No hay que darle muchas más vueltas al asunto este de la súpermofa o supercopa (que pongo en minúscula): una final que la juegan los casi campeones solo podía dar como ganador a un equipo que debe ganar algo sí o sí y más jugando en casa, como hizo durante todo este torneo invernal. La ha ganado quien debía ganarla por motivos económicos y así ha sido, llevándose, además, el MVP un futbolista que no acabó el partido por una entrada violenta, aunque podía haber estado en la calle mucho antes por dos faltas que merecieron tarjeta, sin discusión, salvo que juegues en el equipo de la capital. Puesto a hacer una superliga (que es lo que propone este mismo equipo de la españolidad solo si es remunerada o con agravio comparativo favorable) la podrían jugar en Arabia Saudí siempre y así todos contentos, porque cuando el Madrid está feliz, todos y todas debemos estarlo. Hasta aquí el último estertor de la tontería esta que se ha jugado, compitiendo, en calendario y fechas, con la gran competición que organiza la propia Federación Española y que sí tiene unos criterios justos y claros: la Copa de Su Majestad el Rey. Punto y final con el asuntito.
El Valencia CF afronta, de nuevo, una crisis de bajas y no ha valido para nada, en este sentido, el período de descanso: me inquieta el caso Guedes, cuya gestión merecería analizarse en las más altas esferas del club y tomar decisiones al respecto, solo si ha habido negligencia, que no lo sé, aunque parece que sí. Luego, el cuerpo técnico debería también valorar qué está pasando en el apartado físico para que sigan cayendo jugadores como moscas, solo por cuestiones musculares. Lo de los golpes es cosa diferente. El equipo ha sabido dar la cara en los momentos más difíciles en la cuestión de las bajas, pero no sé hasta qué punto esa tensión física se podrá alargar demasiado ni si el equipo llegará en las mejores condiciones a final de temporada, que es cuando los equipos definen las realidades frente a los objetivos de principios del curso. Los que están llevando esta nave saben de qué va esto y a su profesionalidad me consagro, pero preocupa mucho cómo se están resolviendo ciertas cuestiones en esta dirección y no quiero dejar pasar la ocasión de poner el acento en ello, porque puede ser uno de los motivos claves de esta misma temporada y nuestra felicidad correspondiente.
Por otro lado, está el tema Rodrigo, que me inquieta mucho más que la renovación de Garay: ahora mismo el equipo da una imagen muy diferente en ataque si juega o no el delantero hispanobrasileño. No es cuestión solo de calidad individual ni de gol: se trata de romper líneas o de no hacerlo, de ser más incisivos o no, de encontrar las conexiones en campo contrario o no. Se trata de hilar zonas del campo, de no romper las líneas en exceso, de no aislar a los de arriba con los de abajo y darle salida al propio Parejo cuando tiene el balón y no puede sobrepasar el mediocampo con un pase que realmente aporte claridad al resto de la jugada. Estamos lejos de conseguir que todo esto cuadre sin Rodrigo en el campo. Y decía que me preocupa porque más pronto o más tarde este jugador saldrá y puede dejarnos un vacío importante en el juego del equipo. No digamos ahora que es un crack de talla mundial, porque no lo es: se trata de un buen jugador que, para ti, es ahora mismo clave y decisivo. Y tengamos en cuenta otra cosa: el Valencia CF afronta este próximo mes con dos de sus cuatro principales estrellas lesionadas (Rodrigo y Guedes) y con otra de ellas en baja forma (Kondogbia), por eso la suma de Ferrán (también lesionado), Soler y Gayá será clave para reemplazar esas piezas, aunque Coquelin ha subido su estatus dentro de la plantilla y ha convertido la baja del propio Kondogbia en algo menos dolorosa. Queda claro, pues, que la plantilla del Valencia CF es buenísima pero solo si están todos a pleno rendimiento, física y mentalmente, por eso, la cuestión de las lesiones está siendo realmente preocupante y nos pone sobre el mapa de lo que sería un equipo con algunas ventas o salidas que planean ya sobre la plantilla. Más difícil que hacer un equipo competitivo es mantenerlo y en ello debe invertir el Valencia CF su tiempo y hacer un plan de trabajo de recuperación institucional importante, porque las heridas que ha abierto otra vez esta súpercopa hay que restituirlas, recuperarlas, sanarlas: todo está conectado, todo está relacionado, porque en un club todo debe ir al unísono, así que no podemos pedir a nuestro futbolistas que se comporten como un equipo grande si fuera no lo hacemos o viceversa; del mismo modo, no podemos hacer que físicamente el equipo esté en sus mejores condiciones cuando no hay buenas decisiones en los despachos o en la cabeza de los servicios médicos. Un pequeño detalle puede convertirse en un gran motivo de algo, bueno o malo: todo tiene su correspondencia, como el efecto mariposa. Esto, en la cultura oriental, es un principio de orden inapelable.