VALÈNCIA. Recuperar a Dani Gómez para la causa. Es una de las tareas que tiene el Levante, sea quien sea el técnico que tras el encuentro ante Osasuna termine ocupando el banquillo granota, de cara a lo que resta de temporada. Es evidente que los números de ataque de los levantinistas no son los de años anteriores y si el equipo, hasta ahora, ha muerto por detrás, también se ha ido quebrando por delante. Y es que la campaña pasada, a jornada 16, Roger y Morales ya acumulaban once dianas entre los dos. Hoy suman seis. También Dani Gómez había estrenado su casillero en Orrriols.
El madrileño cortó en Melilla una racha de casi un año sin ver puerta -la última vez fue en enero contra el Valladolid- y, aunque fuese ante un rival de Preferente en Copa, volver a citarse con el gol siempre es motivo de esperanza para un delantero que ha perdido protagonismo desde el final de la pasada temporada y también en el inicio de la actual, con Paco López y con Javi Pereira al mando de la nave. Aunque el sistema que Alessio Lisci plantará el domingo llevará al '21' de nuevo al banquillo, al italiano le viene bien, si acaba amarrando el cargo, recuperar a una pieza que se adapta a varios roles de ataque, en solitario o con pareja de baile junto a uno de los dos delanteros -Roger y Soldado- que hoy taponan sus titularidades.
Eso sí, por más que Dani Gómez viera reducidas sus oportunidades con Pereira y fuese apagándose al ritmo del resto del equipo el pasado curso, lo cierto es que inició la 20/21 como uno de los futbolistas jóvenes recién llegados que engrasaban al Levante de Paco López en fase ofensiva. Marcó su primer gol ante el Getafe, en el partido que cortó la racha de ocho choques sin victoria que sumió al equipo en el descenso, y empezó a entenderse bien con un nueve fijador a su lado. De hecho, en el inicio de esa campaña fue relevante para los intereses del Levante: revolucionó desde el banquillo el encuentro en La Cerámica ante el Celta y acabó soñando con Melero López por un gol claro que acabó siendo fantasma y que el VAR no corrigió. Era el tanto de la victoria rozando el pitido final.
Aquello ocurrió todavía en 2020, cuando Dani Gómez era un habitual en la Selección Española Sub-21 de Luis de la Fuente. Era representante granota en La Rojita cuando anotó un doblete ante Kazajistán hasta que, llegado el mes de marzo, comenzó a desaparecer de las listas. Sin embargo, ya vivió una situación parecida a la que hoy atraviesa en el Tenerife. En su cesión en las islas le costó arrancar a pesar de ver puerta muy pronto, pero cuando lo hizo se alzó prácticamente imprescindible en los onces de Rubén Baraja. Esa temporada, la 19/20, acabó anotando once goles. Aún así, si bien es cierto que el gol en el Ciutat no cotiza ahora al alza, existen pocas fisuras de momento para que Dani Gómez pueda meter la cabeza, pero su aparición en Melilla, de la mano del impacto de Blesa, llega en buen momento para reengancharse.