Decían que era un experimento, pero Alemania se alzó el domingo con la Copa Confederaciones en un torneo en el que estaban los campeones de Europa y América: Portugal y Chile
VALENCIA. Decían que era un experimento, pero Alemania se alzó el domingo con la Copa Confederaciones en un torneo en el que estaban los campeones de Europa y América: Portugal y Chile.
"Quería poner a prueba la capacidad de resistencia de mis jugadores", dijo Joachim Löw, el seleccionador alemán, después de no hacer ni un solo cambio durante uno de los partidos del torneo.
Löw habla de la selección como si fuera un piloto de pruebas, un simulador o una probeta en un laboratorio. En ese caso, el experimento ha sido todo un éxito.
"El objetivo era tener alternativas y que los jugadores siguieran creciendo. Ese era nuestro principal objetivo y lo hemos conseguido", señaló el domingo tras derrotar a Chile en la final (1-0).
Mientras Portugal trajo a Cristiano Ronaldo y Chile a Alexis Sánchez y Arturo Vidal, que habían tenido agotadoras temporadas en sus equipos, Löw optó por un equipo experimental y sin estrellas.
El técnico de la "maanschaft" explicó en vísperas del torneo que no quería repetir los mismos errores que España, que acudió al Mundial de Brasil con los mismos jugadores que habían ganado tres torneos de naciones seguidos.
Por eso, dio permiso a Hummels, Ozil, Kroos, Khedira y Muller para irse de vacaciones, a los que se sumó Neuer, que estaba lesionado.
En su lugar convocó a futbolistas de menos de 26 años, con la excepción de Wagner, que solo jugó los dos primeros partidos, y Stindl, que a sus 28 años fue el segundo máximo goleador del torneo con tres goles.
Ter Stegen, el portero del Barcelona; Mustafi, central del Arsenal; Héctor, el zurdo del Colonia, y Rudy, el todoterreno del Hoffenheim, eran los teóricos veteranos del equipo.
El capitán fue un hombre de 23 años, Julian Draxler, que milita en el PSG a las órdenes de Unai Emery y que fue declarado mejor jugador de la Copa Confederaciones.
Con todo, el jugador más destacado ha sido unánimemente León Goretzka, el futbolista del Schalke 04 que muchos comparan ya con Lothar Mathaus tras marcar ocho goles en la Bundesliga y otros tres en la Copa Confederaciones.
Sus veloces incursiones desde la segunda línea, su frialdad al encarar a los porteros y su zancada de corredor de fondo le han convertido en el jugador más apetecible del torneo.
Mientras, el más adelantado de su equipo en semifinales y final fue Timo Werner (Leipzig), quien a sus 21 años fue el jugador revelación de la pasada temporada en la Bundesliga.
Werner puede solucionar los crónicos problemas del equipo alemán para tener un delantero en condiciones, que no sea un mero rematador de más de 1,90.
En los primeros partidos también lució el interior derecho del Bayer Leverkusen, Julian Brandt, que acaba de cumplir 21 años y que apunta al Bayern Múnich.
Kimmich, el todoterreno del Bayern, también parece un futuro fijo en el once inicial de la "mannschaft", sin olvidar a Emre Can, centrocampista que está a las órdenes de Jurgen Klopp en el Liverpool.
Además, en defensa están Ruediger, el central de la Roma; Ginter, del Borussia Dortmund; y Suele, del Hoffenheim.
También debería haber sido de la partida Leroy Sané, el zurdo del Manchester City de Pep Guardiola, pero se perdió la Copa Confederaciones por lesión.
Algunos periodista alemanes se preguntan ahora si estos futbolistas no son mejores que los que fallaron en la pasada Eurocopa de Francia tras ganar brillantemente el Mundial de Brasil.
Löw lo dejó bien claro durante el torneo. Tres, cuatro o cinco jugadores de este equipo integrarán la escuadra que intentará reeditar el título mundial en 2018.
"Esto no garantiza nada de cara al Mundial de 2018", dijo sobre la victoria en la Copa Confederaciones ante Chile y en el Europeo sub-21 ante España.
Pero lo que sí es seguro es que el fútbol alemán tiene un brillante futuro y que Alemania es candidata a repetir lo que hizo Brasil en 1958 y 1962, es decir, ganar la Copa Mundial dos veces seguidas.