VALÈNCIA. Hay que bucear entre la bruma de desencanto que Meriton ha expandido en el Valencia para encontrar aspectos positivos que escapen a la nefasta gestión de la propiedad singapurense. Uno de ellos es la temporada del Juvenil A. El División de Honor que dirige Miguel Ángel Angulo, el único jugador de la etapa del doblete que trabaja en un club que, además de todo, prescinde o ignora a sus jugadores emblemáticos, manteniéndolos apartados de todo lo que supone el club o la ciudad deportiva de Paterna.
El once de los chicos de Angulo constituye un foco de ilusión en el entorno viciado de Meriton, que se ha llevado por delante al primer equipo, al VCF Mestalla y ha perjudicado a los dos equipos femeninos de élite del club. Situado en el tercer escalón del organigrama del fútbol del club, el Juvenil A ilumina Paterna.
Tras una temporada brillante, marcada por el impacto de la covid-19, que ha marcado el calendario y modificado el perfil de la liga, el equipo se encuentra disputando la segunda fase del campeonato, donde es segundo, a un punto de distancia del Villarreal. Su objetivo, que sería una hazaña, es derrocar al conjunto ‘groguet’ del liderato y, como primero de grupo, alcanzar los cuartos de final y pelear por la Copa de Campeones juvenil.
Tras la reestructuración de la categoría, el Valencia pelea por entrar en la Copa de Campeones con los 10 mejores equipos del Grupo 7, dividido en dos subgrupos. Actualmente, el Juvenil A acaba de acceder a la segunda fase de la temporada con los puntos que cosechó en la primera parte del curso y está disputando partidos contra los equipos a los que no se enfrentó en el primer tramo de la competición. El equipo comenzó el sábado 10 de abril la segunda fase arrollando al Unión Archena por 4-0, consciente de que debe hacer una segunda fase perfecta. Y el pasado sábado superó al Albacete por 1-2.
Miguel Ángel Angulo, que ha madurado como entrenador formador desde que en 2013 se hiciese cargo del Infantil B, con el que se proclamó campeón de liga, ha conseguido que la bisoñez de sus jugadores no se aprecie en competición. “Seguramente seremos de los más jóvenes de toda España. Los jugadores han respondido de forma espectacular, por encima de las expectativas”, comenta el entrenador a los medios de prensa del club. El Juvenil A no ha acusado la pérdida de piezas importantes para reforzar el Mestalla, superando el obstáculo de desprenderse de hasta seis futbolistas destinados a ser diferenciales en la categoría.
Para explicar la excelente temporada del Juvenil A hay que volver a la deficiente planificación deportiva del primer equipo, que obligó a expoliar el filial en septiembre para completar la plantilla de Javi Gracia. Esta decisión, que provocó un efecto dominó en Paterna, afectó al Juvenil, que perdió a los jugadores más brillantes de la generación 2002-2003, reclutados para nutrir al Mestalla, que se había quedado en los huesos.
Cachorros como Jesús Vázquez (lateral izquierdo de futuro), Facu (central que ha entrenado con el primer equipo este curso), Fran Pérez, Hugo González, José David Menargues o David Ruiz, llamados a filas por el Mestalla, podrían formar parte de un equipo que ha incorporado este curso al goleador veloz Bashiru y al extremo andaluz Fabio Blanco, acompañados de la progresión de jugadores interesantes como los centrales Rubén Iranzo, Iván Muñoz y Mosquera, el lateral izquierdo Izan, más los centrocampistas Javi Navarro, Pedro Alemán y Javi Guerra.
Blanco, uno de los jugadores de la generación de 2004 con mayor proyección del fútbol nacional, corre el riesgo de escaparse a otro club en un nuevo error de cálculo del presidente Anil Murthy, que tiene dificultades para gestionar una renovación. El Valencia, en precario en cuanto a talento, no puede permitirse la fuga de otro futbolista diferente como Blanco.
La gestión de Angulo, eficiente y profesional, ha superado la pérdida de jugadores puntales en la estructura así como la ausencia de otros futbolistas que entrenaban entre semana con el filial y sólo estaban con el grupo el fin de semana. Además, ha habido muchos parones forzados (hasta cinco) motivados por la covid-19, con el problema añadido de volver a la competición en cuestión de pocos días, con escaso rodaje. Un trabajo grupal complicado, que ha sido posible con “el trabajo y el esfuerzo de todos los chavales”.
Pese a las dificultades que el grupo ha tenido, este es un “equipo que supera problemas y que es muy ambicioso: no se conforma con hacer un buen trabajo durante la semana, sino que busca siempre la victoria, que al final es lo que nos gusta, ganar y sumar los tres puntos”, explica el técnico asturiano.
La covid-19 ha sido otro reto que el equipo ha sabido desbloquear. Los cachorros de Angulo han padecido hasta cinco confinamientos que los han obligado a estar en casa y aplazar numerosos partidos. Diferentes jugadores, a causa de este patrón de confinamientos y paradas, se han lesionado al volver a competir. El División de Honor ha pasado de disputar un solo un partido de competición en meses a un mes de febrero con una carga de 8 encuentros para ponerse al día. Entrenadores, preparadores físicos, nutricionistas o psicólogos han tenido que usar la tecnología para que el grupo no se desenchufara. El curso ha sido de superación y de adaptación y el resultado es un éxito, independientemente de lo que suceda en esta fase de la competición.
Miguel Ángel Angulo ya dirigió al equipo durante la fase de grupos de la Youth League 2015-16, aquella que finalizó de forma abrupta y polémica en una tanda de penaltis con el Chelsea en la que el árbitro no apreció que el lanzamiento de Alberto Gil, escupido por el hierro del interior de la portería, había entrado. Al División de Honor del asturiano con balón le gusta ser muy vertical y profundo, pero no desprecia posesiones largas y tener el control de juego mediante el balón. Cuando no puede progresar de manera directa, busca que el equipo ataque en progresión mediante pases cortos-medios, con envío en largo como alternativa. Sin balón, su equipo es atrevido y muy presionante; defiende hacia adelante a base de muchas ayudas y coberturas.