Bonico, no lo hagas

VALENCIA. Y mientras que la disputa por la presidencia del gobierno español va a terminar haciendo bueno (y corto) el proceso de venta del Valencia, já, el club está inmerso en un admirable trance de lo que Carlos Floriano denominó "darle piel" a las cosas, ser más emocional, aparentar cercanía, dejarse ver. Layhoon se ha prodigado a golpe de redacción, Peter Lim ha ofrecido un discurso a la nación desde un vestíbulo (el Westin ya es una instalación más del VCF). Además se ha reconocido el objetivo/deseo de encontrar una figura simbólica, algo así como un fallero mayor, que le ponga rostro al valencianismo del día a día. "Piel, piel, que es lo que les gusta", se habrán dicho en Singapur.

En el calciomercato las acciones de Bonico Ortí aumentan los últimos días. Ni que fuera una de las pocas figuras que despiertan simpatía unánime (quizá hasta demasiada), que apenas se han quemado en el camino abrasador. La tentación de entregarse en brazos del jaumisme. 

Supondría enmendar uno de los mayores errores diplomáticos de las últimas décadas en el club: la supresión de Ortí como presidente tras aquella cena en Mónaco donde Soler y Consuelo sintieron celos de un hombre portador de abanicos gigantes que sin ser nadie participaba en lugar de ellos de los fastos monegascos. A partir de ahí se ejecutó el consuelato, todo lo que iba bien fue mal hasta perder por completo la cabeza. Visto lo visto, fue una bendición para Ortí, excluido de una gestión que terminaría en catástrofe.

Qué atrevimiento darle consejos al líder del jaumisme, no es esa la intención, pero con una visión enfriada, y llegado el momento, no dudaría: Bonico, no lo hagas. Él es de los pocos que han salido con vida de tortuosos pasajes, un superviviente, el único pacificador con arrestos para forzar a Amadeo Salvo y a Vicente Andreu a que se den un abrazo en público. Pero su momento ya fue y cualquier intento de volver al primer plano será arriesgar su gloria y someterse a un escenario que no podrá controlar. 

La búsqueda del ‘presidente independiente’ -consciente de que apenas gozará de independencia- no solo debía limitarse a alguien amable, para eso ya está Layhoon. Y no solo a alguien que despierte unanimidad, como Bonico. Más bien necesita de alguien con capacidad para liderar un club ante su público, no solo un símbolo. 

Lim parece querer buscar un substituto para Amadeo Salvo que sea descafeinado y sea light, que se deje hacer. El embajador en Valencia que nunca contradiga al gobierno central. Ortí tiene experiencia, es el nombre más previsible. Ya ha ejercido en esas funciones. Pero su tiempo pasó. Bonico, por ti, no lo hagas.