VALÈNCIA. El Valencia se enfrenta en esta inmediata jornada de Liga ante un trabajador y animoso Cádiz que tiene a su entrenador, Álvaro Cervera, como un auténtico valor añadido. El Cádiz, con una plantilla justita y un presupuesto ajustado, recibe al Valencia en un duelo realmente interesante, pero hoy en día, para este artículo, nos centramos más en los inicios futboleros de un tipo como Álvaro y que es lo que sucedió en su día cuando firmó por el Valencia.
Álvaro, como futbolista, estaba de moda ese antiguo verano y su nombre iba siempre emparejado con el del Real Madrid, equipo sobre el que se especulaba que iba a ser su próximo destino. Lo curioso del tema es que un día Álvaro Cervera y Serra Ferrer se presentaron en las oficinas del Valencia que presidía Arturo Tuzón, para estampar su firma como inminente fichaje del Valencia.
Se avanzaron las negociaciones, todo parecía llegar a un final feliz para un Valencia que estaba marcando contra todo pronóstico un golazo a la dirección deportiva del Real Madrid y casi en un visto y no visto se organizó una comida en el restaurante Aragón 58 para concretar ese fichaje y hablar de su futuro valencianista con una sonrisa dibujada en el rostro de todos los dirigentes del Valencia.
El jede de los servicios médicos del Valencia era el prestigioso doctor Carlos Sánchez Marchori que acudió puntualmente a la comida en el citado restaurante y ante la sorpresa de todos los cuadros directivos informó de viva voz que él no iba a firmar el visto bueno físico de Álvaro.
Cuando Sánchez Marchori dijo que de momento el no firmaba el fichaje de Álvaro también comentó que no estaba en absoluto en contra de su fichaje ni nada parecido, pero si argumentó que Álvaro tenía en un hueso de la pierna como una especie de venda acoplada que impedía al entonces jefe de los servicios médicos del Valencia dar el ok para su inminente fichaje por el club de Mestalla.
La situación fue algo alucinante. El Valencia estaba encantado con este presunto fichaje y el no visto bueno de los servicios médicos del club valencianista frenaban en toda regla una operación que parecía que iba a ser realmente notable para el cuadro presidido por Arturo Tusón.
La comida se convirtió en un escenario dantesco. Nadie en el Valencia sabía muy bien que hacer y el cuadro directivo de Arturo Tuzón daba la impresión de estar perdiendo los papeles en ese instante. Marchori se negó a firmar su visto bueno y el cuadro presidido por Tuzón tuvo que tomar una decisión complicada y difícil.
Al fin Tuzón tomó una decisión que era realmente sorprendente, pero a la vez significaba dar un empujón público y notorio a la gestión del Valencia por aquel entonces. Álvaro firmó por el Valencia y la nota pública de su fichaje se hizo en el despecho profesional de Juan Martín Queralt...ya que era fin de semana y las oficinas, sorprendentemente, quedaban en esa época cerradas durante un fin de semana completo. Álvaro, en suma, fichó por el Valencia siendo en los tiempos modernos el único fichaje del fútbol español que no estaba avalado por los servicios médicos del club de Mestalla. Cuando se lesionó fue operado de urgencia y en esa operación sí se analizó esa venda rara que tenía en el hueso de su pierna y recibió internamente el ok de Sánchez Marchori.