VALÈNCIA. (EFE).- Al Chelsea no le bastó con su reacción al 0-1 en contra, ni siquiera con los dos goles de Raheem Sterling, ni con el 2-1 al borde la hora del duelo, para encontrar el remedio definitivo a su incesante herida ni para ganar al Nottingham Forest ni para aplacar a Taibo Awoniyi, que retrataron el momento de un equipo irracional, desde las decisiones de Frank Lampard hasta la sucesión de hechos que lo relegaron al 2-2.
El Chelsea hizo méritos para vencer a su adversario, tantos como errores cometió para comprometerlo o incluso perderlo en Stamford Bridge, en una secuencia ya tan repetitiva que cada vez pone más en el foco a su técnico. No hay reacción. Los resultados son un peso asumible en la actualidad cuando todo está perdido, pero no lo serán más allá: desde que retomó el mando, la leyenda 'blue' sólo ha ganado uno de sus ocho compromisos. Es undécimo en la clasificación. Y todo es susceptible de empeorar.
En su situación, un punto no es nada. Sí lo es para el Nottingham Forest, que frenó con ocho derrotas consecutivas como visitante entre todas las competiciones y salvó finalmente un punto que, a estas alturas, tiene su valor en la apretada pugna por esquivar el descenso. A falta de dos encuentros, el ilustre campeón de Europa sigue en peligro. Tiene tres puntos de renta a falta de dos duelos. A Everton y Leicester, por detrás suya, le quedan tres choques.
De principio, Lampard tomó una decisión fallida. Suya fue la determinación de reponer a Edouard Mendy en la portería titular del Chelsea, "una oportunidad" por su rendimiento en los entrenamientos, igual que lo fue relegar al banquillo, quizá de manera simplemente puntual, a Kepa. El 0-1 señaló al técnico.
De baja hasta el pasado abril, Mendy no jugaba un partido oficial desde el Mundial 2022. Desde la derrota de Senegal contra Inglaterra en los octavos de final. El pasado 4 de diciembre. Este sábado reapareció en la portería del Chelsea. Un desatino visible en el primer gol en el minuto 12, en un centro de Lodi que transformó Awoniyi en el 0-1.
El delantero del Forest demostró mucha más fe y contundencia que cualquiera de los dos centrales que lo rodeaban (Thiago Silva y Badiashile), casi tan retratados en la acción como quedó Mendy. Su salida fue un despropósito. Tardía, imprecisa, inoportuna. A Awoniyi le bastó con golpear de cualquier forma el balón con la cabeza para contradecir la elección de este sábado de Lampard para la portería.
Realmente, no es sólo eso. Si juega Kepa o Mendy. El Chelsea es un equipo incomprensible. En una contradicción constante. Cuando recibió el 0-1, él había manejado el 85 por ciento de la posesión por el 15 de su rival. No había tirado a portería. Y había recibido un gol. Cuando fue capaz de levantar el marcador adverso, con un 'doblete' de Sterling en el inicio del segundo tiempo, concedió el 2-2 casi de inmediato. Sin ninguna excusa. Sin coartada.
Hay una irracional distancia entre la presunción del nivel de sus jugadores y la realidad sobre el terreno de juego. Aún más en el marcador. El 1-3 anterior al Bournemouth fue un alivio insustancial. El empate contra el Forest lo devuelve a unas dudas irresolubles.
Por si fuera poco, el conjunto londinense perdió a Kovacic antes del descanso. Lesionado, cabizbajo, el centrocampista croata se fue al vestuario antes de tiempo, cuando más lo necesita el Chelsea, del que se salvan muy pocos. Uno es Kovavic. Otro es Enzo Fernández, cuyas cualidades sobresalen por más que el ecosistema sea inhóspito a su alrededor.
Joao Félix, en cambio, sufre en la intrascendencia. Repuesto en la titularidad cuatro encuentros después, adelantado a la posición de delantero centro, como la figura más avanzada de todas en el Chelsea, mantiene su apariencia. Todo parece más de lo que es cuando el balón lo encuentra dentro de su intermitencia que ya era habitual en el Atlético de Madrid. Un cabezazo suyo pareció mucho más de lo que fue. Lo atrapó Keylor Navas.
Cierto que fue la única ocasión en todo el primer tiempo del equipo londinense, tanto como que se espera mucho más del atacante portugués, reencontrado con el gol hace una semana, por debajo de las expectativas también lejos de la sombra de Diego Simeone y con un futuro tan incierto como su fútbol, difuminado en sus propias debilidades y nervios. En un momento dado, dio un pelotazo a Ryan Yates en el suelo sin venir a cuento. Es expresivo.
Insistió e insistió Joao Félix, sin suerte. No le sale apenas nada. Hasta recibió una amonestación por la supuesta simulación de una falta. Antes, conectó un buen disparo. En el minuto 73 fue reemplazado por Kai Havertz, ya con 2-2 en el marcador.
Tampoco había funcionado Sterling, hasta que la irrupción por la banda derecha de Chalobah habilitó la segunda ocasión y el 1-1 del Chelsea. Entre el pase y el remate del delantero hubo dos rebotes rivales. Entre el tiro con la derecha, dentro del área, tras el pase atrás de su compañero, y la red aún hubo otro rechace más. El empate. En el minuto 50.
Un impulso para el Chelsea y para Sterling, que provocó la remontada parcial al borde de la hora, con una acción y una definición individual facilitada por Felipe. Se fue tan pronto al suelo, innecesariamente, que todo fue más sencillo para el atacante local: se acomodó hacia la derecha y la cruzó fuera del alcance de Keylor Navas.
Pero es todo tan impropio en el equipo de londinense que, en tres minutos, recibió el 2-2. Lo marcó de cabeza Awoniyi. La ofensiva final del Chelsea ya no cambió nada. La próxima jornada lo espera el Manchester City.