Pero esto se trata de necesidades. Y, si oficialmente no nos dicen lo contrario, la venta no es necesaria. Todos tenemos nuestra libreta con los números -la mía es la de Mario Selma, de @VCF_Blog-, pero la cosa no va de números.

O tal vez sí. Porque la cuestión parece ser que, como no hay ingresos, se ha de vender para cuadrar la caja. Los números del Valencia, que van a ser a este paso más famosos que los números de LOST, son la madre del cordero. Pues muy bien. Hagamos números, pero bien hechos. Y los números son estos: tenemos UN dueño, que es de Singapur que ha puesto pasta para sacar del atolladero al club que estaba más muerto que vivo. Ese dueño tiene UN amigo que es el mejor representante de jugadores del mundo y que es mi segundo favorito después del gran Mino Raiola. Este amigo representante tiene el don de vender por verdaderos pastizales a jugadores, tanto aquí como en cualquiera de las aceras de Madrid. Y a su amigo le ha hecho comprar a precio de oro a promesas ibéricas con la esperanza de la revalorización casi inmediata, inflando gastos. Y en Benfica le van a poner una grada, o el campo entero, con su nombre de los beneficios que les da, inflando beneficios. Solo ha de convertirnos este verano en el nuevo Benfica, sin tocar a André.

Ahora tenemos DOS tendencias con el tema de Gomes: los vendedores y los secuestradores. Los primeros, ponen su coche, su bici o cualquier medio de locomoción para llevarlo a Madrid por los 50 o 60 millones que dicen los tabloides, jugando a ser profesionales del sentimiento y a diferenciar la sístole y la diástole de la cartera. Los segundos, con una mano en el corazón y la otra en las pelotas, que naranjas de la China. Que esos que se burlaban del chino del Valencia y ahora loan al portugués de oro, han de empezar a pagar, con sudor. Que hoy son 60, pero el lunes que es Santiago Apóstol, son 70. Y antes de ser Santa Ana, serán 80. Y esas gentes que compran barato, que hacen portadas diciendo que secuestramos a los jugadores, esas gentes que dicen, o hacen que otros digan, que hay jugadores nacidos para jugar en su club, hablan desde la atalaya del cortesano, por reírle las gracias al rey Floper, por vete tú a saber que entradas o que soldadas.

Y para esto, existen TRES personas que han de hacer ver la cuestión de la sangre a Meriton: Suso, Vicente y Damià. Estos tres, valencianistas por partida doble, profesional y sentimental, han de hacer ver a Lim que Valencia es otra cosa. Que aquí el orgullo es algo que se tiene muy a gala. Y que con poco que se dé, van a lanzarse como salvajes en cualquier batalla de Juego de Tronos. Que el principal activo es la afición. Y que cuando algo ilusiona, responden. Se llame Oriol Romeu o Nani. Y si Gomes va al vestuario local del Bernabéu, será un nuevo golpe en la maltrecha línea de flotación de la ilusión. Y que, puestos a exigir, hay que sacarle a Draper un patrocinador para la camiseta. O vender otras cosas, no al único tipo diferente, con potencial y, al menos desde fuera, comprometido. Porque Parejo no quiere estar. Y sus números son mejores que los de Gomes. Y no quiso que el Valencia creciese a su alrededor. Su cuenta sí, pero él no.

Al final, todo se reduce al orgullo del pueblo. Al orgullo del pobre. Y eso Lim, self-made-man, debería tenerlo presente. Muy presente.

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