No he resuelto si a Nuno se le eligió porque era un gran entrenador en potencia y porque bajo el manto de Lim podría progresar tranquilo, o si si le escogió porque era un hombre de confianza que aceptaría las imposiciones, colaboraría y actuaría bajo el mando de su agente sin rechistar
VALENCIA. Y mientras Nuno va abriéndose redes (buena falta le va a hacer el Linkedin, repleto de buenas recomendaciones de sus coleguis) su alcance en el Valencia se vuelve más y más anecdótico. Pensemos, por su inminencia, en el día después. Qué será cuando Nuno ya no esté entre nosotros. El problema que tiene el club no es Nuno, ojalá sólo se tratara de eso. La solución sería sencilla. Él sólo es la expresión más visible de una enfermedad, el rostro de una entidad malfuncionando. Nuno cuando habla, cuando explica, cuando nos cuenta las milongas y sus promesas de cambio, tiene color sepia; es una estatua de cera trasladándose del burladero del banquillo al almacén. Pero Nuno sólo es una anécdota.
Qué sucederá cuando Nuno ya no esté. Si la Administración Lim hubiese aprendiendo de esta temporada y pico el paso de Espírito sería provechoso y dejaría un reguero de buenas lecciones. Me temo, por la arrogante querencia a apoyarse siempre en los mismos, que los errores (no forzados) seguirán siendo idénticos.
Cuando Nuno ya no esté los problemas es muy probable que vuelvan a repetirse si…
Si la Administración Lim sigue, en un alarde de adanismo, creyendo que la fórmula de la Coca-Cola les pertenece y que han dado con una manera revolucionaria de gestionar los clubes de fútbol, saltándose a la torera las direcciones deportivas, la soberanía de una entidad, y haciendo de la intermediación la razón de ser del equipo.
Layhoon repite cada vez que comparece (en estas últimas semanas de caos ha considerado que el Valencia no merece tener ninguna voz pública) que las decisiones de ámbito futbolístico se toman entre Lim, Nuno y ella. Un método que nada tiene que ver con el modelo inglés (ya de por sí caducado) si no con uno caciquil en el que se prescinde de la profesionalidad que debería exigir el tercer equipo de España. Tan decididos a tecnificar el resto de áreas y tan despreocupados de la más trascendente.
Cuando Nuno ya no esté los problemas es muy probable que vuelvan a repetirse si en esta ecuación con varios términos, Mendes sigue siendo el que sale ganando siempre. Pues claro que Mendes tendrá prioridad, influirá y será agente de cabecera. Ocurrió con frecuencia desde que los intermediarios se volvieron imprescindibles. Otra cosa distinta es que sea el intermediario el que compás en mano le haga el trazo al club, que sea el intermediario el que imponga decisiones que solo le benefician a él. Un club sumiso entregado a los designios de un agente es un club sin soberanía, sin plan propio, entregado a la suerte de una órbita de operaciones internacionales que en ocasiones le favorecerán y en otras muchas no.
Cuando Nuno ya no esté los problemas es muy probable que vuelvan a repetirse si siguen viendo a los entrenadores como simples gobernadores civiles del mendismo. No he resuelto si a Nuno se le eligió porque era un gran entrenador en potencia y porque bajo el manto de Lim podría progresar tranquilo, o si si le escogió porque era un hombre de confianza que aceptaría las imposiciones, colaboraría y actuaría bajo el mando de su agente sin rechistar. Seguramente fueron las dos razones. Si para ellos el entrenador es solo eso, una figura de control que debe tragar con todo, entonces el problema es estructural y no se resolverá con la marcha de Nuno.
Si sigue reincidiendo en estos vicios Lim acabará transformando su inmensidad accionarial en una indignación total de una hinchada a la que no puede gobernar. La Administración Lim transita por el instante peliagudo en el que puede provocar que los silbidos a un entrenador vayan a más y, cuando Nuno ya no esté, se conviertan en una enmienda a la totalidad del proyecto.