VALÈNCIA.
El base español Rodrigo San Miguel ha anunciado su retirada deportiva a los 38 años después de 21 temporadas en la élite del baloncesto, una decisión "meditada" que pone fin a "un viaje precioso", el de "la etapa más bonita" de su vida, y ha asegurado que seguirá ligado al deporte.
"A principios de agosto de 2002 comenzó un viaje al que hoy, 14 de agosto de 2023, pongo punto final. Ha sido un viaje precioso. Un viaje que se ha alargado 21 años y que miro hoy con nostalgia porque ha sido mucho mejor de lo que pude soñar cuando era tan sólo un niño que tenía la ilusión por convertirse en jugador de baloncesto", señaló en una carta publicada en sus redes sociales.
El zaragozano, que la pasada temporada jugó en LEB Oro en las filas del San Pablo Burgos, inició su carrera profesional en el Basket Zaragoza 2002, ahora Casademont Zaragoza, en 2003, antes de fichar por el CB Valladolid. En el cuadro pucelano pasó cuatro años, con cesiones al CB Pozuelo y al Plasencia-Galco incluidas, y con el descenso del equipo en 2008 cambió de aires y se marchó al Bàsquet Manresa.
En 2011, llegó al Valencia Basket, en el que fue subcampeón de la Eurocup (2012) y subcampeón de la Copa del Rey (2013). Tras ello, pasó por el CB Murcia y por el Iberostar Tenerife, con el que consiguió sus mayores éxitos: la Basketball Champions League (2017) y la Copa Intercontinental (2017).
Regresó al Casademont Zaragoza y jugó tres temporadas más antes de poner fin a su trayectoria en el San Pablo Burgos. Además, se estrenó con la selección española de baloncesto en los partidos clasificatorios para el Mundial 2019, en el que España se proclamó campeona.
Ahora se despide tras "21 temporadas llenas de emociones, de victorias y derrotas, de objetivos alcanzados y por supuesto de desilusiones, pero sobre todo de desarrollo personal". "Empecé siendo un niño que entraba en un mundo profesional en el que tenía que aprender todo. Hoy, echo la mirada atrás, y aún sin la perspectiva suficiente, me siento orgulloso y satisfecho del trabajo que he realizado durante tantos años", subrayó.
En este sentido, reconoció que siempre ha tratado de ser "una persona honesta" e implicarse "en cada proyecto". "Afortunadamente he conseguido muchas cosas durante estos años, muchas más de las que hubiera soñado aquel verano de 2002, pero si de algo me siento enormemente orgulloso, es de que mis hijos Rodrigo y Daniela hayan podido ver a su papá encima de una cancha de baloncesto disfrutando y dando siempre el cien por cien por su pasión", afirmó.
El base aragonés se mostró también "enormemente afortunado de la vida" que ha vivido y ha agradecido el apoyo a todos los profesionales con los que ha trabajado, a las distintas aficiones y a la familia. "Gracias a mis padres y mi hermana por ser el refugio en los momentos delicados. Por abrazarme siempre incondicionalmente y por ceder en muchos momentos por mi bienestar personal. Gracias por inculcarme unos valores de los que me siento orgulloso y que son el mayor legado que unos padres pueden transmitir", apuntó, con un mensaje especial a su pareja. "Gracias, Marta, por empujarme cada día a ser mejor jugador, a no conformarme, a querer siempre un poquito más, pero, sobre todo, a que viera esta profesión como el mayor regalo que un niño que sueña con balones puede tener", señaló.
"No os voy a mentir. El asumir que no voy a volver a pisar una cancha de baloncesto aún me cuesta. Llevo ya unas semanas dándole vueltas a esta decisión, y probablemente retrasando estas palabras aun sabiendo que es inevitable, pero la vida son etapas, y sé que es el momento de cerrar la que probablemente vaya a ser la etapa más bonita de mi vida. Es una decisión meditada y estoy convencido que es necesario hacerlo ahora para seguir creciendo a nivel personal y profesional. Pronto mi vida va a cambiar, pero, afortunadamente, y como no podía ser de otro modo, seguirá unida al baloncesto", finalizó.
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