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opinión pd / OPINIÓN

El gran milagro

1/06/2021 - 

VALÈNCIA. No sé en qué medida lo que está pasando ahora en el Valencia CF no es tropezar con la misma piedra: es decir, este consagrarse a la pericia de un técnico para encubrir una (des)planificación deportiva y una falta de idea a la hora de confeccionar una plantilla competitiva por parte de los que aún andan por aquí, a pesar de los cientos de amagos de marcharse.

La cuestión es que todos volvemos a coger aire, esperanzados por la posibilidad de que el carácter ganador, férreo e hipnótico de José Bordalás nos dé todo aquello que ya hemos perdido. Pero hay otro error de base en las creencias: uno piensa que tras una crisis todo vuelve a su estado anterior. Esto nunca es así: las crisis no nos devuelven a estados previos, sino que nos lanzan a nuevas situaciones, a un orden distinto, provocado, precisamente, por ese “tocar fondo”. El cómo te recuperes tú ante esa debilidad es lo que te llevará a un bando o a otro: incluso, pensemos, los ricos (no los nuevos ricos) se hacen más ricos aún, porque saben sacar rédito al desastre y tienen medios para ello; los pobres, en cambio, son más pobres, porque ese nuevo orden, esa estructura destruida, estaba alterando el sistema de tal manera que podían igualar las fuerzas y eso no lo puede permitir el sistema. Ahí está el problema: con la crisis hemos podido constatar la auténtica pobreza del Valencia CF y de cómo los Atlético de Madrid, Villarreal o Sevilla van a seguir marcando más y más distancia, ya que Barcelona y Madrid, a pesar de sus proyectos megalómanos frustados, seguirán siendo los ricos del barrio. La crisis ha tomado una decisión segregadora y tú, Valencia CF, estás en el lado pobre del cuadro. ¿Y a quién te encomiendas para salir de ahí? A un técnico que obre el milagro de los panes y de los peces, del muerto resucitado, del ciego de nacimiento, de la resurrección y cualquier otro que las creencias de cada cual nos hayan ya puesto en aviso. Pero puestos a pedir milagros, creo que buena parte del valencianismo se queda con ese del endemoniado, a quien le extirpan de su interior a una “legión” de demonios que, a su vez, son condenados a entrar en los cuerpos de una piara de cerdos que, enloquecidos, se lanzan barranco abajo, suicidándose mientras gritan desgarradoramente. Hablo de la mala suerte, claro, no de Meriton Holdings y el deseo de todo el mundo de que se marchen de una vez.

Cierto es que Bordalás impregna su magnetismo personal y me extraña que no sepa muy bien a dónde viene y bajo qué condiciones. Pienso que aquí hay algo más que voluntad profesional: quizá devoción interior por entrenar a un club como el Valencia CF, siendo él mismo valenciano. No sé si esto le dará para atrapar al valencianismo en su convencimiento y a la plantilla en su rendimiento. Ojalá que sí y que cada semana podamos venir hasta aquí y hablar de fútbol de verdad, no de ese del que hablan los jeques, lo mafiosos, los empresarios y demás mientras comen y beben (agua con gas) en cualquier encuentro de esos que le gustan tanto al máximo accionista del club.

Viendo un poco por dónde va a ir derivando todo casi lo único que pido a los gestores del Valencia CF es que se pongan allá donde menos molesten, pues el hecho de que le salga bien a Bordalás será muy bueno para todos y todas y solo la estulticia (contrastada ya) de quienes sienten envidia por quienes consiguen liderar proyectos ganadores en este club, puede acabar tirando por el barranco todo lo conseguido, porque se les despiertan los demonios interiores y oye voces. Bordalás viene preparado a la guerra, pero contra los rivales no contra el club y cabe ayudarle, darle apoyo, comprensión y reforzar su mentalidad ganadora a fuerza de exigir aquello que esta plantilla pueda dar realmente. A Gracia se le dio todo esto, excepto lo último. Y así nos fue. El éxito del nuevo técnico será un arma de doble filo, lo sabemos, pero es que es mejor que gane, porque yo ya no puedo más con tanta derrota: acabamos de tocar fondo, la crisis ya nos ha hecho estragos y estamos al otro lado de los vencedores. Ya lo sabemos: ahora, exigencia, imaginación y acierto es lo único que podrá hacernos avanzar en el buen camino. Todo lo demás nos sobra, al Valencia CF, a los valencianistas, a la plantilla y a su cuerpo técnico y ya sabemos que eso mismo es lo que hará Meriton Holdings: hacerse fuerte en lo prescindible. Lo sabemos, sí, pero esperemos el milagro de que molesten poco: que la miseria que deben gestionar sea solo económica y no tanto humana ni futbolística. Ahí estará el secreto. Ahora mismo, todas y todos esperamos con especial ilusión ver cómo Bordalás le dice al muerto: “¡Levántate y anda!”. Las zancadillas, los pisotones, los empujones y otras incomodidades ya vendrán, ya ¿o es que Bordalás se piensa que no le van a atacar con ahínco cuando su equipo comience a tocar la cara de los más grandes? Sí, de eso se trata: de sacar de quicio a los rivales y dejar sin argumentos a los enemigos. Ojalá Meriton no sea ni una cosa ni la otra, sino un auténtico aliado, de una vez por todas. Si esto ocurre, entonces, ahora sí, se habrá obrado el gran milagro.

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