Sin goles no hay ascenso directo

VALÈNCIA. El jueves ante la Ponferradina, el Llevant de Calleja volvió a mostrar el estilo (en tres fases) con que el míster espera alcanzar una de las dos plazas de ascenso directo. Fase 1: una aburrida primera parte de tanteo (sí, sí, que vayamos al circo) en la que apenas se generaron las ocasiones del gol anulado a De Frutos y del remate de Moraes rozando el palo. Fase 2: los blaugrana salieron como un ciclón y generaron opciones de gol para vencer plácidamente pero una desesperante falta de acierto mantuvo el 0-0. Y fase 3: para seguir con la tradición, el equipo volvió a caerse en el tramo final. A nosotros nos parece un bagaje escaso para una entidad a la que urge el ascenso y que no quiere ni oir hablar de la lotería de la promoción. Quizá a Calleja, en su fuero interno, también se lo parezca, porque en las ruedas de prensa ya no habla del objetivo del ascenso con la convicción con que lo hacía. Y, en todo caso, permítanme que insista: hay equipo para no tener que especular con el resultado de esta manera. Aunque en esta ocasión, a los puntos, el equipo fue sobradamente merecedor de la victoria; más que ante el Málaga.

••• Nadie cede. Hay muchos tópicos sobre la Segunda: que es una liga muy larga (sin embargo, sólo se disputan 4 partidos más que en Primera, sin contar promociones) o que cualquier rival te amarga la tarde porque está muy igualada (como en cualquier categoría). Sí es cierto que este año se ha conjurado una terna de aspirantes que no ceden en su empeño y que están en un pañuelo. No hay más que comprobar que entre el líder y el séptimo clasificado hay cuatro puntos mientras que el curso pasado en la jornada 20 había… ¡17! O en la temporada 2016/17, cuando el Llevant ascendió, la distancia era de 15 puntos, con los granota de Muñiz líderes destacados. A Alavés, Granada y Llevant se les presuponía grandes favoritos, como descendidos, pero se les han unido sin complejos Las Palmas, Burgos, Eibar y Cartagena. Y por detrás aún puede saltar algún candidato más: Sporting, Leganés, Huesca, Albacete… Todo apunta a que el ascenso directo estará más reñido que nunca. Dejar escapar puntos ante rivales asequibles como Lugo o Ponferradina obliga, para no perder el tren, a sumar seis puntos en el final de la primera vuelta ante rivales de la entidad de Alavés y Eibar.

••• Moraes, Bouldini. Hay un lamento entre el levantinismo: ¿quién será el goleador que necesita el Llevant este año? Es complicado: apenas se centran balones al área, apenas hay ocasiones para un rematador nato. Y ambos, como Soldado, lo son. Confío en el brasileño, que no se ha estrenado, y en el marroquí (3 tantos). Lo que ya no tengo tan claro es que el Llevant, si juega como hasta ahora, vaya a ser un equipo más goleador (1,05 tantos por partido). Y, desde luego, creo que es una quimera alcanzar el ascenso directo con este guarismo. El curso pasado Almería y Valladolid marcaron 1,69 y 1,61. El del ascenso levantino de 2017, el Llevant, 1,36 y el Girona, 1,55. Y es que, exceptuando al Burgos, el Llevant es el que menos marca de los once primeros de Segunda. Y el problema, el grave problema, es que, tras la mejora inicial cuando se marchó Natfi, apenas se ve una progresión.

••• El Alavés de Luis García. Los equipos del míster exgranota van con velocidad de crucero: tras ascender al Llevant, en Segunda dirigió al Mallorca, con quien subió en 2021 a Primera, empatado a 82 puntos con el campeón, el Espanyol, y 9 por delante del tercero; y ahora tiene al Alavés en la parte alta desde el inicio de liga. En los tres casos, con plantillas de poco relumbrón. Un chaval llamado Iborra, por cierto, era el metrónomo de aquel Llevant de Luis García que ascendió contra todo pronóstico en 2010, durante la temporada del centenario.