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13 de noviembre / OPINIÓN

El centenario de Paco y el entorno

26/10/2020 - 

VALÈNCIA. Paco López llegará hoy a los 100 partidos oficiales (lleva 92 en Primera División y 7 de Copa del Rey) con el segundo peor arranque de la historia del club en la máxima categoría y el mejor porcentaje de triunfos en los 110 años de resistencia que adornan a la entidad. Esa montaña rusa en la que transita constantemente el equipo minimiza los momentos de plenitud y maximiza desplomes como el de la última reválida en San Mamés y, con ello, la condición de colista antes de empezar la octava jornada. En dos años y medio, el Levante de Paco había estado solamente un par de veces en los puestos rojos de la clasificación. Y fueron aisladas porque rápidamente hubo reacción y la agonía cambió de ciudad.

No es una novedad esa sensación de catástrofe que reina en el entorno. Sin espectadores, las redes sociales arden y adquieren un impacto desmedido, por momentos apocalíptico, al que también hay que adaptarse por mucho que a veces se superen los límites de la lógica. Y, sin duda, al que más le pitan los oídos es al técnico de Silla. Es el centro de la diana cuando las cosas se tuercen y los que me leéis sabéis lo que pienso al respecto. En estos 99 encuentros ha vivido circunstancias similares y ha invertido los papeles con un trabajo más psicológico que futbolístico. Me acuerdo de la derrota en Pucela (27/09/2018), que fue la tercera seguida por aquel entonces y luego vinieron cuatro victorias consecutivas, una de ellas en el Santiago Bernabéu. También del batacazo hace un año menos un día contra el Espanyol (27/10/2019) y los triunfos posteriores en San Sebastián y frente al Barcelona, o del sopapo en el estreno de la actual temporada en Mestalla, que reaparece cada vez que el Valencia mete la pata y se deja puntos por el camino. No me consuelan las derrotas del vecino. En el país de los ciegos, el tuerto es el rey.  

Defiendo el equilibrio en la crítica y el elogio. Paco, los jugadores, la dirección deportiva, Quico Catalán y su Consejo… esto es cuestión de todos y no solamente hay que pedirle explicaciones al mismo. Exigencia, por favor, nada de acomodarse ni buscar excusas y a echarle filosofía y tragar quina cuando los ‘haters’ saquen la katana. Así son las reglas del juego y los que deben revertir dinámicas como la actual deben convivir con ese ‘run-run’. Es un secreto a voces que en Orriols hay una línea muy fina entre la euforia y la crispación. Y eso da pie a esos agoreros que temen volver a tiempos de oscuridad. Falta paciencia y autocrítica (también de puertas para dentro) y sobra negativismo y fatalismo. Evidentemente no todo vale y no hay que obviar la preocupación argumentando que el equipo había dado la cara en los cuatro encuentros anteriores y que únicamente no se vio una versión reconocible ante el Athletic. Por repetirlo una y otra vez no cambia el panorama.

Aunque aún queda un mundo (hoy es la sexta cita liguera) y seguro que habrá más momentos para estirarse de los pelos, hay que escapar de este bucle para que lo de enterrar los mínimos no se enturbie y siga firme el deseo de acabar el curso, por lo menos, por encima de la duodécima posición del anterior. La brecha se hace muy rápido y hay clubes con la etiqueta de ‘candidatos a pasarlo mal’ que están sumando y convenciendo, con más o menos sufrimiento. Que el Eibar de Mendilibar resistiera y venciera el sábado en el Pizjuán, donde el Levante cayó en el minuto 92 hace 25 días, o que Rubén García dejara a cero a los leones inyecta más contrariedad todavía. Osasuna le gana al Athletic, el Athletic al Levante y el Levante a Osasuna. Todo en menos de un mes. Estoy preocupado con el equipo, pero igualmente sigo creyendo que hay argumentos de sobra para dar ese paso adelante. Falta constancia, intensidad, concentración y entender, como se repitió en el rapapolvo tras no comparecer en La Catedral, que los que están delante son el enemigo. Así hay que ver a cada rival, tenga el DNI que tenga, sin darle tregua. Que no basta con partidos brillantes puntuales como el de Pamplona. Hay que ser un equipo fiable.

