Ganar y ascender

VALÈNCIA. Mejor tarde que nunca. Era imprescindible que el Llevant UD tomara la iniciativa para abarrotar Orriols. Ojalá hubiese podido ser sin regalar entradas pero es lo que hay. Ojalá por la plena identificación con el club, por fidelidad, porque el fútbol que despliega el equipo engancha a la grada, porque la ilusión es desbordante. Pero no es así. Hace tiempo que existe un abismo entre los escalones y el palco, provocado por una suma de pequeñas decepciones y grandes fracasos. Esa sensación de abismo se atenuara con un triunfo, seguro. Porque esto del fútbol va de eso. De ganar. Ganar modifica todos los estados de ánimo.

El Llevant se juega hoy infinidad de cosas y sobre todo su futuro como entidad. Una derrota sentenciaría sus opciones de ascenso directo y pondría en riesgo incluso la promoción, pendientes de lo que haga el Cartagena en Albacete. Jamás debiéramos haber llegado a este punto pero así están las cosas, ahora y aquí. Por ello ni siquiera nos pasa por la mente lo que no sea ganar y ascender. Parte de ese abismo es consecuencia de la agridulce temporada y de unas cuantas malas decisiones. Esto subyace en el levantinismo, pero hay que ganar y ascender.

La caldera que será Orriols cuando suene el himno y los chicos salten al césped dejará en stand by todos los errores. Sólo valdrá en ese momento que el equipo, a base de casta y coraje, enganche al levantinismo desde el minuto uno.

El Alavés tiene un buen equipo, bien armado y dirigido por García Plaza, pero es inferior al Llevant, pese a todo. Hay que ganar como sea. Es la gran final y las finales se ganan.

Una victoria pondría al Llevant con 65 puntos y el calendario más asequible de los aspirantes, que además se deben enfrentar entre ellos. 65 puntos y Tenerife, Eivissa, Vila-real y Oviedo; un descendido y tres en tierra de nadie. Para estar en Primera el 28 de mayo hay que ganar hoy y tres de los cuatro encuentros que vienen a continuación, al menos.

Al final el club se ha acogido a Orriols. Hay plena confianza en el plus que llegue des de la grada para llevar en volandas al Llevant. Todas las esperanzas están depositadas en cada uno de nosotros y en nuestras gargantas. Y responderemos. Como siempre. Por una sola razón: hay que ganar y ascender. Por el escudo.

••• Falleció Julio Arriaga el 22 de abril a los 74 años. Peronista y reputado cardiólogo, fue intendente (alcalde) de Cipolletti (Río Negro) entre 1995 y 2003 y diputado nacional entre 2005 y 2009. Presidente del Club Cipolletti, siempre amó el fútbol, que practicó hasta muy mayor. Se enamoró del Cabanyal, donde tenía casa, y del Llevant, del que era socio, aunque sólo acudiese al estadio unos cuantos partidos al año. Lo seguía con pasión desde Argentina y era fiel seguidor de esta columna. Un tipo enorme que tendrá que celebrar el ascenso de 2023 desde donde quiera que esté, soñando con remates imposibles y balones que besan las mallas.