VALÈNCIA. Que mal le sentó al presidente Rubiales la queja del Valencia CF y las criticas al dinero que daba a los equipos de la Supercopa en Arabia Saudí.
Cantidades que no recibía el campeón que era el Valencia, algo vergonzoso, para que su federación ingresara más dinero y hacer viajar a los clubes a otra parte del mundo.
Le sentó tan mal que el Valencia CF acudiera a la justicia (algo lógico si no eres un abrazacalvas) que desde entonces no tenemos un arbitraje en condiciones.
A la mínima duda todo se dirige en contra del equipo sin que nadie levante la voz de una canción que se repite demasiado a menudo, el Valencia perjudicado.
¿Y que tiene que ver Rubiales en los arbitrajes se preguntarán? Pues que el oscuro y temido colegio nacional de árbitros pertenece a la Federación, y ya se sabe que no es precisamente un estamento muy democrático ni transparente. No lo ha sido nunca y por lo vientos que corren, nunca lo será.
Un coto de caza al enemigo dónde ni siquiera hay infiltrados, donde cobran una pequeña fortuna cada año y dónde nadie sabe los criterios que les guían. El coto de caza, al servicio del gran cazador Rubiales, que además se entretiene en otros asuntos que no son precisamente los futbolísticos, al margen de la guerra sostenida con LaLiga de Tebas, otro que tal tío Pascual, empeñados en dar una imagen bastante lamentable de opacidad y peleas continuas mientras ellos van llenándose los bolsillos a base de aprobar jugosos beneficios para sus bolsillos .
Por si faltaba poco al coto de caza, añadieron una nueva arma moderna y letal, capaz de de disparar con máxima precisión. Se llama VAR, acojonante. No tenían otro nombre para que el arma más moderna se confundiera con unas cervezas y unas tapitas ¿Y quien utiliza el arma? Pues no son técnicos en informática, ni tampoco se hacen cursillos para manejarla. En el coto de caza mandan ellos, y por lo tanto la manejan ellos.
Ex árbitros que demostraron la mayoría poca preparación, compañeros delegados de clubes arrimados a la sombra del poder, pluriempleados del tres al cuarto y demás demócratas que nunca salen a explicarle al aficionado ninguna de sus decisiones. Eso son los del coto de caza, desde que el dictador José Plaza les enseño el camino.
No contentos, se inventan cada año normas confusas. Que si es mano, que si el balón iba a la mano, que si la mano iba al balón, que si el penalti es una decisión del árbitro, que si en jugadas no entra e VAR, que si rematas con la mano pegada al cuerpo y es gol sube al marcador etc.
En resumen: pitan lo que les apetece, sabiendo que el del VAR es amigo, que duermen hasta casi juntos y que se conocen de toda la vida.
No por estudiar en la universidad o por haber sido señores colegiados y reunirse en los Madriles a comer bien y a tomar las cervecitas, ya no hablo de algunas noches en la Plaza Orense...
Así que el coto de caza que decide millones en una liga profesional, obedece a Rubiales y éste no nos tiene mucha simpatía.
Nos atracaron con Javi Gracia y con Bordalás nos han quitado, siendo pesimistas, unos 7 puntos en la tabla. El año pasado 9.
Pero tranquilos aficionados que aún queda la segunda vuelta para seguir con su sangría verbenera, ante la impotencia del buen valencianista que a pesar de que el equipo juegue bien o mal, se encuentra cada partido gritando el nombre del noble animal llamado “burro”, cuando en realidad son “buitres” que anidan y planean sobre una férrea dictadura. Un lobby al que los equipos temen.
La frase continua de entrenadores y jugadores diciendo "no voy a hablare del arbitraje pero..." deja a las muy claras que falla el sistema.
Con el VAR no se debería cometer ningún error. Pero simplemente no les interesa. La frase de que la jugada es la que el arbitro interprete lo dice todo. No hay imparcialidad. A otro perro con ese hueso. Sigan en su puñetero coto.