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13 de noviembre / OPINIÓN

El carro de Mayoral y los ‘haters’

30/06/2020 - 

VALÈNCIA. Borja Mayoral tiene un hueco preferente en este Levante de autor. Es uno de los actores principales en la reanudación de un equipo eficaz, práctico, con recursos y diferentes registros. Era clave adaptarse a la nueva normalidad futbolística y el de Parla es la mejor muestra del crecimiento granota. 41 puntazos. 8 de los últimos 15. Un crecimiento coral, con paso firme, sin el foco mediático de otros equipos y con jugadores revalorizándose. Sobre todo Aitor Fernández y Campaña han acaparado titulares semana tras semana. Merecido. Pero en esa nómina de protagonistas, y con ese grado de compromiso y sin un atisbo de relajación tras la pandemia, Mayoral pide pista. Un delantero inteligente. Un desatascador capaz de darle a cada acción ofensiva la continuidad que requiere. Está brillando tanto de espaldas a la portería, donde plasma todo su arsenal de argumentos, como ahora de cara a la guarida rival. Su capacidad para retener el esférico y ser el eslabón perfecto en los metros finales no admitía debate. Su asignatura pendiente era el gol y de sus botas han arrancado los dos últimos triunfos ante Espanyol y Real Betis. Es el segundo máximo artillero del Levante esta temporada con siete dianas (ocho con la de Copa en Melilla) y el cuarto máximo realizador de la historia del club en Primera con Paco López al frente por detrás de Roger, Morales y Bardhi. 

Él mismo era consciente de que mejorar su pegada era el objetivo que tenía marcado en rojo para esta campaña. Casi como un autómata lo repetía en cada entrevista desde que se oficializó su segunda cesión seguida. Mayoral suma siete tantos en los 1.762 minutos que ha disputado desde que arrancó la Liga. Más del doble de los que marcó el anterior campeonato (tres). Es otro y se lo ha ganado. Es lo que tiene que Paco López le haya transmitido su plena confianza. Ha dado un paso adelante. A su exquisita calidad y una capacidad asociativa al alcance de pocos, ahora desequilibra y tiene ese puntito extra de velocidad para marcar la diferencia y abrir marcadores. Muchos dardos ha recibido por sus números ofensivos. Esa sequía ha eclipsado los demás dividendos. Con la cuadratura del círculo, los ‘haters’, los de Borja Mayoral no tiene gol, se esconden en la cueva o quieren subirse al carro. La realidad es que no estaría en el Levante si a ese talento para generar peligro entre líneas se uniera un instinto depredador letal. Además ha tenido que lidiar con la etiqueta de producto de la cantera del Madrid e indiscutible en su andadura en la selección Sub-21 con la presión que eso conlleva. 

Ante el Betis firmó un encuentro sobresaliente. Primero aprovechó un balón en largo de Postigo para batir a Joel Robles con una maniobra de mucha clase que dejó sentado a Marc Bartra. Y fue el iniciador de las dos siguientes dianas: en el 2-0 bajó al verde un saque de puerta para asociarse con Rochina, que luego asistió a Bardhi, y en el 3-0 hizo lo mismo para conectar con Campaña, el asistente en el regreso al gol del ‘Comandante’ Morales. 73 minutos de reconocimiento. Borja Mayoral supo oler sangre y hacer papilla a un sistema defensivo verdiblanco vergonzoso. Cuando tienes un plan de partido y una idea, el éxito está prácticamente asegurado. El Levante de Paco es reconocible. Y en esta vuelta a la competición ha ganado en practicidad. Incluso cuando sufre, no se parte, no hinca las rodillas al mínimo zarandeo, ni se vuelve loco ni deja grietas. Ha logrado esconder sus defectos y potenciar ese juego colectivo de la medular hacia delante que le hace ser diferente. Es una maravilla ver sonreír a los Campaña, Bardhi, Rochina, Morales y Mayoral. 