El Levante recibe hoy al Celta después de una derrota imposible de defender. Y de nuevo de ‘visitante’ como ha sucedido desde que el 8 de marzo, con el 1-1 al Granada, se acabara el fútbol con público. El Ciutat no es el Camilo Cano ni ahora La Cerámica. Por mucho que no haya aficionados, los granotas han jugado en desventaja en los últimos 16 encuentros. Que sí, que nos va a encantar fardar de nuevo estadio, pero cualquier construcción faraónica pasa porque la pelotita entre  y para ello ayuda que las paredes sean reconocibles. Esta pieza ahora no encaja y es un factor en contra más. "Se ha hablado mucho. Para presumir hay que sufrir. Estamos en ese proceso, llevamos unos meses y no nos queda nada para volver a nuestro estadio, pero no lo vamos a poner como excusa. Ojalá nos despidamos de esos campos neutrales con buen juego", expuso Paco antes de la octava mudanza (las seis primeras en La Nucía). En su día se generó un debate interno que, como sucede con los azotes del entorno, el vestuario comprendió que no le quedaba otra que apechugar y gestionar lo que sí puede controlar.

“Tenemos que enrabietarnos con la situación”, insistió el míster en la previa, incidiendo además en la necesidad de que la clasificación y los últimos resultados no desvíen la perspectiva. “Hay dos caminos: el corto, que es el de la urgencia y la necesidad; y el fiable, que es el de apretar los dientes, trabajar, persistir y superarse”. El Levante de Paco ya se ha visto en varias así. Hasta el mercado de invierno, y con ese yugo económico que no desaparece, esto lo tiene que solucionar el entrenador y los jugadores. Lo demás son fuegos de artificio.

Es cierto que el Celta sucumbió en los dos encuentros de la pasada temporada (3-1 en el Ciutat y 2-3 en Balaídos en el fútbol tras el estado de alarma), pero históricamente es un rival empalagoso, sobre todo en los precedentes en casa, ya que no había perdido en las siete anteriores visitas y había ganado en las seis últimas. Ojo con Iago Aspas. No descubro la fórmula de la Coca-Cola avisando del ‘Príncipe de las Bateas’, únicamente recuerdo que le tiene tomada la medida al Levante ya que le ha marcado en los dos últimos precedentes. Con libertad de movimientos es una pesadilla absoluta. La habitual apuesta gallega de tres centrales es un argumento más para recuperar la dupla en ataque y que Roger acompañe a Morales. La vuelta de Aitor es evidente y necesaria. Son ha hecho méritos en sus pocas apariciones para ser titular (lo fue en el Pizjuán para dosificar esfuerzos), al margen de que Miramón fuera uno de los señalados de la última derrota. La ausencia de Vukcevic (ha costado pero ya sabemos que estará tres semanas más fuera por lesión) incrementará el protagonismo de Malsa.

Me hubiera encantado haber estado en el día después del desastre en La Catedral. En la reprimenda, estirón de orejas o lectura de cartilla, como lo queráis llamar. Futbolísticamente, el equipo estuvo mal con y sin balón, pero es más preocupante esa sensación de no tener alma, de no morder, de deambular sin dar muestras de reacción y que no existiera ni un rasgo de rebeldía. Es lo que hay que exigirle sí o sí al equipo contra el Celta y en adelante: que sea reconocible. Seguro que hoy saldrá con rabia y ojalá que no fuera únicamente para responder a los catastróficos y dentro de un par de meses estemos con la misma cantinela. En días así, en los que los tres puntos tienen un valor más psicológico incluso que el numérico, los líderes, o mejor dicho los que deberían serlo, deben asumir más protagonismo. Entre otros, ahí emerge la figura de Campaña. Del andaluz se ha dicho mucho y se ha interpretado todavía más. Ni he tenido ni tengo dudas de su profesionalidad. Conscientes de la necesidad de hacer caja cuando llegue el momento, es necesario, entre todos, cocinar a fuego lento la mejor solución a su marcha… cuando sea. Hasta ese instante, sigamos disfrutando del ‘24’.


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