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bombeja agustinet! / OPINIÓN

Que regrese el fútbol

20/11/2023 - 

VALÈNCIA. Al Llevant UD, como club, jamás le funcionó denunciar arbitrajes lamentables como el de Leganés. Por el motivo que sea, los granotes nunca caímos simpáticos a los árbitros. En la temporada 2004/05 nos reestrenamos en la élite, cuatro décadas después. La entidad dirigida por Villarroel vivió la temporada inmersa en tres polémicas: la no renovación de quien nos llevó a la tierra prometida, Manolo Preciado, por los celos del máximo accionista, que ofreció el proyecto a un novato Bernd Schuster; la camiseta blaugrana más atrevida de la historia, sin “les barres blau i grana del teu més clàssic jersei” (1), y un descenso arbitral. Nunca se vio un desatino como aquel: en tantos partidos, en tantos detalles, en tantas decisiones equivocadas, siempre en contra. Aquella escuadra granota jugó bien a fútbol con el teutón y, tras la cacicada de su destitución a falta de cuatro jornadas, con Oltra, pero un sinfín de “errores” arbitrales y partidos de rivales directos (señalados como biscotto) acabaron con el Llevant en Segunda, apenas un año después de la desbordante alegría del levantinismo. Se puede afirmar sin sonrojo que el estamento arbitral descendió al Llevant. Las denuncias del club, tras los primeros escándalos, molestaron en un colectivo que acabó ensañándose, de forma gremial y persistente. Volviendo al presente, tras el inexplicable gol anulado a Bouldini ante el Villarreal B y la esperpéntica actuación de Milla Alvéndiz y González Esteban en Butarque, ya advertimos de que el club no debió entrar en guerra con el CTA. La negativa a poder revisar un audio del VAR y la chulesca forma de explicar el porqué (sin hacerlo en realidad) son un claro aviso, un “aquí mandamos nosotros” y una advertencia de un colectivo que se cree intocable. El Gobierno debería ir más allá de Rubiales y poner orden, justicia y sentido común en el fútbol, antes de que sea tarde.

 ••• Calleja y el bosque. Que los árboles no nos impidan ver el bosque. Sí, la primera parte fue magnífica en casa del líder y el Llevant debió marcharse al descanso 0-3 (al esperpéntico gol anulado a Gómez hay que sumar el penalti cometido sobre él) y con Cissé expulsado, por agresión a Giorgi. No es menos cierto que, tras el paso por vestuarios, el Leganés cambió el sistema para combatir el despliegue táctico de Oriol Rey, amo y señor en la primera mitad, pero Calleja no reaccionó ni modificó nada hasta el 2-1 y, en todo caso, para entonces el equipo se mostró hundido, aunque quedaban más de 20 minutos por delante.

••• Partido trampa. Que las polémicas queden atrás y que vuelva el fútbol. Una victoria hoy ante el Racing, con toda la jornada disputada, devolvería al Llevant a plazas de promoción, por los pelos y con los mismos puntos que el otro Racing, del Ferrol; pero una derrota alejaría, pese a sus empates, a Leganés y a Sporting a 11 y 5 puntos, y la promoción a tres puntos. Y sería letal, desde el punto de vista anímico.

(1) Himne en valencià. Alguien debió de decidir, hace años, que el himno granota no se volviera a poner jamás en valenciano en la megafonía del estadio. Y así es. Es que ni por equivocación. Danvila y Sánchez deberían revisar esta cacicada y repararla.


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