VALÈNCIA. Bueno, barato y prestigioso. Son las palabras que definen al portero español, una figura en alza con un caché actualmente muy asequible. Nombres como Edgar Badía, valorado en sólo dos millones de euros, encabezan la nómina de guardametas que podrían dar lustre a cualquier club de primer nivel europeo. El jugador del Elche es el mejor ejemplo de una factoría marca España asentada hace tiempo en el mercado.
Ser portero y español ya no es sinónimo de gueto. En los años 70, 80 y 90 de la década pasada, que salieran al extranjero era toda una rareza. Tal vez, también una proeza. Nombres como Buyo, Iribar, Arconada, Urruti, Zubizarreta, Agustín, Miguel Ángel, Ochotorena o García Remón, siempre desarrollaron su carrera en los campos de España.
Muchos de ellos coincidieron en equipos de primer orden y acabaron en el banquillo de los suplentes para buscar minutos de juego en clubes españoles. Agustín, pasó del Real Madrid al Tenerife; Ochotorena, cambió el club blanco por el Valencia; Zubizarreta, cuando se extinguió su carrera en el Barcelona, también buscó nuevas aventuras en el club ché.
En la actualidad, muchos de ellos habrían traspasado fronteras. Lo que antes era algo extraterrestre, cuando todos pensaban que Martín Vázquez se iba al fin del mundo para jugar en el Torino, ahora es una normalidad. Los jugadores españoles se expanden por el planeta. Los hay en casi todas las ligas europeas y en países lejanos como la India, China, Estados Unidos o Australia.
PORTEROS Y GLOBALIZACIÓN
Los porteros también se han apuntado a esa globalización. En la última década, la expansión del producto nacional en las ligas europeas ha sido impresionante. Los datos hablan solos: catorce guardametas españoles forman parte de plantillas de clubes europeos. Siete de ellos, están en la Premier League, en clubes de primer orden como el Chelsea, el United y el Liverpool; o de menor entidad, como el Leeds, el Fulham, el Brighton o el Crystal Palace.
Guaita, De Gea, Robert Sánchez, Kiko Casilla, Fabricio, Kepa o Adrián San Miguel son la punta de lanza de una hornada exquisita que en España también goza de buena salud. No pasan desapercibidos figuras como Edgar Badía (Elche), Fernando Pacheco (Alavés), David Soria (Getafe) o Aitor Fernández (Levante).
Todos, jornada tras jornada, dejan actuaciones que acaparan focos. Badía, el último en dar la nota, es el que más para de toda LaLiga. En total, acumula 91 intervenciones en 28 encuentros. Y, la última, frente al Getafe, fue espectacular. Como un felino, detuvo sobre la bocina un penalti a Ángel Rodríguez para dar un punto vital al Elche en sus aspiraciones por mantener la categoría.
BADÍA, MÁXIMO EJEMPLO DEL PORTERO ESPAÑOL BUENO Y BARATO
Pero, curiosamente, el producto español bajo los palos no sólo es bueno y prestigioso. También es barato. Según Transfermarkt, portal especializado en evaluar el mercado, Badía ahora mismo sólo costaría dos millones de euros. Es el mejor ejemplo de calidad contrastada a un precio irrisorio. El resto no se queda atrás. Soria, costaría los nueve millones; Pacheco, uno más: diez; y Aitor Fernández, ocho. Cifras asequibles para los grandes clubes.
Ahora, una nueva hornada se prepara para salir. Si las redes de los grandes clubes españoles no caen encima de ellos, muchos clubes importantes del extranjero seguro que no tendrán reparos en invertir por Badía, Soria, Pacheco o Aitor.
Los cuatro también son "marca España" bajo los palos. Es una marca admirada, reconocida, buena y accesible. Como hace décadas. Pero ahora, en un mercado globalizado, salir a la aventura del extranjero es una normalidad antaño extraterrestre.