¡Arriba excursionistas!

VALÈNCIA. Al igual que en la película "Atrapado en el tiempo" el valencianismo se siente como Bill Murray cuando oía aquello de "Bien excursionistas ¡Arriba!" mientras sonaba de fondo el "I got you babe" de Sonny y Cher, en la radio despertador del cutre hotel en el que se alojaba el reportero Phil Connors que había ido hasta Punxsutawney para ver la predicción de la duración del invierno que hace la marmota Phil.

Otro verano con el día de la marmota. Otro verano con el "hemos cambiado". Otro mes de junio que arranca con un comunicado estilo Juan Carlos I "Lo siento, me he equivocado, no volverá a pasar", y que al igual que en el caso de el emérito sabes que ni lo sienten, ni van a corregir su comportamiento y sabes fehacientemente que va a volver a pasar. Otro junio que parte desde el "vamos a trabajar para llevar al Valencia a la senda del éxito". Otro año en el que suenan mil nombres y no llega casi nadie de los que empiezan sonando.

Otro verano con un mantra nuevo, el de este año el local management, que lleva camino de convertirse en el "local malament" porque por más que nos vendieran que iban a tener más autonomía que la República de Irlanda con respecto del Reino Unido, luego han sido como la independencia proclamada por Puigdemont que duró 34 segundos. El equipo, tras dos compras, sigue parado a la espera de los permisos de Singapur con media plantilla aún por hacer. Lo del Valencia de Valencia y el Valencia de Singapur duró lo mismito que duran dos peces de hielo en un whiski "on the rocks".

Todo ello aderezado con la consiguiente tanda de sublimación de lo que en un club al uso no sería ni siquiera noticia por rutinario. Que Baraja ha prohibido los móviles en Paterna (no critico la acertada medida, si no la sublimación pública del hecho), que la presidenta ha vuelto y ha ido a ver un entrenamiento, que se han hecho dos fichajes (sin rebajar un céntimo de los precios de salida) o que se ha renovado a un entrenador por dos años (predispuesto a quedarse y sin más ofertas de primera división).

 Al insigne director deportivo del Valencia CF le faltó en la presentación de Pepelu presumir de que en Paterna por las mañanas los balones están inflados cuando comienzan los entrenamientos y hay agua para ducharse luego; y si lo llega a rematar colgándose la medalla porque ya va al baño solito, el discurso le hubiera quedado de coña.

Mientras tanto uno ve cómo cualquier equipo de primera se está reforzando y aquí lo fían todo a las ganas de Canós para forzar al Brentford a dejarlo ir porque no sueltan medio kilo. Y eso que el propietario está muy implicado, y su hijo también. No sabemos aún en qué, pero nos dicen que están muy implicados.

Luego se le exigirán resultados a Baraja. Y si es cierto que él ha querido participar en este juego, cabe hacerse la pregunta de para qué demonios sirve la pretemporada. Lo que antaño servía para trabajar ideas, inculcar conceptos y pulir automatismos en una plantilla en la que -a lo sumo- faltaban dos o tres elementos y de la que acabarían desapareciendo uno o dos, ahora se ha convertido en un sinsentido en el que el equipo con el que vas a trabajar en verano tiene poco o nada que ver con el que vas a competir la temporada por obra y gracia de una gestión que ha tomado como moneda de uso común cerrar las plantillas en la última semana de mercado.

Así que me da que la marmota va a volver a ver su sombra y va a decretar que aún le queda mucho a este invierno de la mediocridad al que Meriton ha condenado al Valencia CF. Me da que vamos a seguir oyendo el "I got you babe" de Sonny y Cher mientras desde los altavoces oficiales nos seguirán vendiendo ese paraíso que nunca llega diciéndonos con inusitada energía "¡Arriba excursionistas, bienvenidos al día de la marmota!"