Detalles dentro de una dinámica

VALÈNCIA. Le preguntaban a Bordalás tras la victoria ante Osasuna cuál era la tecla que había tocado para reconstruir una nave que navega con decisión en este comienzo de campaña tras recoger los restos del naufragio de los dos últimos años. La respuesta del técnico alicantino fue la esperada en estos casos, que la única tecla a tocar es la de "trabajo, trabajo y más trabajo"; y no puede ser más cierta. Miren, aquí no hay varitas mágicas ni Cristo que lo fundó. O tienes dinero para tener a los mejores artistas (cosa que nunca ha funcionado en Valencia) o encuentras a quien convenza a los tuyos de que en el vestuario antes de los partidos hay que ponerse la camiseta, el pantalón, las medias, las botas y las pinturas de guerra en la cara.

El Valencia nunca funcionó cuando quiso enamorar con comedias románticas, en los cines de Mestalla siempre gustó más el drama bélico. La idea de un comando con el cuchillo entre los dientes. El once de Bordalás se asemeja más a "Apocalypse Now" que a "Nothing Hill", palomitas y a disfrutar.

Hablar de detalles cuando un equipo está de dulce significa bordear el peligro de la confusión y de que algunos puedan creer que estás explicando el buen trabajo del grupo en elementos que no son de primera magnitud, pero que sí ayudan a ubicar las coordenadas de lo que esta ocurriendo.

Ver, por ejemplo, a varios valencianistas rodeando al colegiado mientras le dicen por el pinganillo del VAR que vaya a revisar el posible penalti en contra (y luego un gol de Osasuna), es una muestra de que ahora hay alguien que les demuestra que el fútbol es para listos y que "tota pedra fa pared" ¿Casualidad que las decisiones de VAR el domingo en Pamplona cayeran todas del mismo lado? Saquen ustedes sus conclusiones.

Comprobar enla pretemporada como en algún conato de tangana (por ejemplo Gayà en el trofeo Naranja ante el Milán) acuden en tropel el resto de compañeros para defender a uno de los suyos, te deja más tranquilo.

Que Bordalás no sea simpático en una gran mayoría de estadios y sea recibido de uñas en casi todas las gradas de este países no deja de ser una buena noticia. Esto no es un concurso de caer simpático al personal, y tener un entrenador que despierte la animadversión entre los rivales no deja de ser una buena noticia.

Y para acabar, que la fortuna te sonría en algunos momentos claves del partido, es algo que no se puede controlar, pero que suele sonreír a quienes hacen bien las cosas. Como decía Pablo Picasso "que las musas te encuentren trabajando".

Y ahora cojan todo lo descrito: las protestas al colegiado en el VAR, el grupo defendiendo a uno de los suyos en alguna tangana, y la animadversión que provoca en grada ajena el técnico. Métanlo todo en una coctelera y agítenlo. Pues todo eso sin el "trabajo, trabajo, trabajo" no serviría de nada. Ese es el gran secreto y no otro.