VALÈNCIA. La crisis del coronavirus está sembrando la locura en el fútbol español. El último episodio, a raíz de los criterios elegidos por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para designar los cuatro representantes nacionales en la próxima Liga de Campeones. Barça, Real Madrid, Sevilla y Real Sociedad, los cuatro primeros clasificados de La Liga con once jornadas por disputar, serían los agraciados si la temporada no concluye. Y con un as bajo la manga.
Con ese criterio clasificatorio escogido por Luis Rubiales, no solo el Valencia quedaría fuera de la máxima competición europea -algo que supone un duro golpe económico para sus arcas-, también el Atlético de Madrid. Un equipo construido, al igual que el de Mestalla, sobre los cimientos de un obligado nuevo billete para la Champions League 20/21. Era extraño que los colchoneros quedaran apeados bajo baremos improvisados que tuvieran en cuenta únicamente el factor deportivo, así que la UEFA, según adelantó El Partidazo de Cope, le ha regalado a Miguel Ángel Gil Marín un pase VIP para la siguiente Liga de Campeones. El Atleti disputará la próxima edición con total seguridad porque la UEFA se guarda siempre la opción de invitar a algún equipo a su campeonato.
Ahora bien, no es la primera vez que esto ocurre. De hecho, la propia UEFA ya tomó medidas al respecto hace quince años, cuando quiso invitar al Liverpool pero la federación inglesa se negó a quitarle la plaza Champions a su cuarto clasificado. No solo el Atlético tiene el beneplácito del organismo, hay otros precedentes y, como el Valencia o el Getafe, otros damnificados por la política de invitaciones a dedo.
Viernes, 19 de mayo del año 2000. Última jornada de Liga. El Real Madrid se jugaba su clasificación para la Champions League del siguiente curso ante el Valladolid en el Bernabéu. Perdió 0-1 y quedó definitivamente ubicado quinto, detrás de un Zaragoza que también cayó, precisamente en Mestalla, por 2-1. Ese miércoles los chicos de Vicente Del Bosque jugaban la gran final de París ante el Valencia después de una temporada más que cuestionable, antes con Toshack al mando. Y la ganaron con solvencia.
A principios de siglo no existía la regla UEFA que hoy impera y que envía al campeón de Champions automáticamente a la siguiente edición, sea cual sea su posición en Liga. Y resultaba extraño que un conjunto de esa solera y vigente vencedor no defendiera corona, así que el organismo que entonces presidía el sueco Jennart Johansson decidió colocar encima de la mesa de Florentino Pérez una invitación que, por supuesto, apartaba al Zaragoza de un manotazo. Entonces ni la RFEF ni La Liga defendieron el derecho de los maños a disputar por primera vez la máxima competición continental, algo que en Inglaterra cinco años después iba a ser muy diferente.
Curiosamente, la campaña siguiente pudo ser el Valencia el agraciado. Quedó quinto en Liga, perdió la cuarta plaza en la última jornada en el Camp Nou tras una noche memorable de Rivaldo, pero volvió a sucumbir en la final de Milán ante el Bayern de Múnich tres semanas antes. El Valencia estuvo a una tanda de penaltis de recibir en su puerta la selecta invitación de la UEFA. O no. Nadie sabe cuál hubiese sido el invento en tal caso.
Más tensión hubo cuando le tocó al Liverpool recibir su premio. La situación fue idéntica, solo cambió el año. En mayo de 2005 los Reds no estaban en absoluto entre los favoritos a la gloria y se plantaron en la final de Estambul ante un Milán muy distinto al actual: aquel era el club más temido de Europa. Fue la famosa final en la que el grupo de Rafa Benítez consiguió voltear un 3-0 en contra y levantar la 'orejona' en los penaltis.
La temporada del Liverpool estuvo lejos de ser brillante. Fueron campeones europeos, pero en la Premier League clasificaron quintos. Y con esas aterrizó la UEFA en Merseyside para sembrar el mismo pánico que un lustro atrás: invitó al Pool a la Champions del año siguiente y eso a sus vecinos no les gustó nada. El Everton era el cuarto y la FA no estaba por la labor de cambiar su reglamentación. Se negó en rotundo a sacar a los Toffees de la Liga de Campeones, así que esta vez la única vía para Johansson fue el cheque regalo.
Los de Benítez competirían en la siguiente edición de la Copa de Europa. Eso sí, lo harían disputando todas las rondas previas, en una época en la que tercero y cuarto tenían que superar una eliminatoria antes de ingresar en la fase de grupos. Lo curioso fue que el Liverpool superó las tres rondas, el Everton perdió su único emparejamiento contra el Villarreal, y los Reds desembarcaron en la Champions sin derecho de nacionalidad. Es decir, no computó como conjunto inglés (de hecho, quedó encuadrado en el mismo grupo que el Chelsea, con el Betis como tercero en discordia), simplemente como invitado.
Entonces sí, Johansson dijo basta. Aquel verano de 2005, el Comité Ejecutivo de la UEFA decidió hacer una enmienda en el reglamento para que los campeones defendieran corona al año siguiente. Desde ese momento, el ganador de la Champions League se clasifica directamente para la siguiente edición.
A partir de aquel precedente ha existido un campeón europeo no clasificado por el método tradicional de su liga doméstica. En 2012, el Chelsea de Di Matteo le arrebató la Liga de Campeones al Bayern de Múnich en su casa y finalizó la Premier League en sexto lugar. Ya con Platini al mando, la UEFA tenía aprobada su nueva ley y el Tottenham, que quedó cuarto vía Liga, tuvo que conformarse con la competición de plata.
Sin embargo, ha habido temporadas en las que cinco equipos ingleses han jugado al mismo tiempo la Champions League. En 2017, el Manchester United jugó el máximo torneo europeo en calidad de campéon de la Europa League el curso anterior, y junto a Chelsea, Arsenal, Manchester City y Tottenham escribió un capítulo en la historia del campeonato: repoker anglosajón en octavos de final.
Una temporada antes, el Sevilla fue el primer campeón de Europa League que fue directo a la Champions tras ganar la final ante el Dnipro y estrenó la normativa. Tras quedar quintos en La Liga, a un punto del Valencia, los de Unai Emery brindaron la primera edición de la Liga de Campeones con cinco representantes de una misma federación.
La historia retrata así la lista de invitados de la UEFA. El Atlético no es el primer club que recibe en su buzón un billete gratis para jugar entre los mejores equipos de Europa, ni el Valencia el único sometido a agravios comparativos por decisiones de los organismos. La crisis del coronavirus sigue haciendo mella en el fútbol.