Es un lujazo tener a Borja Mayoral en la plantilla. El ‘21’ está de dulce, en plenitud, en línea ascendente y el Real Madrid se frota las manos. Solamente le resta un año de contrato en Chamartín, pero todavía no hay una decisión tomada. La entidad blanca debe aclarar si apuesta por la renovación de este ariete de 23 años y lo vuelve a ceder si Zidane decide, como parece, no contar con él, u opta por traspasarlo en verano. El aún granota sabe que esta recta final de curso era crucial para que se le abriera el abanico de alternativas sobre su futuro y lo está plasmando. En una puja al mejor postor, el Levante arrancaría en una posición retrasada, pero no es un imposible. A favor juega que Borja es feliz en Orriols, está comodísimo y con Paco López sabe que puede seguir ampliando sus virtudes. 

Pucela y los alicientes

“Queremos conseguir el mayor número de puntos posibles, quedar lo más arriba de la tabla”, afirmó Morales después de la primera victoria en el Camilo Cano. Me queda ese regusto de haber podido soñar con algo más y no soy quién para quitarle la ilusión a los que hacen cuentas y creen en la gesta continental. Me acuerdo de esos momentos de desconexión que han costado puntos. Pase lo que pase, más o menos cerca de esa séptima plaza, nada ni nadie debe minimizar la consolidación granota en la élite. Es el triunfo de una identidad definida. Ese es el camino. Ahora son 15 puntos con el tercero por la cola (Mallorca) y quedan 18. Una cuenta atrás hacia la salvación matemática. Hace tiempo que se dejó de mirar atrás, porque además ninguno de los tres que están en descenso dan muestras de poder salir del precipicio. El Espanyol firmó su defunción ante los granotas en un encuentro señalado en rojo en la hoja de ruta de los hombres de Paco. 

Quedan seis jornadas y un punto para esos nueve que había que sumar cuanto antes. El reto de mañana (22 horas) es ante un Valladolid que acaricia la permanencia, que viene de rascar un puntazo en el Sánchez Pizjuán y que en el #VolverEsGanar solamente ha perdido en el Wanda Metropolitano (una victoria, tres empates y esa derrota). En Primera hay que remontarse a la temporada 1963-64 (1-2, con tantos de Pepín y Serafín) para encontrar la única alegría en Pucela. Aunque la más reciente es el 0-4 en el ascenso con Muñiz. Con Paco López, la última visita a Zorrilla supuso un punto de inflexión (2-1, 27 de septiembre de 2018). Fue uno de los momentos críticos de la pasada temporada, la cuarta derrota en los primeros seis partidos, que propició el cambio de dibujo, con tres centrales y Jason y Toño de carrileros, y los posteriores cuatro triunfos seguidos ante Alavés, Getafe, Real Madrid y Leganés. Vukcevic, que volverá a estar disponible tras cumplir el segundo ciclo de amarillas frente al Betis, fue expulsado en aquel último precedente y Postigo anotó el segundo de sus tres goles en la máxima categoría. 

Sea el rival que sea, el discurso no cambia. Tanto en el cara a cara inmediato en Valladolid como en los que restarán frente a Real Sociedad, Mallorca, Athletic, Celta y Getafe, nada de relajación. Los beneficios tanto colectivos como individuales son inmensos. Seis partidos para seguir valorando el límite de una plantilla con fondo de armario y hambre. Me encantaría que Aitor pudiera dejar su portería a cero de visitante de una vez. El Levante no lo consigue desde el 6 de octubre de 2018 ante el Getafe. Fue en un 0-1 con gol de Bardhi y con Oier entre palos. Son 31 partidos en total. También que Roger volviera a ver puerta (11 goles como Lucas Pérez y Raúl García) y no perdiera de vista a Gerard Moreno (13) y Iago Aspas (12) en la pelea por ser el máximo realizador nacional. Y que si se repite un escenario como el del domingo, con una renta tan holgada, Paco López diera alternativa a los productos de la cantera. Me faltó ver debutar a Joan. Sigo diciendo que un equipo como el Levante, y aún más si es con una plantilla de 25 efectivos, debe nutrirse de la factoría y no jugarse excesivos disparos con riesgo en dispendios de fuera.    


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