El Levante entra en depresión
El Levante entra en depresión
VALÈNCIA. Dos de los últimos quince puntos disputados. De encajar un gol en siete partidos, a recibir diez en cuatro. Y de reencontrar cierta solvencia defensiva a señalar los errores que cuestan puntos. Vuelta a las andadas. El Levante entró definitivamente en depresión este lunes contra el Racing. Hubo 'crac' en Orriols, aunque la caída no sea numéricamente irreversible. El conjunto de Javi Calleja permanece a tres puntos de las plazas de play off y a cinco de las posiciones de ascenso directo que marca un Valladolid que ha de pasar próximamente por un Ciutat, hoy, lejos de ser un fortín. Eso sí, el liderato está a once y, por detrás, otro traspiés podría dejar a los granota décimo terceros, en el peor de los casos. Ahí se enciende el foco sobre el cogote del entrenador de Alcalá de Heneras, que lo que encuentra es un Tourmalet de equipos de la zona alta para entrar en diciembre (Eibar este sábado, Valladolid y Sporting).
En el Levante, Felipe Miñambres tiene el juego de llaves de la planificación deportiva y, por el momento, emana confianza en el técnico, aunque el tembleque de resultados ponga a los entrenadores en el centro de la diana. Sin embargo, más incluso que la marcha del equipo, preocupa el capítulo de las lesiones. De hecho, el staff liga parte del mal rumbo actual con el carrusel de lesiones que está padeciendo el equipo. Este lunes, Calleja soportó el mayor parte de bajas desde que ocupa el banco del Ciutat: hasta ocho, muchas de ellas de importancia capital. "Somos un equipo muy joven, con muchas bajas, y tenemos que ir aprendiendo para no cometer los errores que estamos cometiendo y competir mejor en momentos puntuales", comentó el preparador madrileño.
El Levante entra en depresión
Lo que también soportó Calleja fueron los primeros cánticos formados de "Calleja vete ya" en Orriols. No fue un clamor, no fue un grito al unísono en todo el coliseo granota, no lo entonaron los 12.600 que se acercaron al Ciutat un nebuloso lunes noche. Sí fue una parte de la grada la que no solo dirigió su furia al cuerpo técnico, sino también al palco. Ocurrió, fue audible y Calleja lo recibió. No hizo mueca alguna en el momento, pero sí respondió tras la derrota: "Lo interpreto como es el fútbol. Tienen todo el derecho, esto funciona así y lo sabemos. Me encanta cuando han ido las cosas bien y la opinión era diferente. Hoy han mostrado otra, es totalmente respetable".
La energía del staff no está en esa batalla. Al menos eso es lo que se respira. El equipo espera, primero, recuperar hombres a granel para el encuentro de Ipurúa: un Fabrício en condiciones reales de ser de la partida, un Álex Muñoz recuperado, un Lozano de vuelta y Andrés Fernández, en función de cómo evolucione esta semana. El cartel de ausencias, si no hay nuevos contratiempos, podría reducir rostros para tratar de maquillar la preocupante imagen con puntos en Eibar. La vuelta a esa tortilla, taponar el foco en diciembre y comerse los turrones.