opinión

El arte de remontar

8/05/2019 - 

VALÈNCIA. Ante la duda, recuerda. Que el Arsenal está cerca de la final de Bakú, es inopinable. Y que el Valencia CF está cargado de razones para remontar y alcanzar la gloria, no es ningún disparate. A lo largo de todo el curso, ha superado un comienzo de campaña famélico, ha superado un momento donde se dudó del entrenador, ha superado una plaga de lesiones ha superado un par de meses en los que era una máquina de empatar y a base de trabajar, trabajar y trabajar, se ha superado a sí mismo, metiéndose en una final de Copa y estando a un paso de otra europea. Muchos no creían en este grupo, no en este entrenador, pero este VCF siempre ha tenido una solución para cada problema. El otro día leí algo sugerente: "Siempre que dudes lo lejos que puedes llegar, sólo recuerda lo lejos que has llegado. Recuerda todo lo que has enfrentado, todas las batallas que has ganado y todos los temores que has superado”. Si a estas alturas alguien duda de lo lejos que puede llegar este Valencia, que recuerde de dónde viene y lo lejos que ha llegado.

Uno lidera y el resto le sigue. Hace varios meses algunos pidieron la cabeza de Marcelino. Club, vestuario y cuerpo técnico enderezaron el rumbo de la nave, aquí paz y después, gloria. Cambiar de caballo en mitad del río no era la solución. En Londres, algunos opinaron que el cambio de sistema había matado al Valencia. Es posible, pero lo que no tiene un pase es criticar durante todo el curso a Marcelino por no cambiar jamás su 4-4-2 y cuando lo hace, criticarle por hacerlo. En los primeros 20 minutos, nadie se acordó del sistema. Entonces se ganaba, por cierto. ¿Saben algo? No existe ningún entrenador perfecto. Tampoco un sistema perfecto. Ni de Marcelino, ni de Cúper, ni de Ayestarán. Este es un juego por y para futbolistas. Siempre lo ha sido. Un error individual puede arruinar un buen plan colectivo y un acierto puntual hacer positivo un nefasto planteamiento. Marcelino no es perfecto, pero si él lidera y el resto le sigue, hay plan. Y mejor un plan que ningún plan. 

El estado de ánimo. Al grano. Visto lo visto en Londres, muchos convienen en que este Asenal tiene más músculo económico, más talento y mejores jugadores que el Valencia. Ah, y el resultado a favor. Es posible. Pero el en las eliminatorias europeas, como en el boxeo, todo es cuestión de respeto: de ganarte el tuyo y arrebatárselo al contrario. Esa es la misión del VCF. Salir a Mestalla decidido a imponer un ritmo agobiante, a presionar cualquier saque de banda, a correr el doble que su rival, a disputar cada pelota y a morir en cada balón dividido. Es posible que eso no se traduzca en goles, pero sí establecerá punto de arranque para la remontada: si te ves haciéndolo bien, lo harás bien; y si ellos se ven por debajo de lo que esperaban, irán perdiendo su confianza. Valdano lo dijo y, con perdón, no es ninguna gilipollez: el fútbol es un estado de ánimo. Si el Valencia se gana su respeto, se lo quitará al Arsenal. Y el fútbol, amigos, empieza en la cabeza, no en los pies.

El volcán Mestalla. A la señal del público -como en Gladiator antes de la batalla-, ira y fuego. Clave que las tripas del estadio ché destilen un ambiente volcánico, entregado al equipo desde el primer minuto. Hay quien dice que la grada no gana partidos, porque no baja al campo y no chuta. Es posible. Lo que sí se ha visto miles de veces es que, en una eliminatoria igualada, que se decide por pequeños detalles, es que un público encendido es capaz de dar un segundo aliento a los jugadores y hacer volar a un equipo si su fútbol es capaz de prender la chispa adecuada. Mestalla no ganará el partido, pero sí puede contribuir a que el Arsenal pase dos horas sentado en la silla del dentista.

El método Ordaz. Nada más acabar la batalla de Londres, mi hermano Vicente Ordaz comentaba en “A punt” que, para lograr la remontada, todos deben creer en ella como si no hubiera mañana. Nada más montar en el avión de vuelta a Valencia, esa debía ser la cantinela de todo el grupo. Pensar en remontar, en generar un ambiente de confianza, en cómo intimidar a los ingleses nada más pisen el campo, en potenciar una atmósfera positiva y en tener una mentalidad ganadora, porque el fútbol empieza en la cabeza, no en los pies. Difícil, sí. Imposible, nunca. Si crees que puedes, podrás.  

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