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De Pabón a Nani

Romeu era el fichaje estrella del verano, y tras la de Joaquín, suya fue la presentación más multitudinaria que tuvo lugar hasta Negredo y Nani...

20/07/2016 - 

VALENCIA. Hay una imagen de Oriol Romeu saliendo del túnel de vestuarios con una tribuna repleta de aficionados sobre su chepa. Algo de humo, adornando la escena, nace de un cañón. Uno de esos recuerdos con los que facebook de vez en cuando te da los buenos días me apareció en pantalla la semana pasada, "hace tres años" sentenciaba el algoritmo. La frase con la que ilustré esa imagen fue todavía más estúpida: "El día que nos caigan cinco duros del cielo montamos el armagedon", decía.

Romeu era el fichaje estrella del verano, y tras la de Joaquín, suya fue la presentación más multitudinaria que tuvo lugar hasta Negredo y Nani.

Nos cayeron cinco duros del cielo, yes, pero no montamos ningún armagedon, sino una guerra civil. Es lo que tienen los veranos por estos lares, que fabrican actos mecánicos nada más salir el calendario llevándonos a observar cual conquistador el mapa y soltar un inevitable "invictos hasta la jornada 15... por lo menos". Nunca hubo en los calores lugar para la realidad.

La imagen de Romeu define los escasos recursos necesarios para ilusionar a las masas. Sobre todo si estan famélicas. Romeu, colega. Del Chelsea, tete. Axel Torres dice que es un fenómeno, tío... y 5000 personas al estadio a ver la gran esperanza de un Valencia de miserias.

Con tres estíos de diferencia, Romeu y Nani se presentaron el mismo día, en el mismo lugar, por el mismo club, y siendo ambos referentes mediáticos de un proyecto obligado a reinventarse sobre la marcha. Pero ya nada es igual. Ni el recinto, que pasó de asientos azules comidos por el sol, surcándolos ríos de roña, a una casa en naranja que parece otra. En tres temporadas vivimos tres siglos.

Imagino con gracia las caras en aquella tribuna de asientos en blanco si pudiera transportarme al preciso instante y advertirles que en tres veranos verían a Nani salir por dicho túnel. Probablemente, tras un intento de ahostiarme, los ojos se les hubieran puesto como platos, y las palabras configurado un bucle a base de "eso es imposible"; "ojalá, pero no me lo creo"; "mucho tiene que cambiar el Valencia para permitirse a Nani"...

Porque tal día como hoy de hace tres julios nos aguantábamos gracias a una delantera formada por Nelson Valdez, Hélder Postiga y Dorlan Pabón. Mientras los titulares vaticinaban el fin de los tiempos en un Valencia secuestrado por políticos y banqueros corruptos. 

Puede que nada sea perfecto, que se hayan hecho cosas muy mal y que en ocasiones parezca que estemos regidos por un mono borracho. Pero tal vez, el verdadero drama no sea ese empeño nuestro de vivir constantemente en uno, cuando no en fabricárnoslo, sino nuestra capacidad para ignorar lo mucho, y a mejor, que cambió el Valencia durante estos cursos. Nuestras cosas, por ejemplo, se centrar ahora en la belleza de la filigrana y no en la teoría de la supervivencia.

Quizá todo se reduzca a las expectativas que tenga cada cual. Pero soy yo más de perspectivas. Y montañas como esta, de ventiscas inesperadas a mitad camino, no se encumbran a pulso ni en dos ratos. Esa es la verdad. Lo que estaría muy mal es no haber descubierto ya cómo hacerlo, permaneciendo varados mientras se acerca el invierno.

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