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OPINIÓN 

Caso Iberia: defender a los tuyos  

Caso Iberia. Un empleado del Twitter de la aerolínea se extralimita y queriendo mantener una comunicación fresquita, cercana y amable con la comunidad termina participando del escarnio de Negredo a propósito de su peso y su voracidad. Efectivamente, una gilipollez. El Valencia en lugar de mantenerse tibio

15/07/2016 - 

VALENCIA. El caso Iberia a buen seguro no es más que un lance anecdótico, sin más trascendencia que su simbolismo. Pero ya se sabe que hay una gran cantidad de auténticas chorradas que desprenden mensajes profundos (no hablaremos del #TotsSomLeoMessi y el absoluto descaro con el que un club de fútbol socializa la corrupción...).  

Caso Iberia. Un empleado del Twitter de la aerolínea se extralimita y queriendo mantener una comunicación fresquita, cercana y amable con la comunidad termina participando del escarnio de Negredo a propósito de su peso y su voracidad. Efectivamente, una gilipollez. El Valencia en lugar de mantenerse tibio y no entrar al trapo responde y le pide a Iberia que se dedique a mejorar sus servicios y deje de faltarle el respecto a los futbolistas VCF.

Vale, ¿y qué? Mucho. Esa anécdota ligera es una pequeña noticia satisfactoria porque demuestra que el Valencia, al menos, responde. Lo es por su novedad: hace unos cuantos años que el club se mantenía timorato hasta el punto de ser acusado de dopaje y responder fríamente mientras el Barça rodeado de munición iba a los tribunales. El Valencia en el llorentismo pasaba por alto la mayoría de las afrentas por ese sentimiento acomplejado que tenían sus capos de creer que desde fuera siempre les trataban mejor que desde dentro; esa configuración de club indiferente queriendo molestar lo menos posible al establishment para que sus directivos pudieran mantenerse dentro del mismo. 

Con Lim, previa excepción turbulenta, directamente la entidad empezó a vivir alienada, en silencio (algunos lo confunden con la discreción, cosas distintas), dejando que los demás hablaran por él. Ha sido demasiado sencillo tratar al VCF tal que un pelele por la inconmensurable falta de amor propio de sus dirigentes. 

Qué poca cosa que se defienda a uñas y dientes a los propios, pero qué novedad. Aunque se trate de proteger a un futbolista que apenas se protegió a sí mismo. Para eso debe estar el club: para darle la máxima cobertura mientras es exigente con él. Ni una cosa ni otra ocurrieron. Recuperar el amor propio no es un título ni una clasificación directa para jugar ninguna cosa, pero tiene un valor incalculable. 

Basta de autoodio, por un VCF aguerrido y que se respete a sí mismo.

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