SEVILLA. El runrún en la grada del Ramón Sánchez-Pizjuán sobre que podía ser el día de Lucas Boyé, un futbolista por el que el Sevilla había preguntado en verano, arrancó con el remate de cabeza del ítalo-argentino que neutralizó Yassine Bono sobre la línea. La acción no acabó en gol, pero estuvo cerca de hacerlo, algo que hubiese condicionado el choque tanto o más de lo que lo hizo la expulsión de Pedro Bigas.
Tras el encuentro, Boyé era el protagonista en los micrófonos de Movistar +, en lo que se mostraba muy apesadumbrado. El delantero, que había visto la última media hora del choque en el banquillo, tras decidir Pablo Machín sustituirle por 'Eze' Ponce en el minuto 63, se refería a la decimotercera derrota encajada por el equipo como "dura, una más que nos sigue hundiendo".
"Estamos pasando un momento muy triste, pero solo queda poner el pecho, seguir intentándolo, trabajando, compitiendo para conseguir los ansiados puntos", señalaba el futbolista, lamentando en voz alta "la locura que les está costando revertir la situación": "Estamos muy jodidos [...] la sensación es muy fea, estar ahí abajo en la tabla, con tanta desventaja con respecto al anterior [...] cuando las cosas están así todo cuesta el doble, encajamos los goles muy rápido, lo pagamos todo muy caro", manifestaba.
