DIARIO FER / OPINIÓN

Me quedo con la capacidad del ser humano para adaptarse

28/05/2020 - 

En este tiempo, con una crisis sanitaria global como la causada por el coronavirus, se ve la capacidad del ser humano para adaptarse, para luchar. A veces se escucha o se leen planteamientos respecto a si significará un cambio en la sociedad. No sé si todo lo que está pasando se traducirá en algún tipo de cambio en las personas como sociedad. Durante esta pandemia ha dado tiempo a ver muchas cosas. Gente que se ha dejado la vida en este confinamiento, gente que se ha ido. En mi caso, por suerte, no hemos tenido que lamentar ninguna pérdida en la familia ni de gente cercana. Pero hemos visto a la gente que se ha dejado la piel y la vida en los servicios esenciales desde sanitarios, policía nacional, local, bomberos, militares, todos los que han ayudado en esta crisis sanitaria, así como otros sectores esenciales como la alimentación, la limpieza, etcétera. Es de agradecer todo lo que han hecho y siguen haciendo. Han dado el 200%, incluso dejando a la familia en casa, sabiendo que luego tenían que volver y podían contagiar a algún familiar. Sin embargo, también está la otra cara de la moneda con esa gente que se ha mostrado muy irresponsable, a la que te da ganas de decirle cuatro cosas. En todo caso, prefiero ver el lado positivo, poner en valor a las personas que sí se toman todo esto en serio, que no necesitan que les toque a un familiar cercano para ser conscientes de lo difícil de la situación y las causas del virus y que se comporta como corresponde. La disciplina y la responsabilidad de los individuos es fundamental.

Hablaba al principio de adaptarse. Cada cual, cada familia lo ha tenido que hacer dentro de sus circunstancias. La variedad es grandísima. Pero en todo caso muestra cómo el ser humano tiene esa capacidad. En mi caso, que entreno en la playa, que voy al gimnasio y realizo mi trabajo como jugador profesional de volea playa, pues estar en un piso de 90 metros cuadrados con dos peques y entrenar en el pasillo con cuidado cuando están haciendo la siesta ha sido una nueva forma de dar forma a mi día a día. Y tener que hablar con los seres queridos por vídeo llamadas, o el tener que ir a casa de mis padres o de mis suegros y no darles un abrazo, todavía ha costado más.

Echo la vista atrás y a nosotros (a mi compañero Adrián y a mi) nos pilló fuera de España. Estábamos en Doha jugando el primer torneo de la temporada. Ya se habían dado los primeros casos en España antes de salir hacia Doha. De hecho, el primero se dio en la Gomera, que está a una hora en barco de donde nosotros entrenamos habitualmente en Tenerife. A la semana más o menos, se dio el caso del hotel de Adeje, que creo que lo cerraron y las personas que estaban quedaron en cuarentena. Nos fuimos para Doha y la verdad es que fue todo surrealista, porque desde allí estábamos viendo lo que estaba pasando en Italia y, en principio, no parecía tan grave.

Pero justo antes de regresar de Doha empezaron a subir los contagiados por el virus en España y justo cuando llegué a España, el viernes 13 de marzo, teníamos en mente viajar para el siguiente fin de semana para competir en Cancún (México) para la segunda prueba de la Liga Mundial. Pero cuando llegué a casa, mi mujer ya me dijo que estaba la cosa complicada, que me mentalizara de que me iba a tener que quedar en casa.

La verdad que los dos o tres primeros días no era consciente de la realidad y gravedad de lo que estaba pasando. Había llegado a casa con la mentalidad de cambiar maleta para irnos a Lorca a prepararnos y salir el 22 a Cancún. Pero cuando pasó ese fin de semana, el lunes y el martes, ya recapacité hablando con el entrenador y con mi compañero Adrián y luego también con la federación, que nos puso en situación. Estaba todo en el aire, veíamos que la federación internacional no cancelaba Cancún hasta prácticamente dos días antes del torneo y nosotros estábamos en casa con maleta que no sabíamos qué hacer. Fueron unos días de mucho estrés. Finalmente se canceló el torneo de Cancún.

En principio, no se decía nada respecto a los siguientes torneos y mucho menos respecto a los Juegos hasta que no pasó bastante tiempo, que fue lo más estresante: saber que estabas en casa perdiendo la forma y el feeling con la pelota y los Juegos seguían siendo en la misma fecha. Luego viendo la situación lo más normal era quedarnos en casa, a esperar y ver cómo transcurrían los días. Lógicamente, tengo a mi mujer y mis dos peques y también me debo a ellos.

Durante este confinamiento, hemos intentado mantener la forma de la mejor forma posible hablando con el preparador físico para condicionar un poco y adecuar el trabajo de pesas a las herramientas que teníamos en casa, que realmente eran muy pocas y así hemos ido pasando los días. No hemos dejado de lado nuestro trabajo, que es nuestro deporte. En todo caso, en mi caso, dado que viajamos tanto, he podido estar con mi mujer y mis peques. Con la mayor sin poder ir al cole y el peque sin poder ir a la guardería, la verdad que mucho tiempo del día no nos sobra. Lo positivo es estar con ellos, ver al peque dar los primeros pasos y a la mayor que cada vez se hace más grande. La verdad es que da gusto, dentro de lo malo que está sucediendo, el poder estar disfrutando de la familia en tanto que viajamos mucho.

Una vez se aplazaron los Juegos para 2021 ya nos quedamos mucho más tranquilos. Ahora mismo no tenemos una fecha fijada ni de inicio de entrenar con el equipo, ni de competición, por eso estamos más tranquilos. Ahora lo que vamos a intentar es cambiar la temporada, un cambio radical. Para nosotros el descanso está en los meses de noviembre y diciembre. Este año van a ser estos meses de confinamiento de descanso activo y de preparar la cabeza para empezar cuando nos dejen entrenar con el compañero. No sé si nos dejarán ir al centro de Lorca a tocar balón o empezaremos Adrián en Cádiz y yo aquí a trabajar en la arena. Hemos parado mucho tiempo y yo por, ejemplo, el otro día fui a correr y a hacer unos ejercicios de desplazamiento en la arena, y las piernas la verdad que se notaban. Ya tengo cerca de 38 años y tengo que cuidarme bastante. Tengo que empezar poco a poco, que subir la carga progresivamente e intentar a la intensidad de trabajo de la que veníamos en Doha, cuando estábamos en plena competición.

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