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Bivol, el mejor boxeador de 2022, y el recuerdo de Archie Moore

11/11/2022 - 

VALÈNCIA. Esta semana escuché un podcast en el que Jaime Ugarte, algo así como la voz del boxeo en España, contaba q ue Dmitry Bivol iba a convertirse en el mejor púgil de 2022. No le faltan méritos. El boxeador ruso ha ganado dos peleas muy importantes este curso. El sábado, en Abu Dhabi, derrotó al ‘Zurdo’ Ramírez, logrando retener el título de campeón del mundo de los semipesados. Pero su gran éxito llegó unos meses atrás, en mayo, cuando venció de manera inapelable al gran ‘Canelo’ Álvarez, otro mexicano y un rival que no perdía una pelea desde 2013, cuando cayó ante Floyd Mayweather.

Bivol, que nació en Kirguistán y es hijo de un moldavo y una surcoreana, se encontraba en una disyuntiva: aceptar la revancha y una muy jugosa bolsa por volver a enfrentarse a Canelo, o ir a por los cinturones que le faltan de los semipesados luchando contra el también ruso Artur Beterbiev. Su compatriota posee uno de los puños más temibles del boxeo actual y cuenta todos sus combates, un 100%, por KO.

Bivol no es un boxeador estrella. No tiene millones de seguidores ni monta un espectáculo cada vez que sube al ring, pero sus veintiún combates han terminado con el árbitro levantando su brazo. Es un tipo poco estridente que muy poco a poco, sobre todo a raíz de su triunfo ante Canelo Álvarez, va ganando popularidad, algo que ya ha comprobado en uno de sus últimas visitas a Los Ángeles -él entrena al sur de California-, donde ya le reconocía mucha más gente, sobre todo latinos.

Y la prensa internacional, además, tiene claro que el gran combate de 2023 puede ser el Bivol-Beterbiev del que saldrá un campeón indiscutible con las cuatro coronas de los semipesados. Bivol tiene 31 años y empezó en el boxeo a los seis. El púgil, de quien todos destacan su técnica, su uno-dos y su jab, debutó como profesional en 2014 después de una prolífica carrera amateur en la que disputó casi trescientas peleas (268 victorias y 15 derrotas).

En ese podcast, los expertos ampliaron el foco y hablaron de que los semipesados ha sido históricamente una categoría “maldita”. Y todos coincidieron en hablar, al referirse a los grandes referentes de la historia, de Archie Moore. Moore (1913-1998) fue un púgil estadounidense que luchó durante tres décadas.

Mi amigo Juanito, que sabe mucho de boxeo, dice que es estúpido comparar la época de Moore con la de Bivol. De entrada, Moore subía al ring todos los meses, mientras que Bivol solo ha tenido, y es de los pocos con más de un combate, dos peleas en 2022. En 1948, por ejemplo, el norteamericano disputó 16 enfrentamientos; en 1951, 18. Una barbaridad. Una cifra impensable en nuestro tiempo.

Moore no se hizo popular hasta pasados los 30 años. Antes sobrevivió con peleas de medio pelo con bolsas paupérrimas. Pero entre 1936 y 1963 completó 229 combates, con 194 victorias (141 por KO), 26 derrotas y ocho nulos. Al final de su carrera hizo todo lo posible por ganar también el título del peso pesado, pero sucumbió ante Rocky Marciano (1955), Floyd Patterson (1956) y un jovencísimo Cassius Clay que aún no se hacía llamar Muhammad Ali (1962). Moore, de hecho, es el único boxeador de la historia que se ha enfrentado a Rocky Marciano y Muhammad Ali,

El estadounidense provenía de una familia muy pobre. El niño fue bautizado como Archie Lee Wright, pero su padre, que era medio vagabundo, les abandonó cuando aún era un bebé. Su madre se vio incapaz de sacar adelante al pequeño Archie y a su hermana mayor y dejó que lo criaran en St. Louis unos tíos suyos, Cleveland y Willie Pearl Moore, de quienes tomó el apellido años más tarde.

Cuando murió su tío en un extraño accidente, Archie comenzó a frecuentar las malas compañías. El chaval cometía pequeños hurtos y después de vender un par de lámparas de aceite robadas se compró sus primeros guantes de boxeo. Aquella etapa terminó con Moore encerrado en una reformatorio durante casi dos años.

Al salir empezó a prepararse como boxeador. Sus métodos nunca fueron los más ortodoxos y Moore, que viajó mucho cuando se hizo profesional, aseguraba que seguía una dieta que le había enseñado un aborigen australiano. La clave, decía, era masticar la carne y extraer los jugos, pero no la fibra. También se especuló mucho con su edad. Él aseguraba que había nacido el 13 de diciembre de 1916, pero su madre le desmintió y afirmó que nació el 13 de diciembre de 1913.

Al principio no lo tuvo fácil y durante diez años le negaron una pelea por un título mundial. Mientras tanto sobrevivía como podía con peleas en bares de carretera. Pero después de varios combates en la costa este acabó haciéndose un nombre.

Cuando empezó a rondarle por la cabeza la idea de medirse con Rocky Marciano, se encontró con el desprecio del campeón, que no accedía a su oferta. Entonces Archie Moore invirtió 50.000 dólares en una campaña publicitaria para retar al hombre que no conoció la derrota en un cuadrilátero. Rocky no tuvo más remedio que aceptar la pelea y ambos se enfrentaron en un Yankee Stadium abarrotado de público -incluidos los actores Gregory Peck y Robert Mitchum- del que aún se pueden encontrar fantásticas fotografías en blanco y negro. En esa velada, Moore, que ya tenía 42 años, envió a la lona, por segunda y última vez en su carrera, a Marciano, pero este se levantó y en el noveno asaltó derrotó por KO a su oponente.

Moore peleó hasta los cincuenta años. Luego se retiró y fundó una organización llamada Any Boy Can (ABC), que tenía como misión enseñar boxeo a niños desfavorecidos de San Diego. El ya exboxeador, que de niño estudió en escuelas segregadas para negros, fue un gran activista por los derechos civiles. También tuvo tiempo de aparecer en alguna película de la época. Su intervención más llamativa fue su interpretación de un esclavo en ‘Las aventuras de Huckleberry Finn’. Moore también fue durante un tiempo el preparador de George Foreman.

Al gran campeón de los semipesados le gustaba repetir un dicho: “Las cosas buenas llegan a los que esperan, siempre que tengas la capacidad de esperar lo suficiente”. Y quién sabe si Dmitry Bivol se convertirá también, a base de paciencia y elegir antes los combates que engrandecerán su carrera que aquellos que le harán más rico, en una leyenda de los semipesados.

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